No la veas como un signo de debilidad o fracaso espiritual.
Se necesita mucho valor para dudar;
para continuar buscando
cuando todos a tu alrededor gritan certeza;
para mantenerte curioso
cuando todos a tu alrededor
aseguran saber.
Mantente cerca de tu duda.
Es el portal hacia el no saber, y el misterio,
y la humildad más profunda.
Tu duda te mantiene abierto, y fascinado,
y en última instancia, te salva
del dolor de tener la razón,
de la vergüenza de estar equivocado,
y de la arrogancia de saltar a conclusiones prematuras.
La duda es pura vitalidad.
Palpita con la vida.
Más allá de los bordes de la mente,
Más allá de los límites del bien y el mal,
Se encuentra este
indudable corazón.