lunes, 2 de agosto de 2021

PERTURBACIÓN Y ESPIRITUALIDAD


Presta atención: "Algo te ha perturbado." ¿Has oído esa expresión: "Algo te ha 
perturbado"? Así se dice en inglés, ¡así se dice en todos los idiomas! "Algo me perturba." ¡Nada te perturba! La manera precisa de hablar sería: "Me perturbo a mí mismo cuando algo sucede." Pero, ¿quién habla así?

-¡Entonces tú me perturbas!

- No, no, no. Mi comportamiento hizo que te perturbaras a ti mismo.

¡Oh, odiamos decir eso!, ¿verdad? Nos gusta decir que el mundo es responsable, que la gente, la vida o Dios son responsables.

-¡Tú lo has hecho!, no la programación.

¿Tienes alguna idea de lo que significaría que realmente comprendieras esto? Estarías por encima de todo, habrías alcanzado el summum de la "espiritualidad" . Esta palabra significa no estar más a merced de suceso, persona o cosa alguna. Pero, ¡atención!, no dije que no haya que amar a las personas; dije que no hay que estar más a su merced. Si comprendieras que tú eres el autor y el responsable de tu propia perturbación, no estarías ya a merced de suceso, persona o cosa alguna. En otras palabras, suceda lo que suceda, ya no te perturbarías.

Quizás hayas pasado años estudiando espiritualidad, escribiendo, leyendo y tomando cursos sobre ella... Pero, ¿estás perturbado todavía? ¿Aún te perturbas en algunas ocasiones? Sí, lo haces. ¿Para qué te sirven, pues, todos tus estudios? La vida pasa a tu lado mientras estás sentado en esa sala de conciertos, incapaz de disfrutar de la música, incapaz de cerrar el automóvil, atrapado en la disyuntiva. Bien, veamos si podemos aclarar esto presentando ejemplos concretos.

Si alguien muere y estoy perturbado, ¿qué me perturba? ¿La muerte de esta persona?

No. Si estoy perturbado por eso es porque he sido programado para estar perturbado cuando alguien muere. Tómate tu tiempo para pensar eso, que va en contra de todo lo que tu cultura y la mía nos han enseñado. Nos han enseñado a perturbarnos cuando perdemos a alguien. Hemos sido adiestrados para perturbarnos cuando alguien nos rechaza, nos desaprueba, nos abandona, se nos muere. Hemos sido adiestrados para depender emocionalmente de los demás, para no ser capaces de vivir emocionalmente sin ellos. Así, pues, estoy perturbado, naturalmente, porque alguien a quien yo estaba apegado ha muerto.

¿Es la muerte la que me perturba? ¡No!

He sido adiestrado para perturbarme cuando esto suceda. Esto suena casi blasfemo.

¡Es terrible! Medítalo. Consideremos otro ejemplo.

Si veo en la calle a alguien que no tiene para comer, parece ineludible perturbarme.

Analizaré esto lentamente. Veo a alguien en la calle que no tiene para comer... ¿Es eso un mal? ¿Qué crees? ¿Sí o no? ¡Sí, evidentemente! ¿Debería yo hacer algo al respecto, en la medida de mis posibilidades?

¿Sí o no? Sí. Ahora bien, ¿necesito perturbarme para lanzarme a la acción y hacer algo al respecto?



Extracto del libro:
Redescubrir la vida
Anthony de Mello
Fotografías tomadas de Internet