En la cultura occidental se nos educa para saber lo que vendrá a continuación y para intentar conformarlo en función de nuestros deseos.
Por eso hay tanto sufrimiento, porque tratamos de forzar la vida para que encaje con un concepto particular. Después buscamos a quien esté de acuerdo con ese concepto y luchamos contra quien esté en desacuerdo con él. Pero aunque salgamos victoriosos de nuestra lucha, nos sentimos insatisfechos, sin plenitud.
"Esperar y ver" no significa necesariamente que te quedes sentado en el sofá y no te muevas más ni tampoco que te levantes del sofá y te muevas.
Es mucho más profundo que eso. Una vida activa puede ser vivida en actitud vigilante, y también una vida inactiva puede ser vivida de la misma manera.
Habrá muchas comprensiones. Habrá muchas revelaciones y experiencias cada vez más profundas. Y, en medio de todo ello, mantente vigilante a lo que no se ha movido, a lo que siempre ha sido pleno, radiante e impoluto. Las comprensiones serán aún más profundas. Disfrútalas cuando vengan, diles adiós al pasar y mantente vigilante a lo que no se ha movido, a lo que no se ha desvanecido en la experiencia de pérdida, a lo que no ha aumentado con la experiencia de ganancia.
Sé vigilancia. La alegría más profunda de la experiencia humana es mantenerse vigilante. No es una tarea. Es pura dicha. Una dicha que se mantiene despierta y vigilante a lo que nunca se mueve, a lo que siempre está presente. Sé eso. Entonces verás esta entidad de tu vida actual desplegarse exquisitamente, como se abre una flor. Cuando empiece a morir, morirá con elegancia, como muere una flor. No tienes que sumergirla en cera a fin de conservarla para siempre. La muerte no es el enemigo. El miedo a la muerte es el adversario. Es el resultado de haberte identificado erróneamente como una entidad particular. Tu verdadera identificación es el cielo del Ser.
Extracto del libro:
Libertad y resolución
Gangaji
Imágenes tomadas de internet