sábado, 4 de diciembre de 2021

¿CÓMO Y POR QUÉ OLVIDAMOS?


CAPÍTULO 18
CÓMO Y POR QUÉ OLVIDAMOS

Cuanto más nos hacemos, más capaces somos de hacernos; y cuanto más capaces somos de hacernos, más nos hacemos. Si no fuera así, la vida llegaría a su fin último y lógico, pues cesaría el crecimiento; y, cuando cesa el crecimiento, se detiene la vida, pues el proceso de la vida es el crecimiento mismo.

La Vida se hará siempre una versión más amplia de sí misma. Y cuando se descubra, se conozca y se viva la versión más amplia de sí misma, la Vida inventará una versión más amplia todavía. Pues la Vida no tiene intención de terminar. Dios no tiene intención de no ser Dios. No podría aunque quisiera. Lo único que no puede hacer Dios es No Ser.

Ésta es una cosa que tú tampoco puedes hacer. Pero sí que puedes hacer una cosa bastante fuera de lo común. Puedes olvidarte de quién eres. Y la verdad es que lo harás, para poder vivir Quien Eres otra vez. Para vivir que eres Divino.

¿Por qué es necesario el olvido? En realidad, es muy sencillo. Dios es el Creador. Esto significa que tú eres el Creador. Pero para que te vivieras a ti mismo como Creador, tendrías que crear algo, y ya se ha creado todo lo creable. Todo lo que fue, es y será, es ahora.

El tiempo es una invención de Dios que te permite ver de una en una todas las cosas creadas.

Para que te vivieras a ti mismo «creando» algo, sería necesario que no pudieras verlo todo a la vez. Para eso se inventó el tiempo. Como en cualquier «punto» dado del «tiempo» no puedes verlo todo a la vez, no puedes saber que todo ha sido creado ya.

... a no ser que recuerdes que es así, claro está. Aquí es donde interviene el olvido.

El tiempo produce la posibilidad de la memoria. (En el lugar sin-tiempo, la «memoria» sería imposible e inútil, pues todo se percibe a la vez, aquí mismo, ahora mismo.)

La memoria, como el tiempo, es limitada. La eternidad no lo es. Como tanto la memoria como el tiempo están limitados, y como lo limitado no puede contener a lo ilimitado, la memoria humana no puede contener el conocimiento de todas las cosas que se han creado en todos los aquis y ahoras de la eternidad.

La memoria se limita al «entonces» y al «allí», mientras que el Aquí y el Ahora no tiene límites, sino que se extiende para siempre, a lo largo de la eternidad y del infinito. Observarás que, hasta en tu propia vivencia terrenal, siempre es Aquí y Ahora. iNo existe ningún otro tiempo que puedas vivir!.

¿Me sigues? Sigúeme con atención. No me pierdas de vista.

Resulta que la Divinidad es una Vivencia de Una Sola Vez.

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Dios quiere vivirse a sí mismo siempre. De hecho, para siempre jamás, por los siglos de los siglos. Y por eso Dios te inventó a ti.

Tú, y el tiempo, y todo lo que hay en la vida, sois herramientas de Dios, que servís para que Dios pueda vivirse a sí mismo sin fin. Gracias a los recursos del tiempo y de la memoria, que permiten la posibilidad del olvido, eres capaz de vivir de nuevo la experiencia de crear. Este acto de recreación es la Gran Alegría de Dios. Por eso se llama «recreación».

Cuando tú, como ser humano, «creas» algo de la nada (y así es como se ha creado todo, claro está, pues todo lo que ha sido creado por los seres humanos empezó siendo una simple idea en la mente de alguien), lo único que estás haciendo en realidad es «recordar» que ya existe.

Todas las cosas existen ya. Todos los efectos, todas las circunstancias, todas las consecuencias... todas las vivencias y manifestaciones de la vida que se pueden concebir, han sucedido ya, y existen ahora en el Espacio Atemporal.

Reposan en paz en todos los dondes/cuandos de la eternidad (por servirnos de la expresión memorable de Robert Heinlein).

Cuando utilizas la Energía de Atracción, lo que estás haciendo es magnetizar y hacer salir del Campo de las Posibilidades Infinitas la vivencia y la manifestación de la vida que eliges aquí mismo, ahora mismo.

Con esto, vuelves a vivir la experiencia de ser creador. Y puedes «crear» (hacer salir) prácticamente cualquier cosa que elijas. Lo único que tienes que saber es cómo «se elige».



Del libro:
Dios es felicidad
Convierte tu vida en una experiencia extraordinaria
Neale Donald Walsh
Foto tomada de internet