lunes, 20 de diciembre de 2021

RAMAN MAHARSHI


Raman Maharshi fue un místico de la calidad más elevada, pero un maestro de la calidad más baja. Y tienes que entender que ser un místico es una cosa y ser un maestro es totalmente diferente.

De mil místicos, quizás uno es un maestro. Novecientos noventa y nueve deciden permanecer en silencio, viendo la dificultad que cualquier cosa que ellos han comprendido es imposible comunicarla de cualquier manera posible a otros, y que no sólo es difícil de comunicarla; se presta también a ser mal interpretada.

Naturalmente, uno que ha llegado a la última cima de la consciencia decidirá probablemente ya no preocuparse por el mundo. Ha sufrido durante centenares de vidas viviendo con esta gente miserable, sumido en todo tipo de equivocaciones, a tientas en la oscuridad sin hallar nada. Y estas personas ciegas que nunca han visto la luz creen que ellos saben qué es la luz.

Desde la antigüedad, un filósofo se ha definido como un hombre que es ciego, en una casa que está completamente oscuras y en busca de un gato negro que no está allí. Y la búsqueda sigue.

Después de una larga jornada, larga, tediosa, alguien ha alcanzado la cumbre de la relajación; por primera vez está a gusto con la existencia, y decide no involucrarse con las personas ciegas, personas prejuiciadas, personas sordas que van a entenderlo mal, que van a interpretarlo mal, que van a crucificarlo, que van a envenenarlo, que van a hacer todas las estupideces posibles en su contra. ¿Por qué molestarse?

No puedes culpar a esos novecientos noventa y nueve místicos que deciden permanecer callados. No es su responsabilidad, no es su compromiso. No deben nada al mundo; ¿por qué deben entrar innecesariamente en el enredo, en el manicomio, que es el mundo?

Raman Maharshi permaneció en su cueva en las montañas de Arunachala su vida entera, indiferente con el mundo. Estaba absolutamente cansado de él. Naturalmente, nadie estaba contra él.

Él nunca dijo algo contra ninguna superstición, contra ninguna creencia que esté basada en mentiras. Él nunca criticó a ninguna religión, a ninguna política. Él no era un revolucionario. Él no estaba interesado en transformar a los seres humanos y crear una sociedad mejor. Él no estaba interesado en compartir ni tan solo una pizca de su experiencia.

Él era como un pozo -si estás sediento, tendrás que encontrar la manera, tendrás que encontrar un cubo, tendrás que encontrar una soga, tendrás que alcanzar el agua. El agua no está interesada en ti o en tu sed.

Naturalmente no hay nadie que criticará a Raman Maharshi. Él vivió silenciosamente, apaciblemente, no contra intereses creados sin proponer en forma alguna a un nuevo hombre, a una nueva humanidad. Él está realizado y contento; él terminó con el mundo.



FUENTE: OSHO: ‘Sobre Zorba el Budha’, tomado de ‘Sermones sobre las Piedras’, Capítulo 1, de la dirección internet www.oshogulaab.com/