Kabir envió a su hijo al campo cierto día. Las vacas de Kabir no tenían de qué comer, así que envía a su hijo al campo a cortar un poco de hierba. El hijo se va y no vuelve. Llega la tarde y llega la noche y Kabir aguarda y las vacas están hambrientas. ¿Dónde se ha ido su hijo? Entonces Kabir decide ir a buscarle.
El hijo está en un campo de hierba. El sol se está poniendo, el viento sopla, la hierba ondula como las olas, y el hijo está ahí cimbreándose con la hierba. Todo el día se lo ha pasado así, y Kabir llega y le dice: «¿Te has vuelto loco?. ¿Qué es lo que haces?»
De repente el hijo es traído de vuelta a un mundo diferente y dice, «¡Oh! Olvidé quien soy. Me volví como la hierba. Dejé de ser! Me volví hierba! Me moví con ella, bailé con ella y olvidé el por qué había venido aquí. Dímelo ahora, ¿a qué vine?»
Kabir le dice, «¡A cortar hierba!»
Entonces su hijo se ríe y le contesta, «¿Cómo puede uno cortarse a sí mismo? Hoy no es posible. Volveré otra vez y lo probaré, pero no puedo prometerte nada porque he conocido una dimensión distinta. Un mundo diferente se ha abierto ante mí».
Kabir, desde este día, llamó a su hijo, Kamal, que significa «un milagro».
Este es el milagro! Si puedes absorberte totalmente en algo, el milagro sucede. Y esto es aplicable a todo. ¡Sé total! ¡Muévete totalmente! No te dividas. Nunca te dividas. Cualquier división es un desperdicio de energía, cualquier división es suicida. ¡No dividas! Si amas, ama totalmente, no te contengas. Si escuchas, escucha totalmente, no retengas nada.
FUENTE: OSHO: ‘La Alquimia Suprema’, Volumen 1, de la dirección internet www.oshogulaab.com