Por extraño que pueda parecer, a muchas personas les cuesta aceptar la posibilidad de tener lo que realmente quieren en la vida; esto se debe, por lo general, a ciertos sentimientos básicos de inmerecimiento adquiridos a temprana edad. Se trata de una idea arraigada en nuestro interior, que viene a decir: «Como no soy realmente muy bueno — digno de ser amado, merecedor de ello—, no merezco tener lo mejor».
Este convencimiento, por lo general, va ligado a sentimientos contradictorios que te dicen que eres perfectamente bueno y que mereces lo mejor. Pero, si observas que tienes dificultades para imaginarte en las circunstancias más maravillosas posibles o que te asaltan pensamientos como «nunca podré tener esto» o «a mí esto no podría sucederme nunca», no estaría de más que te cuestionaras la imagen que tienes de ti mismo.
La imagen que tienes de ti mismo es lo que opinas de ti mismo. Es, a menudo, compleja y polifacética. Para ponerse en contacto con los distintos aspectos de tu propia imagen, empieza por preguntarte: «¿Qué opinión tengo ahora sobre mí mismo?» varias veces al día en diferentes situaciones. Empieza a tomar conciencia del tipo de ideas o imágenes que albergas en tu mente acerca de ti mismo en diferentes momentos.
Shakti Gawain
Extracto del libro:
365 semillas de conciencia para una vida plena
Fotografías tomadas de Internet