Se cuenta una maravillosa historia acerca de un predicador que un sábado por la mañana estaba tratando de preparar un sermón en difíciles circunstancias. Su esposa había salido de compras. Era un día lluvioso, y su hijito se mostraba nervioso y aburrido porque no tenía nada que hacer. Al final, desesperado, el pastor tomó una vieja revista y empezó a hojearla hasta llegar a una ilustración brillantemente coloreada. Era un mapamundi.
Arrancó la página de la revista, la rompió en trocitos y los esparció todos por el suelo del salón al tiempo que decía: «Johnny, si puedes recomponer todo eso te daré un cuarto de dólar».
El predicador supuso que la tarea le iba a llevar a Johnny buena parte de la mañana.
Pero a los diez minutos oyó llamar con los nudillos a la puerta de su estudio. Era su hijo con el rompecabezas ya ordenado. El hombre se sorprendió de que Johnny hubiera terminado tan temprano, con los trozos de papel pulcramente colocados y el mapa del mundo recompuesto.
«Hijo, ¿cómo lo has hecho tan deprisa?», preguntó el predicador.
«Oh —contestó Johnny—, ha sido fácil. En la parte de atrás había la imagen de un hombre. He colocado un trozo de papel debajo, he compuesto la figura del hombre, he colocado un papel encima y lo he vuelto del revés. He pensado que, si la figura del hombre estaba bien, el mundo también lo estaría.»
El clérigo sonrió y le entregó a su hijo un cuarto de dólar. «También me has dado el tema del sermón de mañana —dijo—. Si un hombre está bien, el mundo estará bien.»
Esta idea encierra una gran lección. Si alguien no está satisfecho de su mundo y desea cambiarlo, tiene que empezar por sí mismo. Si estás bien, tu mundo estará bien. Si uno tiene una actitud mental positiva, los problemas de su mundo tienden a doblegarse ante él.
Napoleon Hill
Extracto del libro:
365 semillas de conciencia para una vida plena
Fotografías tomadas de Internet