Vivo en una soledad que podría ser dolorosa para un joven, pero que es una delicia en los años de madurez.
Albert Einstein
Paulo Coelho dijo que «un guerrero de la luz usa la soledad, pero no es usado por ella». Nos han enseñado que lo normal y sano es vivir en pareja, formar una familia, pasar el tiempo con amigos y colegas. Pero vivir o pasar nuestro tiempo en soledad, de forma voluntaria, puede ayudarnos a descubrir una nueva forma de felicidad en nuestro interior.
La soledad es en realidad algo natural; como dijo un pensador, «al final todos estamos solos» y esto no es malo dado que nosotros somos la mejor compañía que podemos disfrutar. No estamos hablando de convertirnos en unos ermitaños. La vida social y compartir con los demás son totalmente necesarios, pero gozar de tiempo en soledad es igual de imprescindible.
Lo que resulta primordial es comprender que se está solo únicamente porque se tienen problemas. No te sientas culpable por no tener pareja o por vivir en soledad.
Vivimos a contrarreloj, pero cuando estamos solos podemos disfrutar de nuestros propios gustos, ritmos y pensamientos. Aprende a escuchar a tu voz interior, reflexiona y medita en paz, y descubrirás que la soledad es una gran compañera.
San Juan de la Cruz dijo que la soledad es lo más maravilloso, pero para la mayoría de las personas no lo es.
Hay que aprender a apreciarla, hay que saber estar solo, para luego ser una compañía fértil para los demás.
Volviendo a H. D. Thoreau, en su libro Walden o de la vida en los bosques, este pionero americano afirmaba lo siguiente sobre la soledad: «Encuentro saludable el hallarme solo la mayor parte del tiempo. Estar en compañía, aunque sea la mejor, se convierte pronto en fuente de cansancio y disipación. Me encanta estar solo. Nunca encontré una compañía tan compañera como la soledad. Casi siempre solemos estar más solos cuando estamos entre los hombres que cuando nos quedamos en nuestras habitaciones. Un hombre que piensa o trabaja está siempre solo, se encuentre donde se encuentre. La soledad no se mide por las millas espaciales que separan a un hombre de sus semejantes».
Tomado del libro:
Einstein para despistados
Allan Percy
Fotografía de Internet