Cuando el sentimiento y la razón están equilibrados, uno es libre. En ese mismo equilibrio radica la libertad, en ese mismo equilibrio radica la tranquilidad, el silencio... de lo contrario, uno está ladeado.
Cuando la cabeza es demasiado... y en cuyo caso es muy asesina, no permite nada que no sea rentable, no le permite existir. Y ningún gozo ofrece rentabilidad, todo gozo es alegría, no tiene un objetivo. El amor es juego, carece de meta; lo mismo le sucede a la danza, y a la belleza. Todo lo que es significativo para el corazón no tiene importancia para la razón.
De manera que al principio hay que invertir mucho en el corazón, para alcanzar el equilibrio. Hay que inclinarse demasiado hacia el corazón. Hay que ir al otro extremo para alcanzar el equilibrio. Poco a poco uno se desliza hacia el centro, pero al principio hay que irse por completo al otro polo, porque la razón ha dominado en exceso.
OSHO
Día a día
Día 62