Abrázalo… siéntelo… siéntate a su lado. Deja que el árbol sienta que eres una buena persona y que no estás con ánimo de hacerle daño.
Poco a poco surge la amistad.
Y comenzarás a sentir que cuando tu llegas, la cualidad del árbol cambia de inmediato. Lo sentirás; en la corteza del árbol sentirás el movimiento de una tremenda energía cuando tú llegas.
Cuando toques el árbol, él estará tan contento como un niño… como un amado.
Cuando te sientes a su lado, sentirás muchas cosas. Y pronto te será posible sentir que si estás triste y te acercas al árbol, tu tristeza desaparecerá… tan sólo por la presencia del árbol.
Sólo entonces te será posible comprender que eres interdependiente. Puedes hacer feliz al árbol y el árbol puede hacerte feliz. La totalidad de la vida es interdependiente… a esta interdependencia, yo la llamo Dios.
Del libro:
LIBRO NARANJA
OSHO