La autenticidad es un verbo. Todo lo que es hermoso en la vida es un verbo; no es un sustantivo. La verdad, para ser sinceros, es un verbo; no es un sustantivo. El amor no es uva sustantivo; es un verbo. El amor está en amar. Es un proceso.
La autenticidad es uno de los valores más grandes de la vida. Nada se puede comparar con eso.
En la antigua terminología, a la autenticidad también se la llama verdad. La nueva terminología la llama autenticidad... que es mejor que verdad, porque cuando hablamos de la verdad, parece como si esta fuera algo, un fenómeno que está en alguna parte y que hay que encontrar. La verdad parece más un sustantivo. La autenticidad es un verbo. No es algo que os esté esperando. Tenéis que ser auténticos, solo entonces está presente. No podéis descubrirla. Tenéis que crearla continuamente siendo verdaderos. Es un proceso dinámico.
Que esto os penetre lo más hondo posible: todo lo que es hermoso en la vida es un verbo, no un sustantivo. La verdad, para ser sinceros, es un verbo. El lenguaje es falaz. El amor no es un sustantivo; es un verbo. El amor está en amar. Es un proceso.
Cuando amáis, solo entonces está ahí el amor. Cuando no amáis, ha desaparecido. Existe precisamente cuando es dinámico. La confianza es un verbo, no un sustantivo. Cuando confiáis, está ahí. La confianza significa confiar y el amor significa amar. La verdad significa ser sincero.
Del libro:
DÍA A DÍA
OSHO
Día 65