Un sufí dijo:
-Nadie puede entender al hombre hasta que comprende la relación que existe entre voracidad, obligación e imposibilidad.
-Eso -dijo su discípulo- es un acertijo que no entiendo
El Sufí advirtió:
-Nunca busques comprensión en los acertijos cuando no la puedas lograr por la experiencia.
Condujo al discípulo a una tienda del mercado cercano, donde se vendía ropa.
-Muéstrame tu mejor túnica -dijo el Sufí al tendero-, pues estoy dispuesto a gastar lo que sea.
El tendero sacó a relucir una prenda bellísima y pidió por ella muy alto precio.
-Es exactamente lo que yo quería -dijo el Sufí-, pero desearía que en el cuello tuviese algunas lentejuelas y un pequeño ribete de piel.
-Nada más fácil -aseguró el vendedor-. Precisamente tengo esa túnica en el taller de mi tienda.
Desapareció durante unos minutos y regresó después de haber agregado a la misma prenda anterior el ribete de piel y las lentejuelas.
-¿Cuánto vale esta otra túnica? -preguntó el sufí.
-Veinte veces lo que pedí por la primera -contestó el tendero.
-¡Muy bien! -dijo el Sufí-. Me llevo las dos.
Fuente
El Monasterio Mágico
Shah Idries