El hombre es una flor frágil. Cualquier piedra puede aplastarlo. Cualquier accidente, y desapareces. Una vez que entiendes esto...
Aunque sientas mucho miedo, ¿qué hacer? La noche es oscura, el camino desconocido, no hay ninguna luz que lo ilumine, nadie que te guíe, ningún mapa, entonces, ¿qué hacer? Si te gusta llorar, llora, pero eso no ayuda a nadie. Mejor aceptarlo y tantear en la oscuridad. Disfruta mientras eres. ¿Por qué perder tiempo en busca de seguridad cuando esta no es posible? Esta es la sabiduría de la inseguridad. Una vez que la entiendes, que la aceptas, quedas liberados del miedo.
Sucede siempre en el frente de guerra, cuando los soldados salen a combatir, que los domina el miedo, porque la muerte los espera. Quizá jamás regresen. Tiemblan, no pueden dormir, sufren pesadillas. Una y otra vez sueñan con que los han matado o mutilado. Pero en cuanto llegan al frente, todo el miedo se desvanece. En cuanto ven que la muerte está aconteciendo, que la gente muere, que otros soldados han muerto, que sus amigos puede que estén muertos, que las bombas caen y las balas silban... en menos de veinticuatro horas se asientan, el miedo desaparece. Lo aceptan; empiezan a jugar a las cartas mientras a su alrededor silban las balas. Beben té y lo disfrutan como nunca antes lo han disfrutado, porque puede que sea su última taza. Bromean y ríen, bailan y cantan. ¿Qué hacer? Cuando la muerte está ahí, está ahí. Eso es inseguridad. Acéptala, y entonces desaparecerá.
Extracto del libro:
DÍA A DÍA
Osho
Día 200
Osho
Día 200