Cuentan que una serpiente empezó a perseguir desesperadamente a una luciérnaga. Ésta huía rápido y con miedo de la feroz depredadora, pero la serpiente no pensaba cejar (aflojar) en su intento. Se evadió un día pero el reptil no desistía, dos noches y nada; en el tercer día, y ya sin fuerzas, la luciérnaga se detuvo y dijo a la serpiente:
—¿Puedo hacerte tres preguntas?
—No acostumbro a hacer concesiones a nadie, pero, como te voy a devorar, puedes preguntarme.
—¿Pertenezco a tu cadena alimenticia? —No.
—¿Yo te hice algún mal? —No.
—¡Porque no soporto verte brillar!
¿No es verdad que la envidia es uno de los sentimientos más frecuentes? ¿Has oído el refrán: “Se le tiran piedras sólo a los árboles que tienen frutos”? ¿De qué nos sirve la envidia? ¿Por qué la sentimos?
Extracto del libro:
La culpa es de la vaca 2a parte
Lopera y Bernal