miércoles, 29 de enero de 2014

ABRAZA TU IRA CON EL SOL DE SER CONSCIENTE


La ira es como un bebé que berrea, sufre y, llora. El bebé necesita que su madre lo abrace. Tú eres la madre del bebé, de la ira que surge en ti. En el momento que empieces a practicar el inspirar y espirar de manera consciente, tendrás la energía de una madre y podrás acunar y abrazar a tu bebé. Limítate a abrazar la ira que sientes, inspirando y espirando; no necesitas hacer nada más. Y el bebé se sentirá mejor en el acto.

Todas las plantas se alimentan del sol. Todas son sensibles a él. Cualquier vegetación que sea abrazada por el sol experimentará una transformación.

De madrugada las flores aún no se han abierto, pero cuando al amanecer sale el sol, las abraza e intenta penetrar en ellas.

La luz del sol está formada por partículas diminutas, por fotones. Los fotones van penetrando poco a poco en la flor uno tras otro hasta llenarla de ellos. En ese momento la flor no puede resistir más y ha de abrirse a la luz del sol.

Del mismo modo, todas las formaciones tanto mentales corno fisiológicas que hay en nosotros son sensibles a la energía de ser conscientes. Si la plena conciencia está ahí, abrazando tu cuerpo, éste se transformará. Si la plena conciencia está ahí, abrazando tu ira o tu desesperanza, éstas también se transformarán. Según el Buda y según nuestra experiencia, cualquier cosa que sea abrazada por la energía de la plena conciencia experimentará una transformación.

La ira que hay en ti es corno una flor. Al principio quizá no comprendas su naturaleza, o por qué ha surgido. Pero si sabes abrazarla con la energía de ser consciente, empezará a abrirse.

Para generar la energía de la plena conciencia y abrazar la ira que sientes puedes permanecer sentado, siguiendo tu respiración, o practicar la meditación caminando. Al cabo de diez o veinte minutos tu ira se habrá abierto ante ti y verás de pronto su verdadera naturaleza. Quizá haya surgido a causa de alguna percepción errónea o por falta de habilidad.

Extracto del libro:
LA IRA (El dominio del fuego interior)
Thich Nhat Hanh