sábado, 8 de marzo de 2014

NO TENGAS MIEDO


¿Cómo sería Jesús para que todos los sencillos se sintieran tan a gusto con él?. Jesús no se sentía superior a los demás porque vivía en la realidad. La señal de estar en contacto con la realidad es la sencillez.

El miedo es lo que nos lleva a quedarnos en la programación. Lo contrario al miedo es el amor. Donde existe el amor felicidad al «yo», al ego.

Ese deseo es no hay miedo alguno. Y el que no tiene miedo alguno no teme la violencia, porque él no tiene violencia alguna. Toda violencia viene del miedo y crea más violencia.

El que se enfada es que tiene miedo. Nosotros huimos de los enfados porque provocan nuestros miedos y, a la vez, nos ponen violentos. Nos asustamos de la agresividad porque despierta nuestra propia agresividad. Nos defendemos no por justicia, sino por miedos.

El místico es el que es capaz de liberarse completamente del miedo, por eso no es violento. El enemigo del amor no es el odio, sino el miedo. El odio es sólo una consecuencia del miedo. El miedo genera los deseos. Los deseos son otra consecuencia del miedo. El que nada teme está seguro y nada desea.

Hay un deseo común, que es el cumplimiento de lo que creo va a darme la apego, porque pones en él la seguridad, la certeza de tu felicidad. Es el miedo el que te hace desear agarrar con tus manos la felicidad, y ella no se deja agarrar. Ella es. Esto sólo lo descubrimos observando, bien despiertos, viendo cuando nos mueven los miedos y cuando nuestras motivaciones son reales. Si te agarras a los deseos, es señal de que hay apego.


Extracto del libro:
La Iluminación es la Espiritualidad
Anthony de Mello