Si eres consciente puedes reconocer aquello que está ahí en el momento presente, incluyendo a la persona a la que amas. Si puedes decir a la persona amada: «Cariño, sé que estás ahí, y soy muy feliz», eso demuestra que eres una persona libre.
Demuestra que eres consciente, que tienes la capacidad de valorar, de apreciar lo que está ocurriendo en el momento presente. Lo que está ocurriendo en el momento presente es la vida misma. Tú sigues estando vivo y la persona a la que amas también está ahí, viva, frente a ti.
Es muy importante que cultives en ti una plena conciencia.
Abrazas a la otra persona con esa energía. La observas con afecto y dices: «Cariño, es maravilloso que estés aquí y con vida. Me hace realmente feliz».
No sólo tú eres feliz, sino que la otra persona también lo es,
porque la has abrazado con tu plena conciencia. Cuando sabes
estar con ella de ese modo, tenéis muchas menos
probabilidades de enojaros.
Todo el mundo puede hacerlo, y no tienes que practi
carlo durante ocho meses para lograrlo. Sólo necesitas respirar
o caminar de manera consciente durante uno o dos
minutos para volver a estar aquí y ahora, para volver a estar
vivo. Después te acercas a la otra persona, la miras a los ojos,
le sonríes y le dices: «Cariño, es tan maravilloso que estés aquí
y con vida. Me hace muy feliz».
El ser consciente hace que tú y la otra persona seáis felices y
libres. Aunque ella esté atrapada en sus preocupaciones, su ira
y su olvido, con tu plena conciencia puedes salvarla a ella y a ti
mismo. La plena conciencia es la energía del Buda, la energía de
la Iluminación. El Buda está presente siempre que seas
consciente, y os está abrazando a los dos con sus amorosos
brazos.
Extracto del libro:
LA IRA (El dominio del fuego interior)
Thich Nhat Hanh