Algunas sugerencias para trabajar el desapego y nivelar el poder afectivo en la pareja.
3. NO TIENES POR QUÉ CONTARLE TODO A TU PAREJA
La verborragia amorosa genera confusión, porque, de tanto hablar, en algún momento diremos algo que no debemos y que se hace incomprensible para el otro. La comunicación compulsiva no es una virtud. Una paciente, en un ataque de sinceridad desproporcionado, le confesó a su esposo que sentía cierta atracción por el esposo de su hermana, pero que sólo era atracción y nada más. Eso fue como clavarse un cuchillo. Convirtió un pecado venial (imaginativo, juguetón, inofensivo), en uno mortal, ya que a partir de ese momento el marido cortó relaciones de por vida con su concuñado, al considerarlo altamente amenazante para la estabilidad familiar. ¿Por qué se lo dijo? Unos días antes había estado en una conferencia donde un psicólogo afirmó que una buena vida de pareja no admitía secretos, y ella lo asumió al pie de la letra. Mi opinión es que sí los hay, y muchos. En una relación afectiva inteligente, ambos saben que hay ciertos «archivos sumariales», pequeños o grandes, que no deben abrirse sin la autorización del acusado.
Cuando se trata de información individualizada, es mejor manejar cierto recato y no soltarle al otro todo lo que pensamos y sentimos a quemarropa. No hablo de infidelidad ni de traición, sino de opiniones, gustos o pequeñas fantasías que no son para compartir, que son propias e intransferibles. Hace algunos años, una de mis tías le contó a su esposo que ella vivía «enamorada» de un actor de aquella época llamado Hugo Tognazzi. Mi tío entró en pánico y comenzó a tener pesadillas con el hombre.
¿Cómo competir con semejante adversario? Mi tía lo tranquilizó con el siguiente argumento: «Enamorada, lo que se dice enamorada, no... Es como inquietud...». A saber cómo procesó esta información mi tío, pero el hecho es que la cuestión se zanjó rápidamente y todo volvió a la normalidad. Sin embargo, cuando el tema salía de vez en cuando en alguna conversación, yo percibía en ella cierta picardía que me hacía pensar que continuaba imaginariamente con su «lío» cinematográfico.
Amar no requiere dejar al descubierto cada elemento de tu personalidad, ni que tu mente funcione en conexión directa con la de tu pareja. Repito: hay cosas que son únicamente tuyas, que te pertenecen por derecho propio y forman parte de tu ser, como tus huesos y tu piel. No te sientas culpable de no contarlo todo, eso mantiene viva tu identidad, tus creencias, tus sueños, tus metas, tus dudas... tus... Anota esta premisa y tenla a mano, te mantendrá alerta: Ser uno con la persona que amas es dejar de ser tú.
Extracto del libro:
Manual Para No Morir de Amor
Walter Riso