miércoles, 30 de septiembre de 2015

LA SABIDURÍA DEL "NO"


La sabiduría del «no»

Algunos separados, más allá del malestar que esto conlleva, adquieren lo que podría llamarse la sabiduría del «no»: es posible que no posean una absoluta claridad sobre lo que esperan y quieren del amor, pero sí sobre lo que no quieren y no estarían dispuestos a tolerar por segunda vez. Después de un tiempo, cuando la vivencia del «nunca más» se instala y se hace consciente, funciona como un antivirus.

¿Qué no quisieras repetir en una nueva relación? Por ejemplo: no quiero vivir en abstinencia sexual, no quiero una persona extremadamente ahorrativa, no quiero una pareja celosa que me quite libertad; no quiero que no me respeten; no quiero alguien poco cariñoso; no quiero que se olviden de mi cumpleaños; no quiero que mi pareja sea aburrida; no quiero que me sea infiel... En fin: tus «no quiero», ordenados y sistematizados de mayor a menor, lo que no sería negociable, lo que no serías capaz de soportar de nuevo. Un mal matrimonio o una mala relación saca a flote nuestras sensibilidades más profundas que, probablemente, no conocíamos antes de sufrirlas.

Aprende de las experiencias anteriores. Que tu próxima «elección afectiva» sea sustentada y pensada: amar no es volverse bobalicón (a pesar de que en la etapa de enamoramiento se nos baje por unos meses el coeficiente intelectual). Los que se equivocan por segunda o tercera vez lo hacen porque no han detectado ni incorporado los «no quiero» correspondientes de los primeros intentos.

Extracto del libro: 
Manual Para No Morir de Amor 
Walter Riso
Fotografía de internet

ERRORES-ACIERTOS


lunes, 28 de septiembre de 2015

CONSUMIDO POR LO QUE SE CONSUME


LA NEGATIVIDAD Y EL SUFRIMIENTO TIENEN SUS RAÍCES EN EL TIEMPO


Pero la creencia de que el futuro será mejor que el presente no es siempre una ilusión. El presente puede ser espantoso, las cosas pueden mejorar en el futuro y a menudo lo hacen.

Habitualmente, el futuro es una réplica del pasado. Son posibles algunos cambios superficiales, pero la transformación real es rara y depende de si usted puede volverse suficientemente presente como para disolver el pasado entrando al poder del Ahora. Lo que usted percibe como futuro es una parte intrínseca de su estado de conciencia ahora. Si su mente lleva una carga pesada de pasado, experimentará más de lo mismo. El pasado se perpetúa a sí mismo por medio de la falta de presencia. La calidad de su conciencia en este momento es lo que agudiza el futuro, que por supuesto sólo puede experimentarse como el Ahora.

Usted puede ganar diez millones de dólares, pero ese cambio no tiene más que una profundidad superficial. Simplemente continuaría actuando según los mismos patrones condicionados en contextos más lujosos. Los humanos han aprendido a dividir el átomo. En lugar de matar diez o veinte personas con una maza de madera, una persona puede matar ahora a un millón simplemente apretando un botón. ¿Es esto un cambio real? 

Si la calidad de su conciencia en este momento es lo que determina el futuro, ¿entonces qué determina la calidad de su conciencia? Su grado de presencia. El único lugar donde puede ocurrir un verdadero cambio y donde puede ser disuelto el pasado es en el Ahora.

Toda la negatividad es causada por una acumulación de tiempo psicológico y por la negación del presente. La incomodidad, la ansiedad, el estrés, la preocupación -todas las formas del miedo- son causadas por exceso de futuro y demasiado poca presencia. La culpa, las lamentaciones, el resentimiento, las quejas, la tristeza, la amargura y todas las formas de falta de perdón son causadas por exceso de pasado y falta de presencia. 

La mayoría de las personas encuentran difícil creer que es posible un estado de conciencia totalmente libre de negatividad. Y sin embargo ese es el estado liberado al que apuntan todas las enseñanzas espirituales. Es la promesa de la salvación, no en un futuro ilusorio sino justamente aquí y ahora.

Usted puede encontrar difícil reconocer que el tiempo es la causa de sus sufrimientos o problemas. Cree que los causan situaciones específicas de su vida, y vistos desde un punto de vista convencional, eso es verdad. Pero hasta que solucione la disfunción básica de la mente que causa todos los problemas -su apego al pasado y al futuro y su negación del presente-­, estos son en realidad intercambiables. Si todos sus problemas o lo que percibe como causas de sufrimiento o de infelicidad desaparecieran milagrosamente hoy, pero usted no se hubiera vuelto más presente, más consciente, pronto volvería a encontrarse dentro de una serie de problemas o de causas de un sufrimiento similar, como una sombra que lo sigue a dondequiera que va. En últimas, sólo hay un problema: la mente misma atada al tiempo.

PREGUNTA:

No puedo creer que pueda llegar a un punto en el que esté completamente libre de mis problemas.

ECKHART TOLLE:
Tiene razón. No puede alcanzar nunca ese punto porque está ahora en él. 

No hay salvación en el tiempo. Usted no puede ser libre en el futuro. La presencia es la llave hacia la libertad, así que sólo puede ser libre ahora.

Del libro:
El Poder del Ahora
Eckhart Tolle

domingo, 27 de septiembre de 2015

DOCTRINAS


EL TEXTO DE LA VIDA


Lo importante es despojarse de ilusiones y emociones que no tienen cabida porque no son reales. Ilusionándose no alcanza uno la libertad ni la mística. Dice Sócrates que: «La vida no conocida, no vale la pena vivirla». Hay que disfrutar de las cosas, conocerlas y elegir lo constructivo. Hay que disfrutar de todo, pero sin apegarse a nada.

Cuando te desapegues, verás cómo disfrutas mucho más de todo, pues serás mucho más libre para recrearte en cada cosa sin quedar fijada en ninguna.

El dudar es esencial para la fe. El único enemigo de la fe es el miedo, no la duda, pues si no dudas, no cuestionarás ni robustecerás tu fe, y entrarás fácilmente en el fanatismo. El fanático es el que no puede resistir el cuestionarse las cosas, y si alguien las cuestiona en su presencia se horroriza, porque teme el que le hagan dudar. No olvides que, según vives en esta vida, serás en la otra. Es ahora cuando has de buscar la verdad por ti mismo.

Una persona que camina hacia la iluminación, lo primero que se cuestionará es: ¿Estaré loco yo, o es que están locos los demás?. Si al atacar tu doctrina tú te molestas, mala señal. ¿Por qué no escuchas y luego cuestionas?.

Tampoco te es válido poner tu seguridad en las personas que piensan como tú.

Lo importante es escuchar y cuestionarlo desde tú mismo. Esa responsabilidad es sólo tuya y no puedes apoyarla en otro por mucho prestigio y credibilidad que tenga. La apertura, así se llama fe. La fe no es inamovible y has de renovarla continuamente para que esté viva. Nunca puedes estar seguro de a dónde esa fe te va a llevar. Es esa la fe que redime la vida, dejando muerto el pasado y empujándote al presente. El presente es la vida, y sólo aquí está Dios y la Eternidad. Por ello hay que vivir despierto, vigilante, para no perderte nada de ella.

Extracto del libro:
La Iluminación es la Espiritualidad
Anthony de Mello
Fotografía de internet

NO SABER VIVIR


sábado, 26 de septiembre de 2015

HOMBRE DE VALOR


Intenta no volverte un hombre de éxito, sino volverte un hombre de valor.
Albert Einstein

Los tiempos cambian y algunos valores toman más relevancia social que otros. En épocas de crisis como la actual, la solidaridad y la humildad son muy apreciadas para nuestra supervivencia y evolución, mientras que hace unas décadas la voluntad y la ambición eran la clave del éxito social y laboral.

Cada persona adquiere unos valores según su educación y su vida, y estos determinan su conducta, su toma de decisiones, su voluntad y sus prioridades, el sentido de su existencia y objetivos, así como su estilo de vida y su actitud ante los demás. De tal manera, pues, los valores son adquiridos, pero estos determinan nuestro carácter.

En una encuesta realizada entre 1.010 españoles por Advira, una empresa de investigación de mercados, estas fueron las virtudes más apreciadas:

1. Sinceridad (42%)
2. Honestidad (20%)
3. Nobleza (6%)
4. Bondad(5%)
5. Amistad (5%)
6. Simpatía (3%)
7. Lealtad (2%)
8. Respeto (2%)
9. Humildad (2%)

Nuestro éxito social depende, en gran parte, de que los  demás encuentren en nosotros esos valores que merece la pena cultivar.

Tomado del libro:
Einstein para despistados
85 soluciones atómicas para problemas 
relativamente graves
Allan Percy
Fotografía de Internet

DISFRUTA TODO LO QUE TE PASE


viernes, 25 de septiembre de 2015

ARRAIGADO EN EL AMOR


Si estas arraigado en el amor, estas arraigado. No hay ninguna otra manera de estarlo. 

Puedes tener dinero, una casa, seguridad, un buen saldo bancario; eso no te proporcionará raíces. No son más que sustitutos pobres del amor. Incluso puede incrementar tu ansiedad, porque en cuanto tienes seguridad física -dinero o rango social-, temes más y más que te puedan quitar esas cosas. O empiezas a preocuparte con tener más y más, ya que el descontento no conoce límite. Y tu necesidad básica era estar arraigado. 

El amor es la tierra donde uno necesita estar arraigado. Así como los árboles están arraigado en la tierra, el hombre lo está en el amor. 

Las raíces del hombre son invisibles, de modo que nada visible te va a ayudar. El dinero es muy visible, una casa es muy visible, el rango social es muy visible. Las raíces del hombre son invisibles. El hombre es un árbol con raíces invisibles. Tendrás que encontrar algo de tierra invisible -llámalo amor, devoción, plegaria-, pero va a ser algo así... invisible, intangible, elusivo, misterioso. No puedes atraparlo. Todo lo contrario, deberás permitirle que te atrape a ti.

Extracto del libro:
DÍA A DÍA
Osho
Día 304
Fotografía tomada de internet

CON SABIDURÍA


jueves, 24 de septiembre de 2015

EL PROBLEMA


Un gran maestro y un guardián compartían la administración de un monasterio zen. Cierto día el guardián murió, y había que sustituirlo. El gran maestro reunió a todos sus discípulos para escoger a quien tendría ese honor. Voy a presentarles un problema —dijo—. Aquel que lo resuelva primero será el nuevo guardián del templo. Trajo al centro de la sala un banco, puso sobre este un enorme y hermoso florero de porcelana con una hermosa rosa roja y señaló: Este es el problema.

Los discípulos contemplaban perplejos lo que veían: los diseños sofisticados y raros de la porcelana, la frescura y elegancia de la flor... ¿Qué representaba aquello? ¿Qué hacer? ¿Cuál era el enigma? Todos estaban paralizados. Después de algunos minutos, un alumno se levantó, miró al maestro y a los demás discípulos, caminó hacia el vaso con determinación y lo tiró al suelo.

“Usted es el nuevo guardián —le dijo el gran maestro, y explicó—: Yo fui muy claro, les dije que estaban delante de un problema. No importa qué tan bellos y fascinantes sean, los problemas tienen que ser resueltos. Puede tratarse de un vaso de porcelana muy raro, un bello amor que ya no tiene sentido, un camino que debemos abandonar pero que insistimos en recorrer porque nos trae comodidades. Sólo existe una forma de lidiar con los problemas: atacarlos de frente. En esos momentos no podemos tener piedad, ni dejarnos tentar por el lado fascinante que cualquier conflicto lleva consigo”.

Los problemas tienen un raro efecto sobre la mayoría de nosotros: nos gusta contemplarlos, analizarlos, darles vuelta, comentarlos... Sucede con frecuencia que comparamos nuestros problemas con los de los demás y decimos: “Su problema no es nada... ¡espere a que le cuente el mío!”

Se ha dado en llamar “parálisis por análisis” a este proceso de contemplación e inacción. ¿Y la solución?

Extracto del libro:
La culpa es de la vaca 1a parte
Lopera y Bernal
Fotografía de Internet

FELICIDAD PERPETUA


miércoles, 23 de septiembre de 2015

LA MAGIA DE ENAMORARSE


En un vano intento de aportar algunos datos sobre la magia y sin ninguna posibilidad de saber por que sucede, me atrevo solamente a establecer dos hechos que, sin lugar a dudas, son necesarios para que el enamorarse suceda:
  1. El otro debe tener (o yo imaginar que tiene) una virtud o cualidad que yo (aunque sea por el momento) sobrevaloro. Quiero decir, eso que el otro es, tiene o hace me parece increíblemente valioso. (Si en ese momento de mi vida sobrevaloro la estética, me enamoraré de alguien que se ajuste a los modelos de belleza del momento, si en ese momento me parece fundamental el dinero, me enamoraré de alguien que tenga buena situación económica, y lo mismo con la inteligencia, el color de la piel, la simpatía, etc.) 
  2. Para enamorarme es imprescindible que yo tenga la predisposición “enamoradiza”. Quiero decir, que yo esté dispuesto a perder el control racional de mis actos enamorándome. Si bien este concepto está en contra de nuestra idea de que enamorarme me pasa mas allá de mi deseo, parece ser que esto es cierto después, cuando ya estoy enamorado. Es decir, antes, si yo no estoy dispuesto a dejarme arrastrar por la pasión, si no estoy decidido a vivir descentrado, si me niego a perder el control, el enamoramiento no sucede.
En una charla una señora me preguntó si no podía ocurrir que uno hiciera centro en otro, no por estar enamorado, sino por no poder hacerse cargo de su propia vida. Yo le contesté que a simple vista puede parecerse, pero que es bien diferente.

Uno siempre sabe que está enamorado cuando está pasando, y sabe que el otro se volvió el centro de su vida por esa circunstancia. Cuando esto sucede porque soy un imbécil que no puede hacerse cargo de su propia vida, a los demás puede parecerles, como no es lo mismo.

Una cosa es estar enamorado, otra cosa es ser un idiota irresponsable, son cosas diferentes.

Una cosa es ser un soñador y otra es no despertarse para ir al trabajo.

Una cosa es que yo te mire con ojos embelesados y parezca un bobo, y otra muy distinta que yo sea un bobo y que mis ojos parezcan embelesados.

Es verdad que cuando estoy enamorado a veces parezco un imbécil, pero no necesariamente lo soy. (Podría suceder que un imbécil esté enamorado, pero una cosa no debe deducirse de la otra.)

De todas maneras, y aunque aceptemos que no es un estado permanente, convengamos en que durante esos fugaces momentos de pasión uno parece abrir su corazón a otra realidad mayor y vive cada pequeño hecho con una intensidad que posiblemente añore cuando la pasión se termine. Al decir del poeta Antonio Machado.

En el corazón tenía la espina de una pasión.
Logré arrancármela un día
Ya no siento el corazón
...

Aguada espina dorada
quién te pudiera sentir
en el corazón...
clavada.

Extracto del libro:
El Camino del Encuentro
Jorge Bucay
Fotografía  tomada de internet

MIRARSE CON AMOR


martes, 22 de septiembre de 2015

SÓLO UN INSTANTE


SEPARACIONES SON INSTRUCTIVAS


ALGUNAS SEPARACIONES SON INSTRUCTIVAS: TE PERMITEN SABER LO QUE NO QUIERES DEL AMOR

Precisamente cuando dos personas están bajo la influencia de la más violenta, loca, falsa y pasajera de las pasiones, es cuando se ven obligadas a prometer que se mantendrán en ese estado de excitación inusual y agotadora hasta que la muerte los separe.
BERNARD SHAW

Es un gran pecado jurar un pecado; pero es más grande mantener un mal juramento.
WILLIAM SHAKESPEARE

La paradoja a la que me enfrento en mi consulta es que la mitad de mis pacientes no ven la hora de separarse y la otra mitad no ven la hora de casarse. Parece que el matrimonio o la vida en pareja, a pesar de los nuevos valores de la posmodernidad, siguen siendo una aspiración de muchos; parece que no estamos hechos para la soledad afectiva. Los biólogos evolucionistas dicen que el instinto de procreación nos impulsa a buscar pareja; sin embargo, nadie puede negar que construir una familia es una de las experiencias más reconfortantes desde el punto de vista psicológico y espiritual: el problema es saber con quién emprendemos la tarea, cómo elegimos compañero o compañera.
Si suponemos que la vida es más llevadera entre dos, el otro no puede ser una carga. El amor de pareja saludable es liviano, no hay que arrastrarlo, no es una cruz, ni una tortura socialmente aceptada; el buen matrimonio no está hecho a base de sufrimiento y lágrimas, como todavía piensan ciertas personas. En una relación sufriente y agotadora, sin perspectivas de mejoría, «adaptarse» es peligroso, además de irracional. No hay que padecer a la persona amada, sino disfrutarla.


Extracto del libro: 
Manual Para No Morir de Amor 
Walter Riso
Fotografía de internet

lunes, 21 de septiembre de 2015

LA MÚSICA DE ZAPPA


ERES EL OBJETO DE TU IRA


¿Quién crees que eres? Tú eres la otra persona. Si te enojas con tu hijo, te estás enojando contigo mismo. Te equivocas si piensas que tú no eres tu hijo. Genéticamente, psicológicamente y científicamente tu hijo es una continuación de ti, esa es la verdad. ¿Quién es tu madre? Tu madre es tú. Tú eres su continuación como descendiente suyo, y ella es tu continuación como antepasada tuya. Tu madre te vincula con los que llegaron antes que tú y con todas las generaciones futuras. Tú perteneces al mismo río de la vida. Creer que ella es una entidad distinta, creer que tú no tienes nada que ver con ella, es de supina ignorancia. Cuando un joven dice: «No quiero tener nada que ver con mi padre», es de supina ignorancia, porque aquel joven es su propio padre.

Como madre, cuando llevabas en tu vientre a tu hijo, tenías esta visión, que tú y tu hijo erais una misma cosa. Comías y bebías para tu bebé y cuidabas de él. Cuando cuidabas de ti, estabas cuidando de tu bebé. Tenías mucho cuidado porque sabías que tu bebé y tú erais una misma cosa. Pero cuando tu hijo ya tiene trece o catorce años, empiezas a perder esta visión. Sientes que tú y tu hijo sois distintos, que ya no estáis tan conectados. No sabes cómo mejorar la relación que mantienes con él, cómo hacer las paces después de haberos peleado. Pronto la brecha que se abre entre los dos crece y se hace más sólida. La relación que mantienes con él se vuelve muy difícil y conflictiva.

Quizá creas que tu hijo y tú sois dos entidades distintas, pero si lo observas con más profundidad, verás que seguís siendo una unidad. De ahí que solucionar una pelea, restablecer la paz entre los dos, sea como restablecer la paz en tu interior, en tu propio cuerpo. Tú y tu hijo tenéis la misma naturaleza, pertenecéis a la misma realidad.

Extracto del libro:
LA IRA (El dominio del fuego interior)
Thich Nhat Hanh
Fotografía de Internet

UN SECRETO DE VIDA


sábado, 19 de septiembre de 2015

SI, PERO...


Hay un juego psicológico, el del triángulo, que se suele llamar el juego del «Sí..., pero...». Es como una transacción entre dos o más personas. Un psicólogo que era un genio pensó que tú, en ese juego, haces uno de esos tres papeles del triángulo irremediablemente —rescatador, perseguidor o víctima—.
  • El rescatador actúa bajo el influjo de culpabilidad.
  • El perseguidor actúa bajo el influjo de agresividad.
  • La victima actúa bajo el influjo de resentimiento.
Si tú entras en el triángulo, irremediablemente te cargarás con las consecuencias: te quemarás. Supongamos que estoy cansado y necesito tiempo para mí. Y tú me vienes con cara de victima reclamando mi atención. Yo, que soy incapaz de decir que no a nadie, voy y te doy una cita para después de cenar. Inmediatamente yo me voy sintiendo cada vez más resentido por tu intromisión, me pongo furioso por haberte dicho que sí. Entonces vienes, y yo me contengo y te recibo bastante bien, pero cuando veo que no son más que banalidades lo que me dices, empiezo a impacientarme y el cabreo se me sale por los poros. Así es que, violentamente, te corto para decir: Pero ¡Para este problema me vienes a molestar a estas horas!. Y estalla la tragedia. Con decirte que no podía atenderte a tiempo se hubiese evitado todo esto, pero al no saber decir que no, hice:
  • De rescatador cuando dije que sí.
  • De víctima cuando me dolí de dar un tiempo que no quería dar.
  • De perseguidor porque le di un palo.
¿Qué hay de bueno en eso?

Pero aún no para allí, pues por la noche me siento culpable y arrepentido con lo que, por la mañana voy con mucha amabilidad a preguntarte que tal estás. Y tú aprovechas mi buena disposición para pedirme otra entrevista. ¿Ves el juego?. He querido hacer de rescatador y no sólo me he dejado utilizar, sino que, a consecuencia de ello, he pasado a ser víctima y perseguidor y, además, tú sigues con la misma actitud, no aprendiste nada.

La culpa en verdad la tengo yo, por meterme en el juego y dejarme enredar por él, en vez de ser sincero y decir que no puedo. Aquel proverbió «si dejas la puerta abierta los que se meten son los fuertes y quedan fuera los débiles». Dejar la puerta abierta para todos, sin discernimiento, es peligroso.

Alardeas de servicial y de bueno y no caes en la cuenta de que no saber decir que no es de cobardes, egoístas e hipócritas, pues te gusta parecer bueno cuando por dentro estás que echas chispas. Todos, alguna vez, dijimos sí cuando deseábamos decir no, y lo hacemos por sentido de culpabilidad metido en nuestra mente y por las buenas apariencias, por lo que pueda pensar de mí.

En el pecado llevamos la penitencia. Sólo el día que no te importe lo que piensen de ti las personas porque no las necesitas, comenzarás a saber amar a las personas como son y darles la respuesta adecuada. Lo cierto es que nuestro «ego» es el que propicia esa necesidad de que te necesiten para sentirte importante.

Vamos a poner unos ejemplos:

Rescatador (4 casos que lo muestran):

1.- Cuando me lanzo a dar ayuda, cuando yo, en realidad, no lo veo claro o no veo la necesidad de que tenga que hacerlo yo y no otro, o nadie me la pide y me ofrezco.

2.- Cuando me presto a ayudarte porqué me lo pides, pero yo no quiero ayudarte.

3.- Cuando intento ayudarte yo, sin antes insistir para que seas tú quien te ayudes.

4.- Cuando tu necesitas algo de mí, pero no lo dices explícitamente esperando que yo lo adivine.

Extracto del libro:
La Iluminación es la Espiritualidad
Anthony de Mello
Fotografía de internet

GANAR DINERO


UNA BROMA


viernes, 18 de septiembre de 2015

HISTORIA


La historia es tan fea. El hombre no ha llegado al nivel en que debería comenzar la historia. Todo ha sido una pesadilla. 

La humanidad aún no tiene nada que escribir sobre sí misma... solo unos pocos casos; en alguna parte un Buda, un Jesucristo... como estrellas distantes. 

La humanidad ha vivido con violencia, guerras y locura, de modo que en cierto sentido sería bueno que olvidaras el pasado. Es demasiado pesado y no ayuda. De hecho, corrompe la mente. Mirar hacia el pasado da la impresión de que el hombre no puede crecer. Hace que las cosas parezcan perdidas. 

Aún no merece la pena escribir o leer sobre historia. Y pensar en ella no es bueno. Solo se ocupa del pasado. De los muertos. De aquello que ya no es. Nuestra ocupación debería ser con lo que existe ahora, en este mismo momento. 

Y no olvides únicamente la historia, sino también tu biografía, e inicia los días cada mañana como si fueran completamente nuevos, como si nunca antes hubieras existido. De eso se trata la meditación: empezar cada momento como algo nuevo, fresco como el rocío, sin saber nada del pasado. Cuando no sabes nada del pasado y no portas nada de él, no proyectas ningún futuro. No tienes nada que proyectar. Cuando el pasado desaparece, lo mismo le sucede al futuro. Están unidos. Entonces solo queda el presente puro. Y eso es eternidad pura.

Extracto del libro:
DÍA A DÍA
Osho
Día 303
Fotografía tomada de internet

MAQUILLAJES


DESCONOCIMIENTO


jueves, 17 de septiembre de 2015

ZAPPA: SOBRE LA MÚSICA


EL CORAZÓN Y LA MENTE


Solamente un libro vale la pena leer: el corazón

El Buda nos enseñó que cualquier cosa que inquiete a la mente durante nuestra práctica da en el blanco. Las impurezas son inquietantes. ¡No es la mente la que se inquieta! No sabemos lo que son nuestras mentes e impurezas. Cualquier cosa con la que no estemos satisfechos, sencillamente no queremos saber nada con eso. Nuestro modo de vivir no es dificultoso. Lo que es difícil es no estar satisfecho, no armonizarnos con ello. Nuestras impurezas son lo dificultoso.

El mundo se halla en un estado de ajetreo febril. La mente cambia de gusto a disgusto con el ajetreo febril del mundo. Si podemos aprender a aquietar la mente, esto será la mayor ayuda para el mundo.

Si su mente es feliz, entonces usted es feliz en cualquier lugar al que vaya. Cuando la sabiduría se despierte dentro de sí, verá la Verdad dondequiera que mire, en todo lo que hay. Es como cuando usted aprendió a leer—usted ahora puede leer dondequiera que va.

Si usted es alérgico a un lugar, será alérgico a todos los lugares. Pero no es el lugar externo el que le está causando problemas. Es el "lugar" dentro suyo.

Extracto del libro:
No Ajahn Chah
Reflexiones (Compilado y Editado por 
 Dhamma Garde)
Fotografía de Internet

ESTROPEANDO EL DÍA


miércoles, 16 de septiembre de 2015

LAS DIVERSAS TRADICIONES ESPIRITUALES


Los budistas creemos que somos responsables de la calidad de nuestra vida, de nuestra felicidad y de nuestros recursos. Para llegar a tener una vida con sentido debemos transformar nuestras emociones, porque esta es la manera más eficaz de generar felicidad en el futuro para nosotros mismos y para todos los demás.

Nadie nos puede obligar a transformar nuestra mente, ni siquiera el Buda. Debemos hacerlo voluntariamente. Por eso el Buda afirmó: «Tú eres tu propio maestro».

Nuestros esfuerzos deben ser realistas. Debemos constatar por nosotros mismos que los métodos que seguimos producirán los resultados deseados. No podemos solo depender de la fe. Es esencial que escudriñemos el camino que pretendemos seguir para establecer claramente qué es y qué no es eficaz, a fin de que los métodos de nuestros esfuerzos puedan tener éxito. Creo que esto es esencial si deseamos encontrar una felicidad auténtica en la vida.

Siento cierta vacilación al hablar de una tradición espiritual que puede no ser la del lector. Existen muchas religiones excelentes que, a lo largo de los siglos, han ayudado a sus seguidores a alcanzar paz mental y felicidad. No obstante, puede haber algunos aspectos del budismo que se podrían incorporar a la práctica espiritual de cada cual.

Sucede también que algunos de vosotros habéis dejado a un lado vuestra religión y estáis buscando respuestas en otro lugar a vuestras preguntas más profundas. Puede que sintáis una inclinación hacia las filosofías orientales, con su creencia en el karma y en las vidas pasadas. Algunos jóvenes tibetanos han rechazado de manera similar sus orígenes budistas, buscando solaz espiritual en el cristianismo y en el islam.

Por desgracia, muchos de quienes pertenecen a las diversas tradiciones del budismo, incluidos chinos, japoneses, tailandeses y ceilandeses, se consideran simplemente budistas sin conocer realmente el significado de la palabra del Buda. Nagarjuna, uno de los más notables estudiosos y practicantes del budismo, escribió muchas obras explicativas sobre el pensamiento y la práctica budistas que reflejan la necesidad de conocer bien la enseñanza del Buda. Para desarrollar nuestro entendimiento, debemos estudiar esas enseñanzas. Si la comprensión profunda no fuera tan crucial para nuestra práctica del budismo, dudo que los grandes estudiosos del pasado se hubieran molestado en escribir sus importantes tratados.

Han surgido muchas concepciones erróneas acerca del budismo, particularmente acerca del budismo tibetano, al que se describe a menudo como misterioso y esotérico, incluyendo la adoración de deidades coléricas y sedientas de sangre. Pienso que los tibetanos, con nuestra afición a las ceremonias recargadas y a los trajes complicados, somos en parte responsables de ello. Aunque gran parte del ritual de nuestra práctica nos ha llegado del propio Buda, seguramente somos culpables de algún embellecimiento. Tal vez el clima frío del Tibet ha sido una justificación para nuestros excesos en el vestir. Los lamas tibetanos —nuestros maestros— también son responsables de ideas falsas. Todo pueblecito tenía su propio monasterio, con una lama residente que presidía la sociedad local. Esta tradición ha llegado a identificarse, erróneamente, como lamaísmo, sugiriendo que la nuestra es una religión separada del budismo.

En este tiempo de globalización me parece particularmente importante que nos familiaricemos con las creencias de los demás. Las grandes ciudades de Occidente, con su aire multicultural, han llegado a ser verdaderos microcosmos de nuestro planeta. Todas las religiones del mundo viven aquí una al lado de otra. Para que exista armonía entre estas comunidades es esencial que cada uno de nosotros conozca las creencias de los otros.

Por qué existen filosofías tan diversas con tantas tradiciones espirituales basadas en ellas? Desde el punto de vista budista, reconocemos la gran diversidad de inclinaciones y tendencias mentales de los seres humanos. No solo todos los seres humanos somos muy diferentes unos de otros, sino que también nuestras tendencias —que los budistas consideramos que se heredan de las vidas pasadas— varían en una gran medida. Dada la diversidad que esto supone, es comprensible que encontremos un inmenso espectro de sistemas filosóficos y tradiciones espirituales. Son un importante patrimonio de la humanidad, que sirve a las necesidades humanas. Debemos apreciar el valor de la diversidad filosófica y espiritual.

Incluso dentro del ámbito de las enseñanzas del Buda Shakyamuni encontramos una diversidad de posturas filosóficas. Hay veces en las que el Buda plantea explícitamente que las partes físicas y mentales que nos constituyen a cada uno de nosotros puede compararse a la carga llevada por una persona, sugiriendo que la persona existe como un sí-mismo —un «yo»— autónomo que posee y gobierna «mis» partes. En otras enseñanzas, el Buda rechaza de forma absoluta cualquier existencia objetiva. Aceptamos la diversidad de las enseñanzas del Buda como un reflejo de su hábil capacidad para abordar la gran variedad de inclinaciones mentales de sus diversos seguidores.

Cuando examinamos las tradiciones espirituales que existen en el mundo, descubrimos que todas coinciden en la importancia de la práctica ética. Incluso los antiguos indios —nihilistas que negaban cualquier forma de vida después de la muerte— afirmaban que, puesto que esta es nuestra única vida, es importante conducirse en ella moralmente, disciplinando la mente y tratando de mejoramos a nosotros mismos.

Todas las tradiciones espirituales pretenden superar nuestro sufrimiento, tanto pasajero como a largo plazo, para alcanzar una felicidad duradera. Ninguna religión trata de hacernos más desdichados. Descubrimos que la compasión y la sabiduría son las cualidades fundamentales de Dios que se describen en las diversas tradiciones teístas. En ninguna tradición religiosa se concibe la divinidad como la encarnación del odio o la hostilidad. Esto es así porque la compasión y la sabiduría son cualidades que los seres humanos, de manera natural y espontánea, consideran virtuosas. Al intuir que estas cualidades son deseables, las proyectamos de forma natural sobre nuestras concepciones de lo divino.

Creo que si de verdad estamos consagrados a Dios, nuestro amor por Dios se expresará necesariamente en nuestra conducta diaria, sobre todo en la manera en que tratamos a los demás. Comportarse de otra manera haría que nuestro amor a Dios resultase inútil.

Cuando hablé, en un servicio conmemorativo interreligioso celebrado en la National Cathedral, en Washington D. C., en septiembre de 2003, para conmemorar a las víctimas de la tragedia vivida el 11 de septiembre de 2001, sentí que era importante expresar mi temor de que alguien pudiera considerar que el islam es una religión beligerante. Advertí de que eso sería una grave equivocación, porque, en su núcleo, el islam tiene los mismos valores éticos que todas las demás grandes tradiciones religiosas del mundo, con un énfasis particular en la bondad hacia los otros. Siempre me ha impresionado la atención especial que el islam ha prestado a la justicia social, especialmente su prohibición de la explotación financiera mediante los intereses, así como su prohibición de las sustancias tóxicas. Según mis amigos musulmanes, ningún practicante auténtico del islam puede justificar de ninguna manera el infligir daño a otro ser humano. Subrayan que quien hace daño a otro en nombre del islam no es un verdadero musulmán. Es importante asegurarse de no caer en la tentación de criticar al islam por las faltas de individuos que tan mal representan a una de las grandes religiones del mundo.

Me alienta el haber conocido a monjes y monjas cristianos consagrados, así como a rabinos judíos, que, aun permaneciendo profundamente fieles a su tradición religiosa, han adoptado algunas prácticas budistas que les parecían beneficiosas. Cuando el Buda Shakyamuni enseñó el budismo por primera vez, presentando al mundo una filosofía y una práctica espiritual nuevas, hace 2500 años, no dejó de incorporar elementos útiles que tenían su origen en otros lugares. Al hacerlo, incluyó muchas creencias y prácticas ya existentes, como la aceptación de las vidas pasadas y el cultivo de la concentración mental.

En nuestra indagación para conocer más sobre otras religiones y las ideas que sostienen, es importante permanecer fieles a nuestra propia fe. En mi opinión, es mucho más sabio y más seguro permanecer dentro de la propia tradición religiosa, pues con frecuencia nos emocionamos demasiado con un hallazgo nuevo, pero después nos sentimos insatisfechos. Existe el peligro de que enfoquemos nuestro interés inicial hacia el budismo con el entusiasmo de un novicio y posteriormente nos desencantemos. En mi primera visita a la India, en 1956, conocí a una monja budista europea que parecía especialmente entregada a la práctica de su recién adoptada religión. Cuando volví a la India como refugiado en 1959, pregunté por esa persona, y me dijeron que, aunque inicialmente se había mostrado muy ferviente en su práctica, al volver a su país natal se había vuelto muy crítica con el budismo.

Recuerdo también a una mujer polaca que se había hecho miembro de la Sociedad Teosófica en Madrás en los años 1940. Se mostró muy colaboradora con mis compañeros tibetanos a la hora de crear un sistema de educación para nuestros niños refugiados. Se interesó profundamente en el budismo y, en algún momento, pareció que se había hecho budista. Sin embargo, más tarde, cuando ya había cumplido ochenta años y se acercaba el momento crítico de su muerte, el concepto de un ser creador parecía consumirla, causándole mucha confusión. Por consiguiente, le aconsejé que pensara en Dios, que sintiera amor por Dios, y que rezara a su idea de Dios. Por esta razón subrayo la importancia de mantenemos dentro de nuestra propia tradición. Cambiar de religión sin analizar seriamente la que estamos adoptando no nos llevará a la felicidad que buscamos.

Extracto del libro:
Dalái Lama
La mente despierta
Cultivar la sabiduría en la vida cotidiana