jueves, 30 de noviembre de 2017

EN RESUMEN DEL LIBRO (A MODO DE DESPEDIDA)









Un monje zen se disponía a hablar en la plaza mayor de un pueblo. Había redactado cuidadosamente su discurso, y se disponía a leerlo cuando una ráfaga de viento se llevó volando los papeles hasta las ramas de un limonero. Cogido desprevenido, incapaz de recuperar el hilo de su arenga, dijo:





-Amigos míos, he aquí, en resumen, lo que quería exponeros: cuando tengo hambre, como, y cuando estoy fatigado, duermo.





-Pero ¿acaso no todo el mundo hace lo mismo, maestro? -pregunta alguien de la multitud.





-¡No! ¡No de la misma manera!





-¿Por qué, maestro?





-Cuando la gente come, piensa en mil cosas, cuando se duerme, piensa en sus problemas. ¡Por eso no hace como yo!





Entonces el monje descendió y se mezcló con ellos, recogió las limosnas y a los que le preguntaban les respondía:





«En cuanto a los detalles, los encontraréis en las ramas del limonero ... »









Extraído de:


La Grulla Cenicienta


Los más bellos cuentos zen


Henry Brunel


Fotografía del internet


EN RESUMEN DEL LIBRO (A MODO DE DESPEDIDA)


Un monje zen se disponía a hablar en la plaza mayor de un pueblo. Había redactado cuidadosamente su discurso, y se disponía a leerlo cuando una ráfaga de viento se llevó volando los papeles hasta las ramas de un limonero. Cogido desprevenido, incapaz de recuperar el hilo de su arenga, dijo:

-Amigos míos, he aquí, en resumen, lo que quería exponeros: cuando tengo hambre, como, y cuando estoy fatigado, duermo.

-Pero ¿acaso no todo el mundo hace lo mismo, maestro? -pregunta alguien de la multitud.

-¡No! ¡No de la misma manera!

-¿Por qué, maestro?

-Cuando la gente come, piensa en mil cosas, cuando se duerme, piensa en sus problemas. ¡Por eso no hace como yo!

Entonces el monje descendió y se mezcló con ellos, recogió las limosnas y a los que le preguntaban les respondía:

«En cuanto a los detalles, los encontraréis en las ramas del limonero ... »


Extraído de:
La Grulla Cenicienta
Los más bellos cuentos zen
Henry Brunel
Fotografía del internet

LIBRE POR UN SEGUNDO






LIBRE POR UN SEGUNDO


miércoles, 29 de noviembre de 2017

INVITANDO A LA CAMPANA A SONAR







En el pasado, cuando no había teléfonos, las personas que vivían lejos unas de otras no podían hablar entre ellas. El invento del teléfono fue como un milagro. Ahora no te parece maravilloso porque te has acostumbrado a él, pero es un invento realmente increíble. Cada vez que lo usamos y oímos la voz de un ser amado que está lejos, nos sentimos muy felices. La campana es una especie de teléfono porque oír su tañido es como escuchar la voz de un ser querido por el teléfono.





El sonido de la campana podría describirse como la voz del Buda llamándonos de vuelta a casa, recordándonos que debemos estar más en paz con nosotros mismos y con el mundo. Prestamos una afectuosa atención a esta voz. Escuchar el sonido de la campana es algo maravilloso y puede darnos mucha paz y alegría. Nos hace volver a maestro verdadero hogar.





Cuando nos alejamos durante mucho tiempo de nuestro verdadero hogar, ansiamos volver a él. En nuestro verdadero hogar nos sentimos en paz, sabemos que no hemos de ir corriendo a ninguna parte y que no tenemos problemas. Podemos relajarnos y ser nosotros mismos. Tú ya eres lo que quieres ser. Tu forma de ser ya es maravillosa. No necesitas ser ninguna otra cosa ni persona.





Fíjate en un manzano. Para el manzano es algo maravilloso ser un manzano. No necesita convertirse en ninguna otra cosa. ¡Qué maravilloso es que yo sea yo mismo, que tú seas tú mismo! No hay por qué intentar ser alguna otra cosa o persona. Sólo tenemos que permitimos ser lo que ya somos y disfrutar siendo tal como somos. Esta sensación, este descubrimiento, es nuestro verdadero hogar. Cada uno de nosotros tiene un verdadero hogar en su interior.





Nuestro verdadero hogar siempre nos está llamando, día y noche, con una voz muy clara. No cesa de enviarnos oleadas de amor y de interés, pero no las captamos porque estamos muy ocupados, al oír la campana, recordamos que nos está ayudando a regresar a nuestro verdadero hogar y dejamos por unos momentos lo que estamos haciendo, estemos hablando, pensando, jugando, cantando, charlando con amigos o ¡incluso meditando!, lo dejamos todo para volver a nuestro verdadero hogar.





Cuando escuches el sonido de la campana, al Buda de la campana, deja de hablar, de pensar o de hacer lo que estés haciendo, porque en aquel momento estás escucharlo la voz de alguien a quien amas y respetas mucho. Guarda silencio y escucha con todo tu corazón. Si la campana suena tres veces, escúchala y respira profundamente durante este tiempo con concentración. Al inspirar, te sientes bien; al espirar, te sientes feliz. Es muy importante que te sientas feliz, de lo contrario, de qué serviría respirar y practicar si no te ayudara a sentirte bien, a ser más feliz el deseo más profundo que todos tenemos es el de ser felices y hacer felices a las personas y seres que nos rodean.





A lo mejor te gustaría invitar a la campana a sonar. Si es así, hazlo de la siguiente forma: En primer lugar sostén la campana en alto, deja el cojín de la campana en el suelo y usa la palma de la mano a modo de cojín. Tu mano sosteniendo la campana se ve muy hermosa, es como un crisantemo o una flor de loto con los cinco pétalos abiertos. La mano es el loto, y la campana, la valiosa joya que hay en él. Entonces la miramos y decirnos: “¡Oh, la joya que está en el loto!”, o en sánscrito, om mani padme hum.





Después de haber colocado la campana sobre la flor de loto de tu mano, elévala hasta la frente, contémplala y sonríe. Inspira y espira luego tres veces mientras recitas en silencio la siguiente gatha (poema):





El cuerpo, la palabra y la mente están en perfecta unidad. Envío mi corazón junto con el sonido de esta campana.





Que quienes lo escuchen despierten del olvido y trasciendan el camino de la ansiedad y el sufrimiento.





Si al tocar la campana re olvidas de esta gatha, no te preocupes, no pasa nada, pero intenta recordarla.





Primero inspiras y recitas la primera estrofa:





El cuerpo, la palabra y la mente están en plena unidad.





Esta estrofa significa que estás concentrado. Después mientras espiras dices en silencio:





Envío mi corazón junto con el sonido de esta campana.





Esta estrofa quiere decir que envías tu amor al mundo. Al inspirar de nuevo recitas en silencia:





Que quienes la escuchen despierten del olvido.





El olvido es lo opuesto a ser conscientes y el sonido de la campana nos ayuda a estar atentos. Al oír la voz del Buda -el sonido de la campana-, volvemos al momento presente. Al espirar de nuevo dices:





Y trasciendan el camino de la ansiedad y el sufrimiento.





Después de haber hecho la práctica de inspirar y espirar de ese modo mientras recitas la gatha, te sentirás mucho mejor. Ahora tu mente y tu cuerpo se habrán unido, estarás concentrado y albergarás el hermoso deseo de que cualquiera que oiga la campana, deje de sufrir, de estar enfadado o ansioso, y disfrute respirando y sonriendo.





Ahora que ya te sientes mucho mejor, estás preparado para invitar a la campana a sonar. Al tocarla, el primer toque siempre es para despertar, para preparar la campana y a todos nosotros a escuchar el sonido completo de la campana para que no nos pille por sorpresa. No es un repique completo, sino que con el badajo damos un toque que denominamos: “despertar la campana”. Entonces al oírlo, todo el mundo deja de pensar y de hablar, y se prepara para recibir el sonido completo de la campana, porque se considera la voz del amor y la compasión que nos despierta. Todo el mundo se prepara para la llamada del Buda.





Entre el toque que sirve para despertar y el sonido completo de la campana hay el espacio de una respiración. Mientras esperas el verdadero sonido, respira conscientemente e invita después a la campana a tocar el verdadero sonido. Decimos “invito a la campana a sonar” en lugar de “golpeo la campana”, porque deseamos ser afectuosos con ella y no violentos.





Los que estéis escuchando el sonido de la campana en silencio recitáis la siguiente gatha:





Escucha, escucha, este maravilloso sonido me devuelve a mi verdadero hogar.





Escucha, escucha significa que mientras inspirarnos escuchamos la campana con una total concentración y, al espirar, sonreímos y decimos: este maravilloso sonido me devuelve a mi verdadero hogar, el sonido de la campana es la voz del Buda que hay en ti llamándote a volver a tu verdadero hogar, el hogar de la paz, la tolerancia y el amor.






Extracto del libro:


A la sombra del manzano rosal


El budismo explicado a los niños


Thich Nhat Hanh


Fotografía tomada de internet


INVITANDO A LA CAMPANA A SONAR


En el pasado, cuando no había teléfonos, las personas que vivían lejos unas de otras no podían hablar entre ellas. El invento del teléfono fue como un milagro. Ahora no te parece maravilloso porque te has acostumbrado a él, pero es un invento realmente increíble. Cada vez que lo usamos y oímos la voz de un ser amado que está lejos, nos sentimos muy felices. La campana es una especie de teléfono porque oír su tañido es como escuchar la voz de un ser querido por el teléfono.

El sonido de la campana podría describirse como la voz del Buda llamándonos de vuelta a casa, recordándonos que debemos estar más en paz con nosotros mismos y con el mundo. Prestamos una afectuosa atención a esta voz. Escuchar el sonido de la campana es algo maravilloso y puede darnos mucha paz y alegría. Nos hace volver a maestro verdadero hogar.

Cuando nos alejamos durante mucho tiempo de nuestro verdadero hogar, ansiamos volver a él. En nuestro verdadero hogar nos sentimos en paz, sabemos que no hemos de ir corriendo a ninguna parte y que no tenemos problemas. Podemos relajarnos y ser nosotros mismos. Tú ya eres lo que quieres ser. Tu forma de ser ya es maravillosa. No necesitas ser ninguna otra cosa ni persona.

Fíjate en un manzano. Para el manzano es algo maravilloso ser un manzano. No necesita convertirse en ninguna otra cosa. ¡Qué maravilloso es que yo sea yo mismo, que tú seas tú mismo! No hay por qué intentar ser alguna otra cosa o persona. Sólo tenemos que permitimos ser lo que ya somos y disfrutar siendo tal como somos. Esta sensación, este descubrimiento, es nuestro verdadero hogar. Cada uno de nosotros tiene un verdadero hogar en su interior.

Nuestro verdadero hogar siempre nos está llamando, día y noche, con una voz muy clara. No cesa de enviarnos oleadas de amor y de interés, pero no las captamos porque estamos muy ocupados, al oír la campana, recordamos que nos está ayudando a regresar a nuestro verdadero hogar y dejamos por unos momentos lo que estamos haciendo, estemos hablando, pensando, jugando, cantando, charlando con amigos o ¡incluso meditando!, lo dejamos todo para volver a nuestro verdadero hogar.

Cuando escuches el sonido de la campana, al Buda de la campana, deja de hablar, de pensar o de hacer lo que estés haciendo, porque en aquel momento estás escucharlo la voz de alguien a quien amas y respetas mucho. Guarda silencio y escucha con todo tu corazón. Si la campana suena tres veces, escúchala y respira profundamente durante este tiempo con concentración. Al inspirar, te sientes bien; al espirar, te sientes feliz. Es muy importante que te sientas feliz, de lo contrario, de qué serviría respirar y practicar si no te ayudara a sentirte bien, a ser más feliz el deseo más profundo que todos tenemos es el de ser felices y hacer felices a las personas y seres que nos rodean.

A lo mejor te gustaría invitar a la campana a sonar. Si es así, hazlo de la siguiente forma: En primer lugar sostén la campana en alto, deja el cojín de la campana en el suelo y usa la palma de la mano a modo de cojín. Tu mano sosteniendo la campana se ve muy hermosa, es como un crisantemo o una flor de loto con los cinco pétalos abiertos. La mano es el loto, y la campana, la valiosa joya que hay en él. Entonces la miramos y decirnos: “¡Oh, la joya que está en el loto!”, o en sánscrito, om mani padme hum.

Después de haber colocado la campana sobre la flor de loto de tu mano, elévala hasta la frente, contémplala y sonríe. Inspira y espira luego tres veces mientras recitas en silencio la siguiente gatha (poema):

El cuerpo, la palabra y la mente están en perfecta unidad. Envío mi corazón junto con el sonido de esta campana.

Que quienes lo escuchen despierten del olvido y trasciendan el camino de la ansiedad y el sufrimiento.

Si al tocar la campana re olvidas de esta gatha, no te preocupes, no pasa nada, pero intenta recordarla.

Primero inspiras y recitas la primera estrofa:

El cuerpo, la palabra y la mente están en plena unidad.

Esta estrofa significa que estás concentrado. Después mientras espiras dices en silencio:

Envío mi corazón junto con el sonido de esta campana.

Esta estrofa quiere decir que envías tu amor al mundo. Al inspirar de nuevo recitas en silencia:

Que quienes la escuchen despierten del olvido.

El olvido es lo opuesto a ser conscientes y el sonido de la campana nos ayuda a estar atentos. Al oír la voz del Buda -el sonido de la campana-, volvemos al momento presente. Al espirar de nuevo dices:

Y trasciendan el camino de la ansiedad y el sufrimiento.

Después de haber hecho la práctica de inspirar y espirar de ese modo mientras recitas la gatha, te sentirás mucho mejor. Ahora tu mente y tu cuerpo se habrán unido, estarás concentrado y albergarás el hermoso deseo de que cualquiera que oiga la campana, deje de sufrir, de estar enfadado o ansioso, y disfrute respirando y sonriendo.

Ahora que ya te sientes mucho mejor, estás preparado para invitar a la campana a sonar. Al tocarla, el primer toque siempre es para despertar, para preparar la campana y a todos nosotros a escuchar el sonido completo de la campana para que no nos pille por sorpresa. No es un repique completo, sino que con el badajo damos un toque que denominamos: “despertar la campana”. Entonces al oírlo, todo el mundo deja de pensar y de hablar, y se prepara para recibir el sonido completo de la campana, porque se considera la voz del amor y la compasión que nos despierta. Todo el mundo se prepara para la llamada del Buda.

Entre el toque que sirve para despertar y el sonido completo de la campana hay el espacio de una respiración. Mientras esperas el verdadero sonido, respira conscientemente e invita después a la campana a tocar el verdadero sonido. Decimos “invito a la campana a sonar” en lugar de “golpeo la campana”, porque deseamos ser afectuosos con ella y no violentos.

Los que estéis escuchando el sonido de la campana en silencio recitáis la siguiente gatha:

Escucha, escucha, este maravilloso sonido me devuelve a mi verdadero hogar.

Escucha, escucha significa que mientras inspirarnos escuchamos la campana con una total concentración y, al espirar, sonreímos y decimos: este maravilloso sonido me devuelve a mi verdadero hogar, el sonido de la campana es la voz del Buda que hay en ti llamándote a volver a tu verdadero hogar, el hogar de la paz, la tolerancia y el amor.

Extracto del libro:
A la sombra del manzano rosal
El budismo explicado a los niños
Thich Nhat Hanh
Fotografía tomada de internet

EN BUSCA DE LA VERDAD






EN BUSCA DE LA VERDAD


martes, 28 de noviembre de 2017

LOS ORDENADORES Y EL HOMBRE







Los ordenadores son increíblemente rápidos, precisos y estúpidos. Los humanos somos increíblemente lentos, imprecisos y brillantes. Juntos tenemos un poder más allá de la imaginación.


(Albert Einstein)








Hoy en día podemos estar conectados con cualquier persona en cualquier lugar del mundo con un solo clic.





Portátiles, móviles, tablets... Estamos todo el día online. Esto es fantástico para trabajar —muchos emprendedores y autómos lo tienen más fácil que nunca para crear su propia oficina portátil—, pero cuando toca desconectar, es una misión casi imposible.





Aprender a apagar los dispositivos con internet es imprescindible para que el cuerpo y la mente descansen unas horas al día y los fines de semana.





En buena parte, estamos enganchados a las tecnologías y somos incapaces de dar al off porque los demás se han acostumbrado a tenernos disponibles las veinticuatro horas al día, a tal punto que parece inconcebible desconectar.





La mayoría de nosotros llegamos a casa, nos preparamos una cena, queremos sentarnos con los nuestros a charlar del día, a ver una película quizá, y entonces el móvil empieza a sonar: notificaciones, avisos de correos, mensajes en redes sociales, llamadas...





Algunos consejos para lograr la necesaria desconexión:





1. Establece un horario estricto de apagado del móvil, la tablet y demás dispositivos.





2. Acostumbra a tus contactos a responder en horario laboral y deja para el día siguiente cualquier respuesta.





3. Dedica el fin de semana a actividades al aire libre... sin que nada ni nadie pueda enviarte avisos. Deja los artilugios en el cajón.





4. Prueba la relajante experiencia de salir a comer o a cenar sin un móvil que interrumpa las conversaciones.





5. Dedica más tiempo al contacto presencial y menos al virtual.









Tomado del libro:

Einstein para despistados

Allan Percy

Fotografía de Internet

LOS ORDENADORES Y EL HOMBRE


Los ordenadores son increíblemente rápidos, precisos y estúpidos. Los humanos somos increíblemente lentos, imprecisos y brillantes. Juntos tenemos un poder más allá de la imaginación.
(Albert Einstein)


Hoy en día podemos estar conectados con cualquier persona en cualquier lugar del mundo con un solo clic.

Portátiles, móviles, tablets... Estamos todo el día online. Esto es fantástico para trabajar —muchos emprendedores y autómos lo tienen más fácil que nunca para crear su propia oficina portátil—, pero cuando toca desconectar, es una misión casi imposible.

Aprender a apagar los dispositivos con internet es imprescindible para que el cuerpo y la mente descansen unas horas al día y los fines de semana.

En buena parte, estamos enganchados a las tecnologías y somos incapaces de dar al off porque los demás se han acostumbrado a tenernos disponibles las veinticuatro horas al día, a tal punto que parece inconcebible desconectar.

La mayoría de nosotros llegamos a casa, nos preparamos una cena, queremos sentarnos con los nuestros a charlar del día, a ver una película quizá, y entonces el móvil empieza a sonar: notificaciones, avisos de correos, mensajes en redes sociales, llamadas...

Algunos consejos para lograr la necesaria desconexión:

1. Establece un horario estricto de apagado del móvil, la tablet y demás dispositivos.

2. Acostumbra a tus contactos a responder en horario laboral y deja para el día siguiente cualquier respuesta.

3. Dedica el fin de semana a actividades al aire libre... sin que nada ni nadie pueda enviarte avisos. Deja los artilugios en el cajón.

4. Prueba la relajante experiencia de salir a comer o a cenar sin un móvil que interrumpa las conversaciones.

5. Dedica más tiempo al contacto presencial y menos al virtual.


Tomado del libro:
Einstein para despistados
Allan Percy
Fotografía de Internet

CUANDO DIOS GOLPEA A TU PUERTA






CUANDO DIOS GOLPEA A TU PUERTA


lunes, 27 de noviembre de 2017

EL PODER DEL PENSAMIENTO COMPLEJO







Pensamiento simplista VS pensamiento complejo.





Las personas que hacen uso de un pensamiento complejo son investigadores de la vida. Aproximarse a la verdad desde diversas perspectivas e integrarlas en un todo dinámico es la meta de una mente flexible. Existe una actitud saludable en aquellos que emplean el pensamiento complejo, que es rastrear en el conocimiento disponible; un ir y venir, en momentos diferentes, de la misma información con el objeto de sacarle el mayor provecho posible. Una mente compleja no se conforma con lo aparente. 





El pensamiento complejo te permite: 




  • Totalizar la información y ampliar tu perspectiva.

  • Profundizar en las temáticas y enriquecer tu mente para tomar las mejores decisiones. 

  • Ser más lúcido y aproximarte a la sabiduría a través de la virtud de la sencillez. 

  • Cultivar la autobservación no sólo para conocerte a ti mismo sino para involucrarte en tu entorno.

  • Acercarte a otros puntos de vista para descubrir qué tienes en común con ellos y en qué te diferencias.

  • No perder tu capacidad de asombro ante lo desconocido.

  • Afrontar la controversia y no subestimar el valor de otros argumentos simplemente porque no son los tuyos.

  • Ser más creativo y desarrollar tu inventiva.











Extracto del libro: 


El arte de ser flexible


Walter Riso


Fotografía tomada de internet





EL PODER DEL PENSAMIENTO COMPLEJO


Pensamiento simplista VS pensamiento complejo.

Las personas que hacen uso de un pensamiento complejo son investigadores de la vida. Aproximarse a la verdad desde diversas perspectivas e integrarlas en un todo dinámico es la meta de una mente flexible. Existe una actitud saludable en aquellos que emplean el pensamiento complejo, que es rastrear en el conocimiento disponible; un ir y venir, en momentos diferentes, de la misma información con el objeto de sacarle el mayor provecho posible. Una mente compleja no se conforma con lo aparente. 

El pensamiento complejo te permite: 

  • Totalizar la información y ampliar tu perspectiva.
  • Profundizar en las temáticas y enriquecer tu mente para tomar las mejores decisiones. 
  • Ser más lúcido y aproximarte a la sabiduría a través de la virtud de la sencillez. 
  • Cultivar la autobservación no sólo para conocerte a ti mismo sino para involucrarte en tu entorno.
  • Acercarte a otros puntos de vista para descubrir qué tienes en común con ellos y en qué te diferencias.
  • No perder tu capacidad de asombro ante lo desconocido.
  • Afrontar la controversia y no subestimar el valor de otros argumentos simplemente porque no son los tuyos.
  • Ser más creativo y desarrollar tu inventiva.


Extracto del libro: 
El arte de ser flexible
Walter Riso
Fotografía tomada de internet

EL PODER DE LA COMPRENSIÓN






EL PODER DE LA COMPRENSIÓN


domingo, 26 de noviembre de 2017

SINTIENDO AL BUDA QUE HAY DENTRO DE TI







En los textos budistas llamados “sutras” el mensaje más importante que hay es que todo el mundo tiene la capacidad de ser un Buda: la capacidad de amar, comprender e iluminarse. Es el mensaje más importante que contienen.





La práctica que me gustaría enseñarte se llama “Recodar al Buda” y se enseña en todas las escuelas de la tradición budista. En esta práctica sientes al Buda que hay dentro ti y todas sus cualidades, y sabes que es totalmente real, no es una idea ni un concepto, sino una realidad. Nuestra labor, nuestra vida, nuestra práctica consiste en alimentar Buda que hay en nosotros y en las personas que amamos.





Tal vez desees dedicar tres o cuatro minutos para la esta práctica solo o con algunos amigos. Si es así, siéntate silencio, inspira y espira durante algunos momentos para calmarte, y luego pregunta: “Pequeño Buda, ¿estás aquí?”. Haz la pregunta con una gran atención y silencio: “Pequeño Buda ¿estás aquí?”. Al principio puede que no oigas su respuesta siempre te contestará, pero si no estás lo suficientemente tranquilo, no la oirás. “¿Hay alguien? Pequeño Buda, ¿estás aquí?”. Y entonces oirás la voz de tu pequeño Buda respondiéndote: “Sí, querido, claro que sí. Yo siempre estoy aquí para ti”.





Al oírlo, sonríes y dices en tu fuero interno: “Sé, pequeño Buda, que tú eres mi serenidad. Sé que siempre estás aquí y necesito que me ayudes a estar sereno. A menudo no estoy tan tranquilo como me gustaría. Chillo, me comporto como si el Buda no estuviera en mí. Pero sé que estás aquí, sé que soy capaz de estar sereno. Gracias, pequeño Buda, necesito que estés dentro de mí”. Y él te responde: “Claro que estaré en ti siempre. Ven a visitarme cuando puedas”. Ésta es la práctica de sentir al Buda que hay dentro ti. Es una práctica muy importante para todos nosotros.





A mí me encantaría sentarme cerca de los niños porque tienen un gran frescor. Cada vez que practico la meditación andando cogido de la mano de un niño, su frescor me conforta. Puede que yo le ofrezca a cambio mi estabilidad, pero su frescor me beneficia mucho. Si pierdes la paz de  la alegría, recuerda que en el pasado tú también tenías en unas ocasiones ese frescor. Y si intentas sentir al Buda que hay dentro de ti, tu frescor seguirá aumentando. Puedes decir al Buda que hay dentro de ti: “Querido pequeño Buda, tú eres mi frescor. Gracias por estar aquí”. “Querido pequeño Buda, tú eres mi ternura”, ya que a todos nos hace falta ternura.





“Querido pequeño Buda, tú eres mi atención”, ya que a todos es cierto porque un Buda está hecho de la energía de atención. La atención significa ser consciente de lo que está ocurriendo y solo es posible estarlo cuando estás verdaderamente aquí, al cien por cien. Cuando eres consciente mientras bebes un vaso de leche, andas o respiras sintiendo la Budeidad, tu naturaleza búdica.





“Querido Buda, tú eres mi comprensión”, ya que la comprensión es fundamental. Si no comprendes a alguien, no puedes amarle. El Buda es el poder de la comprensión. “Cuando eres consciente y estás atento a lo que está ocurriendo dentro de ti y a tu alrededor, comprendes las cosas y a las personas fácilmente. De modo que puedes decir: “Pequeño Buda, tú eres mi comprensión. Te necesito mucho porque sé que la comprensión es la base del amor”.





“Querido pequeño Buda, tú eres mi amor. Mi capacidad de amar”. Tú también eres capaz de amar. Si sientes esta capacidad de amar cada día, tu amor y tu capacidad crecerán y estarás en camino de realizar plenamente al Buda que hay dentro de ti.





Cada vez que visitas al Buda que hay en ti, él te beneficia y, al mismo tiempo, tiene más espacio y aire para respirar. Durante el día puede que hayas sufrido, que estés enfadado, impidiendo con ello que el Buda que hay en ti pueda respirar aire fresco. Tu pequeño Buda se estará asfixiando. Pero cada vez que haces la práctica de sentir al Buda que hay en ti, le estás dando mucho espacio y aire, y entonces podrá crecer. Es algo muy importante.





Si intentas sentir estas cualidades del Buda que hay en ti, sentirás al Buda real y no al Buda de yeso, cobre o ni siquiera al de esmeraldas. El Buda no es un dios. No es algo que está fuera de nosotros, en el cielo o en la cima de una montaña, sino que está vivo y vive en nuestro interior.





“Querido Buda, me tranquiliza mucho saber que estás aquí, Pequeño Buda, te necesito tanto”. Y el pequeño Buda que hay en ti dirá: “Querido mío, yo también te necesito mucho. Por favor, ven a visitante más a menudo”.









Extracto del libro:


A la sombra del manzano rosal


El budismo explicado a los niños


Thich Nhat Hanh


Fotografía tomada de internet


SINTIENDO AL BUDA QUE HAY DENTRO DE TI


En los textos budistas llamados “sutras” el mensaje más importante que hay es que todo el mundo tiene la capacidad de ser un Buda: la capacidad de amar, comprender e iluminarse. Es el mensaje más importante que contienen.

La práctica que me gustaría enseñarte se llama “Recodar al Buda” y se enseña en todas las escuelas de la tradición budista. En esta práctica sientes al Buda que hay dentro ti y todas sus cualidades, y sabes que es totalmente real, no es una idea ni un concepto, sino una realidad. Nuestra labor, nuestra vida, nuestra práctica consiste en alimentar Buda que hay en nosotros y en las personas que amamos.

Tal vez desees dedicar tres o cuatro minutos para la esta práctica solo o con algunos amigos. Si es así, siéntate silencio, inspira y espira durante algunos momentos para calmarte, y luego pregunta: “Pequeño Buda, ¿estás aquí?”. Haz la pregunta con una gran atención y silencio: “Pequeño Buda ¿estás aquí?”. Al principio puede que no oigas su respuesta siempre te contestará, pero si no estás lo suficientemente tranquilo, no la oirás. “¿Hay alguien? Pequeño Buda, ¿estás aquí?”. Y entonces oirás la voz de tu pequeño Buda respondiéndote: “Sí, querido, claro que sí. Yo siempre estoy aquí para ti”.

Al oírlo, sonríes y dices en tu fuero interno: “Sé, pequeño Buda, que tú eres mi serenidad. Sé que siempre estás aquí y necesito que me ayudes a estar sereno. A menudo no estoy tan tranquilo como me gustaría. Chillo, me comporto como si el Buda no estuviera en mí. Pero sé que estás aquí, sé que soy capaz de estar sereno. Gracias, pequeño Buda, necesito que estés dentro de mí”. Y él te responde: “Claro que estaré en ti siempre. Ven a visitarme cuando puedas”. Ésta es la práctica de sentir al Buda que hay dentro ti. Es una práctica muy importante para todos nosotros.

A mí me encantaría sentarme cerca de los niños porque tienen un gran frescor. Cada vez que practico la meditación andando cogido de la mano de un niño, su frescor me conforta. Puede que yo le ofrezca a cambio mi estabilidad, pero su frescor me beneficia mucho. Si pierdes la paz de  la alegría, recuerda que en el pasado tú también tenías en unas ocasiones ese frescor. Y si intentas sentir al Buda que hay dentro de ti, tu frescor seguirá aumentando. Puedes decir al Buda que hay dentro de ti: “Querido pequeño Buda, tú eres mi frescor. Gracias por estar aquí”. “Querido pequeño Buda, tú eres mi ternura”, ya que a todos nos hace falta ternura.

“Querido pequeño Buda, tú eres mi atención”, ya que a todos es cierto porque un Buda está hecho de la energía de atención. La atención significa ser consciente de lo que está ocurriendo y solo es posible estarlo cuando estás verdaderamente aquí, al cien por cien. Cuando eres consciente mientras bebes un vaso de leche, andas o respiras sintiendo la Budeidad, tu naturaleza búdica.

“Querido Buda, tú eres mi comprensión”, ya que la comprensión es fundamental. Si no comprendes a alguien, no puedes amarle. El Buda es el poder de la comprensión. “Cuando eres consciente y estás atento a lo que está ocurriendo dentro de ti y a tu alrededor, comprendes las cosas y a las personas fácilmente. De modo que puedes decir: “Pequeño Buda, tú eres mi comprensión. Te necesito mucho porque sé que la comprensión es la base del amor”.

“Querido pequeño Buda, tú eres mi amor. Mi capacidad de amar”. Tú también eres capaz de amar. Si sientes esta capacidad de amar cada día, tu amor y tu capacidad crecerán y estarás en camino de realizar plenamente al Buda que hay dentro de ti.

Cada vez que visitas al Buda que hay en ti, él te beneficia y, al mismo tiempo, tiene más espacio y aire para respirar. Durante el día puede que hayas sufrido, que estés enfadado, impidiendo con ello que el Buda que hay en ti pueda respirar aire fresco. Tu pequeño Buda se estará asfixiando. Pero cada vez que haces la práctica de sentir al Buda que hay en ti, le estás dando mucho espacio y aire, y entonces podrá crecer. Es algo muy importante.

Si intentas sentir estas cualidades del Buda que hay en ti, sentirás al Buda real y no al Buda de yeso, cobre o ni siquiera al de esmeraldas. El Buda no es un dios. No es algo que está fuera de nosotros, en el cielo o en la cima de una montaña, sino que está vivo y vive en nuestro interior.

“Querido Buda, me tranquiliza mucho saber que estás aquí, Pequeño Buda, te necesito tanto”. Y el pequeño Buda que hay en ti dirá: “Querido mío, yo también te necesito mucho. Por favor, ven a visitante más a menudo”.


Extracto del libro:
A la sombra del manzano rosal
El budismo explicado a los niños
Thich Nhat Hanh
Fotografía tomada de internet

TÚ ERES LIBRE; YO TAMBIÉN






TÚ ERES LIBRE; YO TAMBIÉN


sábado, 25 de noviembre de 2017

LA LLAVE DE LA FELICIDAD







El Divino se sentía solo y quería hallarse acompañado. Entonces decidió crear unos seres que pudieran hacerle compañía. Pero cierto día, estos seres encontraron la llave de la felicidad, siguieron el camino hacia el Divino y se reabsorbieron a Él.





Dios se quedó triste, nuevamente solo. Reflexionó. Pensó que había llegado el momento de crear al ser humano, pero temió que éste pudiera descubrir la llave de la felicidad, encontrar el camino hacia Él y volver a quedarse solo. Siguió reflexionando y se preguntó dónde podría ocultar la llave de la felicidad para que el hombre no diese con ella. Tenía, desde luego, que esconderla en un lugar recóndito donde el hombre no pudiese hallarla. Primero pensó en ocultarla en el fondo del mar; luego, en una caverna de los Himalayas; después, en un remotísimo confín del espacio sideral. Pero no se sintió satisfecho con estos lugares. Pasó toda la noche en vela, preguntándose cual sería el lugar seguro para ocultar la llave de la felicidad. Pensó que el hombre terminaría descendiendo a lo más abismal de los océanos y que allí la llave no estaría segura. Tampoco lo estaría en una gruta de los Himalayas, porque antes o después hallaría esas tierras. Ni siquiera estaría bien oculta en los vastos espacios siderales, porque un día el hombre exploraría todo el universo. “¿Dónde ocultarla?”, continuaba preguntándose al amanecer. Y cuando el sol comenzaba a disipar la bruma matutina, al Divino se le ocurrió de súbito el único lugar en el que el hombre no buscaría la llave de la felicidad: dentro del hombre mismo. Creó al ser humano y en su interior colocó la llave de la felicidad.





***





*El Maestro dice: Busca dentro de ti mismo. “Desafía” a Dios y róbale la suprema felicidad.









Tomado del libro:


101 Cuentos clásicos de la India


LA TRADICIÓN DE UN LEGADO ESPIRITUAL


Recopilación de Ramiro Calle


Fotográfía de Internet