miércoles, 31 de enero de 2018

ELECCIÓN DEL CANAL






ELECCIÓN DEL CANAL


EL AMOR COMO ADICCIÓN







El corazón enamorado permanece suave y sensible. Pero cuando usted está empeñado en conseguir esto o lo otro, se vuelve despiadado, duro e insensible. ¿Cómo puede amar a las personas cuando las necesita? Solamente puede utilizarlas. Si yo lo necesito a usted para que me haga feliz, tengo que utilizarlo, tengo que manipularlo, tengo que buscar la manera de ganármelo. No puedo dejarlo ser libre. Solamente puedo amar a las personas cuando he liberado mi vida de las personas. Cuando muero a la necesidad de las personas, entonces estoy en el desierto. Al principio se siente horrible, se siente solitario, pero si puede soportarlo por un tiempo, de pronto descubrirá que no está en absoluto solo. Está con la soledad, con el aislamiento, y el desierto comienza a florecer. Entonces por fin sabrá qué es el amor, qué es Dios, qué es la realidad. Pero, al principio renunciar a la droga puede ser muy duro, a menos que usted comprenda muy bien o haya sufrido lo suficiente. Haber sufrido es una gran cosa. Sólo entonces puede cansarse de todo. El sufrimiento debe usarse para acabar con el sufrimiento. La mayoría de las personas sencillamente siguen sufriendo. Esto explica el conflicto que tengo a veces entre director espiritual y el de terapeuta. Un terapeuta dice: "Aliviemos el sufrimiento". El director espiritual dice: "Dejémosla sufrir; se cansará de esa manera de relacionarse con la gente, y, finalmente decidirá escapar de esta prisión de dependencia emocional de otros". ¿Ofreceré un alivio o extirparé el cáncer? no es fácil decidir.





Una persona arroja airadamente un libro sobre la mesa. Déjela que siga arrojándolo sobre la mesa. No le recoja el libro y no le diga que todo está bien. La espiritualidad es consciencia, consciencia, consciencia, consciencia, consciencia, consciencia. Cuando su madre se disgustaba con usted, no decía que algo le pasaba a ella, decía que algo le pasaba a usted; de otra manera no se habría disgustado. Pues bien, hice el gran descubrimiento de que si tú estabas disgustada, mamá, algo te pasa a ti. De manera que es mejor que controles tu ira. Es tuya, no mía. Si a mi me pasa o no me pasa algo, lo analizaré independientemente de tu ira. No me voy a dejar influenciar por tu ira.





Lo curioso de esto es que cuando yo puedo hacer esto sin sentimientos negativos hacia otro, también puedo ser muy objetivo respecto a mí mismo. Solamente una persona muy consciente puede negarse a recoger la culpa y la ira del otro, y decir: "Tienes una pataleta. Lo siento. Ya no tengo el menor deseo de rescatarte, y me niego a sentirme culpable". Yo no voy a odiarme por algo que hice. Eso es lo que se llama culpa. No voy a alimentar un sentimiento negativo y a castigarme por algo que haya hecho, correcto o incorrecto, estoy dispuesto a analizarlo y a observarlo y a decir: "Bien, si hice algo malo, fue inconscientemente". Nadie hace el mal conscientemente, por esa razón los teólogos nos dicen muy bellamente que Jesús no podía hacer el mal. Eso me parece muy lógico, porque la persona consciente no puede hacer el mal. La persona consciente es libre. Jesús era libre y porque era libre, no podía hacer nada malo. Pero como usted si puede hacer el mal, usted no es libre.









Extracto del libro:


Despierta (charlas sobre la espiritualidad)




Anthony de Mello


Fotografía tomada de internet


EL AMOR COMO ADICCIÓN


El corazón enamorado permanece suave y sensible. Pero cuando usted está empeñado en conseguir esto o lo otro, se vuelve despiadado, duro e insensible. ¿Cómo puede amar a las personas cuando las necesita? Solamente puede utilizarlas. Si yo lo necesito a usted para que me haga feliz, tengo que utilizarlo, tengo que manipularlo, tengo que buscar la manera de ganármelo. No puedo dejarlo ser libre. Solamente puedo amar a las personas cuando he liberado mi vida de las personas. Cuando muero a la necesidad de las personas, entonces estoy en el desierto. Al principio se siente horrible, se siente solitario, pero si puede soportarlo por un tiempo, de pronto descubrirá que no está en absoluto solo. Está con la soledad, con el aislamiento, y el desierto comienza a florecer. Entonces por fin sabrá qué es el amor, qué es Dios, qué es la realidad. Pero, al principio renunciar a la droga puede ser muy duro, a menos que usted comprenda muy bien o haya sufrido lo suficiente. Haber sufrido es una gran cosa. Sólo entonces puede cansarse de todo. El sufrimiento debe usarse para acabar con el sufrimiento. La mayoría de las personas sencillamente siguen sufriendo. Esto explica el conflicto que tengo a veces entre director espiritual y el de terapeuta. Un terapeuta dice: "Aliviemos el sufrimiento". El director espiritual dice: "Dejémosla sufrir; se cansará de esa manera de relacionarse con la gente, y, finalmente decidirá escapar de esta prisión de dependencia emocional de otros". ¿Ofreceré un alivio o extirparé el cáncer? no es fácil decidir.

Una persona arroja airadamente un libro sobre la mesa. Déjela que siga arrojándolo sobre la mesa. No le recoja el libro y no le diga que todo está bien. La espiritualidad es consciencia, consciencia, consciencia, consciencia, consciencia, consciencia. Cuando su madre se disgustaba con usted, no decía que algo le pasaba a ella, decía que algo le pasaba a usted; de otra manera no se habría disgustado. Pues bien, hice el gran descubrimiento de que si tú estabas disgustada, mamá, algo te pasa a ti. De manera que es mejor que controles tu ira. Es tuya, no mía. Si a mi me pasa o no me pasa algo, lo analizaré independientemente de tu ira. No me voy a dejar influenciar por tu ira.

Lo curioso de esto es que cuando yo puedo hacer esto sin sentimientos negativos hacia otro, también puedo ser muy objetivo respecto a mí mismo. Solamente una persona muy consciente puede negarse a recoger la culpa y la ira del otro, y decir: "Tienes una pataleta. Lo siento. Ya no tengo el menor deseo de rescatarte, y me niego a sentirme culpable". Yo no voy a odiarme por algo que hice. Eso es lo que se llama culpa. No voy a alimentar un sentimiento negativo y a castigarme por algo que haya hecho, correcto o incorrecto, estoy dispuesto a analizarlo y a observarlo y a decir: "Bien, si hice algo malo, fue inconscientemente". Nadie hace el mal conscientemente, por esa razón los teólogos nos dicen muy bellamente que Jesús no podía hacer el mal. Eso me parece muy lógico, porque la persona consciente no puede hacer el mal. La persona consciente es libre. Jesús era libre y porque era libre, no podía hacer nada malo. Pero como usted si puede hacer el mal, usted no es libre.


Extracto del libro:
Despierta (charlas sobre la espiritualidad)
Anthony de Mello
Fotografía tomada de internet

¿PARA QUÉ?






¿PARA QUÉ?


lunes, 29 de enero de 2018

LA PERSONA NORMAL







Cuando enseñaba en la universidad, a un famoso siquiatra le preguntó uno de sus estudiantes: 





-Señor, usted nos ha descrito la persona anormal y su comportamiento; pero qué puede decimos sobre la persona normal? 





-Cuando encontramos una -respondió el siquiatra-, la curamos. 








FUENTE: OSHO: "El Hombre que Amaba las Gaviotas y Otros Relatos", Grupo Editorial Norma, Bogotá, 2003, ISBN 958-04-7279-3, Pag. 79

LA PERSONA NORMAL


Cuando enseñaba en la universidad, a un famoso siquiatra le preguntó uno de sus estudiantes: 

-Señor, usted nos ha descrito la persona anormal y su comportamiento; pero qué puede decimos sobre la persona normal? 

-Cuando encontramos una -respondió el siquiatra-, la curamos. 


FUENTE: OSHO: "El Hombre que Amaba las Gaviotas y Otros Relatos", Grupo Editorial Norma, Bogotá, 2003, ISBN 958-04-7279-3, Pag. 79

TU KARMA






TU KARMA


domingo, 28 de enero de 2018

LA MEDITACIÓN DE LA RESPIRACIÓN









“Al inspirar, sé que estoy inspirando”. El “sé” es muy importante. Tu respiración es como el vínculo entre el cuerpo y la mente. Cuando entre los dos hay este vínculo que los une, es maravilloso, porque entonces estás en contacto con todo cuanto hay en ti, con el cuerpo y la mente. Y en aquel mismo momento eres dueño de ti mismo en cualquier situación. No estás siendo arrastrado por nada ni por nadie, ni siquiera por tus pensamientos. Tu mente está totalmente presente en tu cuerpo y en todo tu ser. Cuando eres consciente de estar inspirando o espirando, te das cuenta de lo que estás haciendo, estés sentado, de pie o andando. Ser consciente es muy importante.





No creas que practicar el budismo es muy difícil, al contrario, es muy fácil. ¿Eres capaz de inspirar y espirar y saber que estás inspirando y espirando? Inspirando y espirando... eso es el ser consciente. Intenta primero ser consciente de la respiración, luego del cuerpo y la mente, y al final lo serás de todo cuanto ocurre a tu alrededor.





Respirar conscientemente y con atención es una práctica muy beneficiosa. En nuestra vida cotidiana si no sabemos respirar así, si no sabemos dejar de pensar, no podremos sentir las cosas maravillosas que la vida nos ofrece como la luz del sol, los ríos, las nubes, la familia y los amigos. Respirar es algo muy bueno.





La práctica de respirar de manera consciente es muy agradable y fácil. Mientras te sientas durante algunos minutos y respiras, puedes recitar la siguiente gatha (poema):





Al inspirar, sé que estoy inspirando.


Al espirar, sé que estoy espirando.


Inspirando/Espirando.





Al inspirar, me veo como una flor.


Al espirar, me siento fresco.


Flor/Fresco.





Al inspirar, me veo como una montaña.


Al espirar, me siento sólido.


Montaña/Sólido.





Al inspirar, me veo como el agua en calma.


Al espirar, reflejo las cosas tal como son.


Agua/Reflejo.





Al inspirar, me veo como el espacio.


Al espirar, me siento libre.


Espacio/Libre.





Primero practica inspirando/Espirando tres veces. “Al inspirar, sé que estoy inspirando. Al espirar, sé que estoy espirando.” 






Pasa luego al ejercicio llamado “Flor/Fresco”. Significa: “Al inspirar, me veo como una flor. Al espirar, me siento fresco”.





La tercera estrofa es “Montaña/Sólido”. ”Al inspirar, me veo como una montaña.” La posición de sentarse con las piernas cruzadas es muy estable y sólida. Si consigues adoptarla, respirar en silencio y sonreír, serás tan sólido como una montaña y ninguna emoción, pensamiento o viento alguno podrá derribarte, surjan de la dirección que surjan. “Al inspirar, me veo como una montaña. Al espirar, me siento sólido.”





El cuarto ejercicio es: “Agua/Reflejo”. Al contemplar el agua clara y serena de un lago, ves las nubes y el cielo reflejados en ella con tanta claridad como si los estuvieras mirando directamente ¿Has tenido esta experiencia alguna vez? “Al inspirar, me veo como el agua en calma. Al espirar, reflejo las cosas tal como son”, lo cual significa que no distorsiono las cosas. No digas: “Me siento como el agua en calman, sino: “Al inspirar, me veo como el agua en calma”, ya que somos el agua, somos las montañas, somos la flor. Reflejo exactamente el cielo azul que veo. No distorsiono las cosas porque mi mente está clara, estable y serena.





El agua en calma es muy serena. Cuando estás sereno, reflejas bien la realidad. Pero cuando no estás sereno ni silencioso, percibes las cosas de manera errónea y las distorsionas. Es como ver una cuerda creyendo que es una serpiente. Como no estás lo bastante tranquilo o sereno, no reflejas la realidad tal como es. ¿Te has mirado alguna vez en uno de esos espejos que distorsionan las imágenes? Al contemplarte en él apenas te reconoces, tu cara aparece alargada y tus ojos, enormes. ¿Has tenido esta experiencia alguna vez? el espejo no te refleja tal como eres.





La última estrofa del ejercicio es: “Espacio/Libre”. “Al inspirar, me veo como el espacio”. Si tienes espacio, te sientes a gusto. Cuando la gente te da el espacio o la libertad que necesitas, eres más feliz. Al inspirar, te ves como el espacio infinito -el espacio en el que todo se mueve libremente-, y puedes respirar. Sin él no podrías respirar ni sonreír.





Cuando te vacías te desprendes de todo cuanto hay en ti: del odio, la ira, la desesperanza o el deseo. Al estar tan vacío como el espacio, te sientes de maravilla. Mientras exhalas el aire dices: “Me siento libre”. “Al inspirar, me veo como el espacio. Al espirar, me siento libre” Inténtalo.





Las imágenes de la flor, la montaña, el agua y el espacio te ayudarán a concentrarte mejor y a sentirte fresco, estable, sereno y libre.





Mientras meditas sentado puedes también hacer este otro ejercicio respiratorio: “Inspirando/Espirando, Profunda/Lenta, Me tranquilizo/Me siento a gusto, Sonrío/Me relajo, Momento presente/Momento maravilloso”.





Al inspirar, sé que estoy inspirando.


Al espirar, sé· que estoy espirando.





A medida que mi inspiración se vuelve más profunda, mi espiración se vuelve más lenta.





Al inspirar, me tranquilizo, al espirar, me siento a gusto.


Con la inspiración, sonrío, con la espiración, me relajo.





Viviendo en el momento presente, sé que es un momento maravilloso.








La primera estrofa es: “Al inspirar, sé que estoy inspirando. Al espirar, sé que estoy espirando”. Después viene: “A medida que mi inspiración se vuelve más profunda, mi espiración se vuelve más lenta”. Ahora reconoces la cualidad de tu respiración. No deseas alargarla ni hacerla más profunda, sólo ves, que ahora es más profunda y lenta. Después de hacerlo varias veces, pasa a la estrofa de “Me tranquilizo/Me siento a gusto”.





“Al inspirar, me tranquilizo. Al espirar, me siento a gusto” Sentirse a gusto se parece al espacio, es sentirte ligero y libre. Si no te sientes ligero y libre, no puedes ser feliz. No significa tomarte las cosas a la ligera, ya que para ti nada hay más importante que estar en paz.





“Con la inspiración, sonrío”. ¿Por qué sonríes? Sonríes porque no te tomas las cosas demasiado en serio. Conoces los beneficios de sonreír. Cuando sonríes todos los músculos de tu cara se relajan. Reconoces lo que es importante y lo que no lo es. “Con la espiración, me relajo”. Ante las cosas sin importancia, eres capaz de sonreír y no te apegas a ellas. Esto es relajarse. La relajación es la fuente de la felicidad.





“Viviendo en el momento presente, sé que es un momento maravilloso”. Sólo necesitas vivir en el momento presente y entonces podrás sentir estas condiciones de la felicidad.





La práctica es fácil. La paz y la felicidad siempre van unidas hasta cierto punto al dolor y al sufrimiento. Pero recuerda, al igual que ocurre con la televisión, eres libre de elegir el canal que prefieras. Puedes elegir la paz y la felicidad.









Extracto del libro:


A la sombra del manzano rosal


El budismo explicado a los niños


Thich Nhat Hanh


Fotografía tomada de internet


LA MEDITACIÓN DE LA RESPIRACIÓN



“Al inspirar, sé que estoy inspirando”. El “sé” es muy importante. Tu respiración es como el vínculo entre el cuerpo y la mente. Cuando entre los dos hay este vínculo que los une, es maravilloso, porque entonces estás en contacto con todo cuanto hay en ti, con el cuerpo y la mente. Y en aquel mismo momento eres dueño de ti mismo en cualquier situación. No estás siendo arrastrado por nada ni por nadie, ni siquiera por tus pensamientos. Tu mente está totalmente presente en tu cuerpo y en todo tu ser. Cuando eres consciente de estar inspirando o espirando, te das cuenta de lo que estás haciendo, estés sentado, de pie o andando. Ser consciente es muy importante.

No creas que practicar el budismo es muy difícil, al contrario, es muy fácil. ¿Eres capaz de inspirar y espirar y saber que estás inspirando y espirando? Inspirando y espirando... eso es el ser consciente. Intenta primero ser consciente de la respiración, luego del cuerpo y la mente, y al final lo serás de todo cuanto ocurre a tu alrededor.

Respirar conscientemente y con atención es una práctica muy beneficiosa. En nuestra vida cotidiana si no sabemos respirar así, si no sabemos dejar de pensar, no podremos sentir las cosas maravillosas que la vida nos ofrece como la luz del sol, los ríos, las nubes, la familia y los amigos. Respirar es algo muy bueno.

La práctica de respirar de manera consciente es muy agradable y fácil. Mientras te sientas durante algunos minutos y respiras, puedes recitar la siguiente gatha (poema):

Al inspirar, sé que estoy inspirando.
Al espirar, sé que estoy espirando.
Inspirando/Espirando.

Al inspirar, me veo como una flor.
Al espirar, me siento fresco.
Flor/Fresco.

Al inspirar, me veo como una montaña.
Al espirar, me siento sólido.
Montaña/Sólido.

Al inspirar, me veo como el agua en calma.
Al espirar, reflejo las cosas tal como son.
Agua/Reflejo.

Al inspirar, me veo como el espacio.
Al espirar, me siento libre.
Espacio/Libre.

Primero practica inspirando/Espirando tres veces. “Al inspirar, sé que estoy inspirando. Al espirar, sé que estoy espirando.” 

Pasa luego al ejercicio llamado “Flor/Fresco”. Significa: “Al inspirar, me veo como una flor. Al espirar, me siento fresco”.

La tercera estrofa es “Montaña/Sólido”. ”Al inspirar, me veo como una montaña.” La posición de sentarse con las piernas cruzadas es muy estable y sólida. Si consigues adoptarla, respirar en silencio y sonreír, serás tan sólido como una montaña y ninguna emoción, pensamiento o viento alguno podrá derribarte, surjan de la dirección que surjan. “Al inspirar, me veo como una montaña. Al espirar, me siento sólido.”

El cuarto ejercicio es: “Agua/Reflejo”. Al contemplar el agua clara y serena de un lago, ves las nubes y el cielo reflejados en ella con tanta claridad como si los estuvieras mirando directamente ¿Has tenido esta experiencia alguna vez? “Al inspirar, me veo como el agua en calma. Al espirar, reflejo las cosas tal como son”, lo cual significa que no distorsiono las cosas. No digas: “Me siento como el agua en calman, sino: “Al inspirar, me veo como el agua en calma”, ya que somos el agua, somos las montañas, somos la flor. Reflejo exactamente el cielo azul que veo. No distorsiono las cosas porque mi mente está clara, estable y serena.

El agua en calma es muy serena. Cuando estás sereno, reflejas bien la realidad. Pero cuando no estás sereno ni silencioso, percibes las cosas de manera errónea y las distorsionas. Es como ver una cuerda creyendo que es una serpiente. Como no estás lo bastante tranquilo o sereno, no reflejas la realidad tal como es. ¿Te has mirado alguna vez en uno de esos espejos que distorsionan las imágenes? Al contemplarte en él apenas te reconoces, tu cara aparece alargada y tus ojos, enormes. ¿Has tenido esta experiencia alguna vez? el espejo no te refleja tal como eres.

La última estrofa del ejercicio es: “Espacio/Libre”. “Al inspirar, me veo como el espacio”. Si tienes espacio, te sientes a gusto. Cuando la gente te da el espacio o la libertad que necesitas, eres más feliz. Al inspirar, te ves como el espacio infinito -el espacio en el que todo se mueve libremente-, y puedes respirar. Sin él no podrías respirar ni sonreír.

Cuando te vacías te desprendes de todo cuanto hay en ti: del odio, la ira, la desesperanza o el deseo. Al estar tan vacío como el espacio, te sientes de maravilla. Mientras exhalas el aire dices: “Me siento libre”. “Al inspirar, me veo como el espacio. Al espirar, me siento libre” Inténtalo.

Las imágenes de la flor, la montaña, el agua y el espacio te ayudarán a concentrarte mejor y a sentirte fresco, estable, sereno y libre.

Mientras meditas sentado puedes también hacer este otro ejercicio respiratorio: “Inspirando/Espirando, Profunda/Lenta, Me tranquilizo/Me siento a gusto, Sonrío/Me relajo, Momento presente/Momento maravilloso”.

Al inspirar, sé que estoy inspirando.
Al espirar, sé· que estoy espirando.

A medida que mi inspiración se vuelve más profunda, mi espiración se vuelve más lenta.

Al inspirar, me tranquilizo, al espirar, me siento a gusto.
Con la inspiración, sonrío, con la espiración, me relajo.

Viviendo en el momento presente, sé que es un momento maravilloso.


La primera estrofa es: “Al inspirar, sé que estoy inspirando. Al espirar, sé que estoy espirando”. Después viene: “A medida que mi inspiración se vuelve más profunda, mi espiración se vuelve más lenta”. Ahora reconoces la cualidad de tu respiración. No deseas alargarla ni hacerla más profunda, sólo ves, que ahora es más profunda y lenta. Después de hacerlo varias veces, pasa a la estrofa de “Me tranquilizo/Me siento a gusto”.

“Al inspirar, me tranquilizo. Al espirar, me siento a gusto” Sentirse a gusto se parece al espacio, es sentirte ligero y libre. Si no te sientes ligero y libre, no puedes ser feliz. No significa tomarte las cosas a la ligera, ya que para ti nada hay más importante que estar en paz.

“Con la inspiración, sonrío”. ¿Por qué sonríes? Sonríes porque no te tomas las cosas demasiado en serio. Conoces los beneficios de sonreír. Cuando sonríes todos los músculos de tu cara se relajan. Reconoces lo que es importante y lo que no lo es. “Con la espiración, me relajo”. Ante las cosas sin importancia, eres capaz de sonreír y no te apegas a ellas. Esto es relajarse. La relajación es la fuente de la felicidad.

“Viviendo en el momento presente, sé que es un momento maravilloso”. Sólo necesitas vivir en el momento presente y entonces podrás sentir estas condiciones de la felicidad.

La práctica es fácil. La paz y la felicidad siempre van unidas hasta cierto punto al dolor y al sufrimiento. Pero recuerda, al igual que ocurre con la televisión, eres libre de elegir el canal que prefieras. Puedes elegir la paz y la felicidad.


Extracto del libro:
A la sombra del manzano rosal
El budismo explicado a los niños
Thich Nhat Hanh
Fotografía tomada de internet

HUELLAS






HUELLAS


sábado, 27 de enero de 2018

EL PEZ Y LA TORTUGA







Amanecía. Los primeros rayos del sol se reflejaban en las aguas azules del mar de Arabia. Una tortuga salía de su sueño profundo y se desperezaba en la playa. Abrió los ojillos y, de repente, vio un pez que sacaba la cabeza del agua. Cuando el pez se percató de la presencia de la tortuga, le preguntó:





--Amiga tortuga, presiento que hay sabiduría en tu corazón y quiero hacerte una pregunta: ¿qué es el agua?





La tortuga no repuso al instante.





No podía creer lo que le estaba preguntando aquel pez que estaba cerca de ella. Cuando se dio cuenta de que no estaba durmiendo y el suceso no era parte de un sueño, repuso:





--Amigo pez, has nacido en el agua, en el agua estás viviendo y en el agua hallarás la muerte. Alrededor de tu cuerpo hay agua y agua hay dentro de tu cuerpo. Te alimentas de lo que en el agua encuentras y en el agua te reproduces. ¡Y tú, pez necio, me preguntas qué es el agua!





***





El Maestro dice: Ignorante como ese pez, naces, vives y mueres en el Ser y gracias al Ser y, empero, como ese pez que desconoce el agua en la que mora, tú ignoras la Realidad en la que habitas.






Tomado del libro:


101 Cuentos clásicos de la India


Recopilación de Ramiro Calle


Fotográfía de Internet


EL PEZ Y LA TORTUGA


Amanecía. Los primeros rayos del sol se reflejaban en las aguas azules del mar de Arabia. Una tortuga salía de su sueño profundo y se desperezaba en la playa. Abrió los ojillos y, de repente, vio un pez que sacaba la cabeza del agua. Cuando el pez se percató de la presencia de la tortuga, le preguntó:

--Amiga tortuga, presiento que hay sabiduría en tu corazón y quiero hacerte una pregunta: ¿qué es el agua?

La tortuga no repuso al instante.

No podía creer lo que le estaba preguntando aquel pez que estaba cerca de ella. Cuando se dio cuenta de que no estaba durmiendo y el suceso no era parte de un sueño, repuso:

--Amigo pez, has nacido en el agua, en el agua estás viviendo y en el agua hallarás la muerte. Alrededor de tu cuerpo hay agua y agua hay dentro de tu cuerpo. Te alimentas de lo que en el agua encuentras y en el agua te reproduces. ¡Y tú, pez necio, me preguntas qué es el agua!

***

El Maestro dice: Ignorante como ese pez, naces, vives y mueres en el Ser y gracias al Ser y, empero, como ese pez que desconoce el agua en la que mora, tú ignoras la Realidad en la que habitas.

Tomado del libro:
101 Cuentos clásicos de la India
Recopilación de Ramiro Calle
Fotográfía de Internet

EL AMOR NUNCA SE VA






EL AMOR NUNCA SE VA


viernes, 26 de enero de 2018

APRENDER A CALLAR







-Tu hermano pequeño ya aprendió a hablar? 





-Sí claro -respondió Miguelito-. Ahora mis papás le están enseñando a callarse.  





FUENTE:


OSHO: "El Hombre que Amaba las Gaviotas y Otros Relatos", Grupo Editorial Norma, Bogotá, 2003, ISBN 958-04-7279-3, Pag. 78

APRENDER A CALLAR


-Tu hermano pequeño ya aprendió a hablar? 

-Sí claro -respondió Miguelito-. Ahora mis papás le están enseñando a callarse.  

FUENTE:
OSHO: "El Hombre que Amaba las Gaviotas y Otros Relatos", Grupo Editorial Norma, Bogotá, 2003, ISBN 958-04-7279-3, Pag. 78

UN HOMBRE ERUDITO







Marlene y Florence, dos secretarias de Denver, estaban conversando mientras almorzaban. 





-Anoche me violó un hombre erudito-. Susurró Marlene.





-De veras? -dijo Florence-. Y cómo sabes que era erudito? 





-Porque tuve que ayudarle. 





FUENTE: OSHO: "El Hombre que Amaba las Gaviotas y Otros Relatos", Grupo Editorial Norma, Bogotá, 2003, ISBN 958-04-7279-3, Pag. 73

UN HOMBRE ERUDITO


Marlene y Florence, dos secretarias de Denver, estaban conversando mientras almorzaban. 

-Anoche me violó un hombre erudito-. Susurró Marlene.

-De veras? -dijo Florence-. Y cómo sabes que era erudito? 

-Porque tuve que ayudarle. 

FUENTE: OSHO: "El Hombre que Amaba las Gaviotas y Otros Relatos", Grupo Editorial Norma, Bogotá, 2003, ISBN 958-04-7279-3, Pag. 73

REALMENTE NO LO SABEMOS






REALMENTE NO LO SABEMOS


miércoles, 24 de enero de 2018

OBSERVAR Y DESARROLLAR






OBSERVAR Y DESARROLLAR


EL PORQUÉ ANTES DE NADA







La mayoría de las personas, cuando crean un negocio, se preguntan: ¿qué puedo ofrecer?, ¿cómo lo ofreceré? y ¿para qué?, en este orden. Es decir, parten de una idea cerrada, parten del «qué» y dejan el «para qué» al final.





Sin embargo, para que se genere verdadera prosperidad hay que actuar, curiosamente, siguiendo el proceso inverso. Lo primero que uno debe preguntarse es «¿para qué?», y buscar el sentido profundo de lo que hace. 





Para Steve Jobs, cuya trayectoria analizaremos más adelante, el «para qué» era crear belleza y utilidad sin errores.





Ese era su sentido de la creatividad: hacer piezas diferentes, sencillas, muy bonitas, prácticas y funcionales.





A continuación, Jobs se centró en el cómo: con una tecnología específica, usable, diferencial. Es muy importante invertir en el proceso diferencial.





Por lo tanto, antes de saber qué podemos ofrecer y cómo podemos ofrecerlo, debemos preguntarnos para qué ofrecerlo. Eso movilizará nuestro talento y nuestra pasión, aquello que nos hace levantarnos cada mañana con ilusión aunque estemos agotados. Cuando tiene un sentido, amamos lo que hacemos y, por tanto, lo hacemos de la mejor manera que podemos y sabemos, dando lo mejor de nosotros mismos y aprendiendo continuamente con entusiasmo para mejorar.





Los humanos vivimos para crear y amar. Si nuestra vida tiene sentido, lo tiene porque sabemos que hay alguien a quien amamos y algo a lo que amamos. Si amamos de verdad, cuidamos lo que amamos, nos entregamos a ello en cuerpo y alma, y de este modo las oportunidades aparecen solas y continuamente, porque nuestra sintonía con el mundo nos hace ver oportunidades donde otros, simplemente, no ven nada.





Y al revés: si concebimos la vida movidos por la ambición de ganar mucho dinero, por vanidad, por altanería, para superar complejos que el dinero jamás nos ayudará a superar, porque tenemos miedo y queremos ser reconocidos, no encontraremos la prosperidad. Es más, quien actúa de esta forma tiende a agotar sus propios recursos y los de quienes lo rodean, porque esa ambición nace de un vacío interior incolmable. La aparente riqueza que se genera actuando así tiende a desaparecer muy rápidamente.





Por eso queremos empezar este libro afirmando que la clave de la prosperidad es la generosidad. La voluntad de crear, de servir y de amar y dar genera una riqueza abundante que permite mejorar el nivel y la calidad de vida de las personas gracias a las cuales podemos ejercer nuestro trabajo.






Del libro:


El mapa del tesoro


Álex Rovira/

  Francesc Miralles



Fotografía tomada de internet


EL PORQUÉ ANTES DE NADA


La mayoría de las personas, cuando crean un negocio, se preguntan: ¿qué puedo ofrecer?, ¿cómo lo ofreceré? y ¿para qué?, en este orden. Es decir, parten de una idea cerrada, parten del «qué» y dejan el «para qué» al final.

Sin embargo, para que se genere verdadera prosperidad hay que actuar, curiosamente, siguiendo el proceso inverso. Lo primero que uno debe preguntarse es «¿para qué?», y buscar el sentido profundo de lo que hace. 

Para Steve Jobs, cuya trayectoria analizaremos más adelante, el «para qué» era crear belleza y utilidad sin errores.

Ese era su sentido de la creatividad: hacer piezas diferentes, sencillas, muy bonitas, prácticas y funcionales.

A continuación, Jobs se centró en el cómo: con una tecnología específica, usable, diferencial. Es muy importante invertir en el proceso diferencial.

Por lo tanto, antes de saber qué podemos ofrecer y cómo podemos ofrecerlo, debemos preguntarnos para qué ofrecerlo. Eso movilizará nuestro talento y nuestra pasión, aquello que nos hace levantarnos cada mañana con ilusión aunque estemos agotados. Cuando tiene un sentido, amamos lo que hacemos y, por tanto, lo hacemos de la mejor manera que podemos y sabemos, dando lo mejor de nosotros mismos y aprendiendo continuamente con entusiasmo para mejorar.

Los humanos vivimos para crear y amar. Si nuestra vida tiene sentido, lo tiene porque sabemos que hay alguien a quien amamos y algo a lo que amamos. Si amamos de verdad, cuidamos lo que amamos, nos entregamos a ello en cuerpo y alma, y de este modo las oportunidades aparecen solas y continuamente, porque nuestra sintonía con el mundo nos hace ver oportunidades donde otros, simplemente, no ven nada.

Y al revés: si concebimos la vida movidos por la ambición de ganar mucho dinero, por vanidad, por altanería, para superar complejos que el dinero jamás nos ayudará a superar, porque tenemos miedo y queremos ser reconocidos, no encontraremos la prosperidad. Es más, quien actúa de esta forma tiende a agotar sus propios recursos y los de quienes lo rodean, porque esa ambición nace de un vacío interior incolmable. La aparente riqueza que se genera actuando así tiende a desaparecer muy rápidamente.

Por eso queremos empezar este libro afirmando que la clave de la prosperidad es la generosidad. La voluntad de crear, de servir y de amar y dar genera una riqueza abundante que permite mejorar el nivel y la calidad de vida de las personas gracias a las cuales podemos ejercer nuestro trabajo.

Del libro:
El mapa del tesoro
Álex Rovira/
  Francesc Miralles
Fotografía tomada de internet