miércoles, 18 de marzo de 2020

DOS ÁNGELES








Dos ángeles puros, llamados Harût y Marût, habían sido condenados a permanecer prisioneros en el fondo de un pozo, en pleno centro del universo. Eran conocidos por su ciencia de la magia y esta reputación atraía a mucha gente. Ellos negaban que quisieran enseñar la magia. A los que insistían, les decían: «Nosotros sólo enseñamos la magia para probar a los hombres».





Los deseos son como perros dormidos. El bien o el mal que reside en ellos permanece oculto. Aunque en apariencia estén tan inmóviles como troncos de leña, las trompetas del deseo resuenan tan pronto como se despierta su interés. Cientos de perros se despiertan así. Resurgen muchos deseos enterrados. Cada pelo de esos perros se convierte en un diente. Sucede como la brasa que se frota con leña seca. No siempre se les ve, porque no tienen piezas que cazar.





El enfermo ha perdido su apetito. Sólo tiene un deseo: recobrar la salud. ¡Pero si le muestran una rebanada de pan o un fruto seco, se olvida inmediatamente de que necesita seguir un régimen! Si tiene paciencia, la vista de este alimento le es útil, pues lo hace fuerte. ¡Pero si no tiene paciencia, entonces, más vale que no lo vea!














150 Cuentos sufíes


Maulana Jalāl al-Dīn Rūmī


Fotografía tomada de internet