lunes, 31 de agosto de 2020
LA FÓRMULA
El místico regresó del desierto. «Cuéntanos», le dijeron con avidez, «¿cómo es Dios?».
Pero ¿cómo podría él expresar con palabras lo que había experimentado en lo más profundo de su corazón? ¿Acaso se puede expresar la Verdad con palabras?
Al fin les confió una fórmula -inexacta, eso sí, e insuficiente-, en la esperanza de que alguno de ellos pudiera, a través de ella, sentir la tentación de experimentar por sí mismo lo que él había experimentado. Ellos aprendieron la fórmula y la convirtieron en un texto sagrado. Y se la impusieron a todos como si se tratara de un dogma. Incluso se tomaran el esfuerzo de difundirla en países extranjeros. Y algunos llegaron a dar su vida por ella. Y el místico quedó triste. Tal vez habría sido mejor que no hubiera dicho nada.
Del libro:
Anthony de Mello
El Canto del Pájaro
Fotografía tomada del internet
domingo, 30 de agosto de 2020
EL POBRE
Un pobre lleno de insolencia vio pasar un día a unos esclavos ricamente vestidos con trajes de seda y cinturones dorados. Alzó los ojos al cielo y dijo:
«¡Oh Señor mío! ¡Esa gente está bien cuidada por su amo! De ese modo es como deberías obrar conmigo, que soy tu esclavo».
En efecto, este hombre llevaba el traje hecho jirones, tenía hambre y temblaba de frío. Ese estado era la razón de su insolencia. Era un íntimo de Dios y reconocía sus favores.
Si los cortesanos pueden permitirse ser insolentes con el sultán, no te creas autorizado para hacer lo mismo, pues tú no tienes la misma intimidad con el dueño. Deseas un cinturón dorado, pero Dios te ha dado algo mejor que eso: una cintura para recibir ese cinturón. Quieres una corona, pero ¿no te ha dado Dios una cabeza?
Ahora bien, un día sucedió que el propietario de los esclavos fue acusado por el sultán de una falta grave. Sus esclavos fueron encarcelados y torturados para que confesasen el lugar en que se encontraba el tesoro de su amo. Los maltrataron así durante un mes pero, por fidelidad hacia su amo, ninguno de ellos reveló el secreto. Un buen día, el pobre del que hablábamos recibió en un sueño un mensaje que le decía:
«¡Tú puedes ir a aprender junto a esos esclavos cómo se comporta un verdadero servidor!».
150 Cuentos sufíes
Maulana Jalāl al-Dīn Rūmī
Fotografía tomada de internet
sábado, 29 de agosto de 2020
FABRICANTES DE ETIQUETAS
La vida es como una botella de buen vino. Algunos se contentan con leer la etiqueta. Otros prefieren probar su contenido.
En cierta ocasión mostró Buda una flor a sus discípulos y les pidió que dijeran algo acerca de ella.
Ellos estuvieron un rato contemplándola en silencio.
Uno pronunció una conferencia filosófica sobre la flor. Otro creó un poema. Otro ideó una parábola. Todos tratando de quedar por encima de los demás.
¡Fabricantes de etiquetas!
Mahakashyap miró la flor, sonrió y no dijo nada. Sólo él la había visto.
¡Si tan sólo pudiera probar un pájaro, una flor, un árbol, un rostro humano... ! Pero ¡ay! ¡No tengo tiempo!
Estoy demasiado ocupado en aprender a descifrar etiquetas y en producir las mías propias. Pero ni siquiera una vez he sido capaz de embriagarme con el vino.
Del libro:
Anthony de Mello
El Canto del Pájaro
Fotografía tomada del internet
viernes, 28 de agosto de 2020
TAO TE KING: PRINCIPIO 59
Para gobernar a los hombres y servir al Cielo
no hay nada mejor que la moderación.
Solo la moderación trata las cosas en su justo momento.
Así, se acumulan y duplican las energías VITALES.
Este aumento permite responder a cualquier situación.
Respondiendo a todas las situaciones,
nadie conoce nuestros límites.
Si nadie conoce nuestros límites,
podemos poseer el mundo.
Poseyendo a la Madre Universal,
entonces, duramos eternamente.
Este es el SENTIDO de la raíz profunda
y de la base firme,
el SENTIDO de la eterna existencia y de la
contemplación permanente.
Extracto del libro:
Lao-Tsé
Tao Te King
Fotografía tomada de internet
jueves, 27 de agosto de 2020
LA PREGUNTA
Preguntaba el monje: «Todas estas montañas y estos ríos y la tierra y las estrellas... ¿de dónde vienen?
Y preguntó el Maestro: «¿Y de dónde viene tu pregunta?».
¡Busca en tu interior!
Del libro:
Anthony de Mello
El Canto del Pájaro
Fotografía tomada del internet
miércoles, 26 de agosto de 2020
EL LOCO
Este capítulo trata del veneno mental que son los desatinos, uno de los factores que producen la desgracia. Aquí, al loco se lo caracteriza por la ignorancia de la verdad, por el deseo de poseer, el engreimiento, la insensibilidad, la cortedad de miras y el darse importancia. Se hace mucho hincapié en el hecho de que la compañía de los desatinados no sólo es ruinosa sino hasta injuriosa; estos locos no sólo se hacen daño a sí mismos sino también a los demás por medio de la ignorancia y del conocimiento mal aplicado.
1. La noche es larga para el
que vela; una distancia de diez
kilómetros es larga para el
cansado; el camino de la vida y de
la muerte es largo para los locos
que no saben la verdad.
2. El viajero que no encuentra
a nadie mejor o igual debe seguir
adelante solo; no hay que juntarse
con un loco.
La compañía de los locos es dañina hasta en ausencia de malas intenciones; la buena voluntad de un loco puede ser tan dañina por medio de la acción ignorante como la oposición de un loco.
3. «Tengo hijos, tengo
riquezas»... sufre el loco pensando
así. Ni siquiera el ser propio es de
uno mismo: ¿cómo habrían de serlo
los hijos, las riquezas?
El Corán dice: «Competir para conseguir más y más te desvía hasta llevarte a la tumba.» Y también: «Debes saber que la vida del mundo no es sino distracción y desviación, ostentación y competencia por la gloria entre vosotros, y apetencia de más y más riquezas e hijos... ¿Y qué es la vida del mundo sino la materia de las decepciones?»
Extracto del libro:
Dhammapada Buda
Imágenes tomadas de Internet
martes, 25 de agosto de 2020
lunes, 24 de agosto de 2020
15.DESAPEGO.
Los humanos nos apegamos a cosas, personas, animales, paisajes, costumbres, épocas, al amor, al sexo, la vida, los juegos, las profesiones, la familia… y mil cosas o situaciones más, de una manera mecánica y adictiva, sufriendo cada vez que tememos perderlas o las perdemos.
Ambas situaciones, las experimentamos apasionadamente, desesperadamente, desequilibradamente, neuróticamente, sean de primera necesidad o superfluas.
En la posesión de las cosas-situaciones fundamentamos nuestro valor y también nuestra seguridad e incluso nuestra identidad. Sin ellas, decimos, no somos nadie, no nos diferenciamos de un cualquiera.
Un exceso en la posesión de cosas, personas, futuro… producen peso, preocupación, agobio. Esto les ocurre a las personas muy “importantes”. Su significación es para ellas en ocasiones, tan grande que, como en el caso de las joyas, por temor a que se las roben, las usan falsas, simples imitaciones como cualquier persona vulgar. Es gracioso! Sólo ellos lo saben y engañan con apariencias.
Impresiones fáciles y habituales en personas que se asoman al tema del Desapego son las de frialdad, insensibilidad, indiferencia, inactividad (nihilista según algunos). Aparece el temor a convertirse en un ladrillo sin sentimientos, ni intereses. El espectador, el crítico o el principiante temen lo que llaman desnaturalización o también despersonalización, algo así como asilvestrarse o perder la identidad. Todo imaginación y fantasía, apego a las propias ideas.
Dejemos descansar al pensamiento constructor y apliquémosle a colaborar en el Camino Liberador de los miedos a las pérdidas de lo que sea. Buda se preguntó por ello: ¿cómo debe vivir el que sufre? Realizando su Propia Naturaleza y dejando atrás la Condición egocéntrica, saboreando la originalidad de las sensaciones, las emociones, los sentimientos, las acciones, unificándose y fundiéndose con el objeto, la situación, el momento, pero descondicionadamente.
Bibliografía:
La luciérnaga ciega: Soko Daido Ubalde
Fotografía tomada de internet
domingo, 23 de agosto de 2020
EL SONIDO DEL SILENCIO
Un día, mientras permanecía inmóvil como siempre en el mismo sitio, un maestro vio aparecer en el horizonte una especie de bola de polvo. Aquella bola se hizo más y más grande y el sheik pronto reconoció a un hombre que se le acercaba corriendo y levantaba una enorme polvareda.
El hombre, que era joven, llegó hasta el maestro y se postró ante él.
– ¿Qué quieres?
El joven le contestó:
– Maestro, he venido desde lejos a oírte tocar el arpa sin cuerdas.
– Como quieras – le dijo el maestro.
El santo hombre no varió su postura lo más mínimo. No cogió ningún instrumento, no hizo nada. El maestro y el freviente discípulo permanecieron inmóviles. Tras tres días, el joven dejó percibir, quizá por un gesto, una inclinación o un carraspeo, un incipinte cansancio.
– ¿Qué te pasa? – preguntó el maestro.
El joven dudó un poco. Comenzó a balbucear algunas palabras. Para poder ayudarlo, el maestro preguntó:
– ¿No has oído nada?
– No – contestó el joven con voz culpable.
– Entonces, ¿por qué no me has pedido que tocase más fuerte?
Maestro: el sonido está dentro de nosotros, en nuestro corazón. Es cuestión de saber escucharlo.
Cuento Sufí
sábado, 22 de agosto de 2020
ATENCIÓN. AQUÍ Y AHORA. DESPIERTA
¿Cómo evitamos que surja la negatividad y cómo nos libramos de ella cuando aparece?
Eckhart Tolle:
Como dije, evite que surja estando completamente presente. Pero no se desanime. Hay aún pocas personas en el planeta que pueden mantener un estado de presencia continua, aunque algunos están cerca de ello. Pronto, creo, habrá muchos más.
Siempre que se dé cuenta de que ha surgido alguna forma de negatividad en usted, mírela no como un fracaso sino como una señal útil que le dice: "Despierta. Sal de la mente. Vive el presente".
Hay una novela de Aldous Huxley titulada La Isla, escrita en sus últimos años, cuando se interesó mucho en las enseñanzas espirituales. Cuenta la historia de un náufrago en una isla remota separada del resto del mundo. Esta isla contiene una civilización única. Lo inusual de ella es que sus habitantes, al contrario de los del resto del mundo, son realmente cuerdos. La primera cosa que el hombre nota son unos papagayos coloridos encaramados en los árboles, que continuamente cotorrean las palabras "Atención. Aquí y Ahora. Atención. Aquí y Ahora". Luego nos enteramos de que los isleños les han enseñado estas palabras para que les recuerden constantemente mantenerse presentes.
Así que siempre que sienta la negatividad surgiendo en usted, causada por un factor externo, por un pensamiento o por nada en particular de lo que sea consciente, véala como una voz que le dice "Atención. Aquí y Ahora. Despierta". Incluso la más leve irritación es significativa y debe ser reconocida y observada; en caso contrario, habrá una acumulación de reacciones no observadas. Como dije antes, usted puede ser capaz de soltarla una vez se dé cuenta de que no quiere tener este campo de energía dentro de usted y de que no sirve para nada. Pero entonces asegúrese de que la suelta completamente. Si no puede hacerlo, acepte que está ahí y ponga su atención en ese sentimiento, como señalé anteriormente.
Como alternativa a abandonar una reacción negativa, puede hacerla desaparecer imaginando que usted se hace transparente a la causa externa de la reacción. Le recomiendo que practique esto al principio con cosas pequeñas, incluso triviales. Digamos que está sentado tranquilamente en casa. De repente se oye el sonido penetrante de la alarma de un auto al otro lado de la calle. Surge la irritación. ¿Qué sentido tiene la irritación? Ninguno en absoluto. ¿Por qué la creó usted? No lo hizo, fue la mente. Fue totalmente automático, totalmente inconsciente. ¿Por qué la creó la mente? Porque tiene la creencia inconsciente de que su resistencia, que usted experimenta como negatividad o infelicidad de alguna forma, disolverá en alguna medida la condición indeseable. Esto, por supuesto, es un engaño. La resistencia que crea, la irritación o ira en este caso, es mucho más perturbadora que la causa original que está tratando de disolver.
Todo esto puede transformarse en práctica espiritual. Siéntase a sí mismo volviéndose transparente, como quien dice, sin la solidez de un cuerpo material. Ahora permita que el sonido, o lo que sea que cause la reacción negativa, pase a través de usted. Ya no golpeará una "pared" sólida dentro de usted. Como dije, practique con cosas pequeñas primero. La alarma del auto, el perro que ladra, los niños que gritan, la congestión de tráfico. En lugar de tener un muro de resistencia dentro de usted que es golpeado constante y dolorosamente por las cosas que "no deberían estar sucediendo", deje que todo pase a través de usted.
Alguien le dice algo indelicado o con la intención de molestarlo. En lugar de tener una reacción negativa inconsciente, como ataque, defensa o repliegue, permita que pase a través de usted. No ofrezca resistencia. Es como si ya no hubiera nadie ahí que pudiera ser herido. Eso es el perdón. En esa forma, usted se vuelve invulnerable. Usted puede decirle a esa persona de todos modos que su conducta es inaceptable, si eso es lo que escoge hacer. Pero esa persona ya no tiene el poder de controlar su estado interior. Usted está entonces en su propio poder, no en el de la otra persona, y tampoco está gobernado por su mente. Se trate de una alarma de auto, una persona descortés, una inundación, un terremoto o la pérdida de todas sus posesiones, el mecanismo de resistencia es el mismo.
Del libro:
El Poder del Ahora
Eckhart Tolle
Imagen tomada del internet
viernes, 21 de agosto de 2020
EMOCIONES NEGATIVAS
¿No podría una emoción negativa contener también un mensaje importante? Por ejemplo, si a menudo me siento deprimido, puede ser una señal de que algo anda mal en mi vida y puede forzarme a mirar mi situación vital y hacer algunos cambios. Así que necesito escuchar lo que la emoción me está diciendo y no rechazarla simplemente como negativa.
Eckhart Tolle:
Sí, las emociones negativas recurrentes a menudo contienen un mensaje, lo mismo que las enfermedades. Pero cualquier cambio que usted haga, sea que tenga que ver con su trabajo, con sus relaciones o con lo que lo rodea, es en últimas sólo cosmético a menos que surja de un cambio en su nivel de conciencia. Y en cuanto a esto, sólo puede significar una cosa: volverse más presente. Cuando usted ha alcanzado cierto nivel de presencia, no necesita la negatividad para decirle lo que es necesario en su situación vital. Pero mientras la negatividad esté ahí, úsela. Úsela como una especie de señal que le recuerde estar más presente.
Del libro:
El Poder del Ahora
Eckhart Tolle
Imagen tomada del internet
jueves, 20 de agosto de 2020
EL ÁRBOL FRUTAL
Un hombre había subido a un árbol frutal y sacudía sus ramas para hacer caer la fruta. Llegó de pronto el propietario y lo apostrofó:
«¿No te da vergüenza ante Dios?
—¿Qué hay de vergonzoso?, replicó el hombre. Si un servidor de Dios come el fruto de los favores de Dios en el huerto de Dios, ¿en qué es reprensible?».
El propietario dijo entonces a sus servidores:
«¡Traed una cuerda para que reciba la respuesta que merece!».
Lo hizo atar a un árbol y después lo azotó en los muslos y la espalda. El hombre se puso a gritar:
«¡Deberías avergonzarte ante Dios de maltratar a un inocente como yo!».
Pero el propietario respondió:
«Si un servidor de Dios golpea con el bastón de Dios a otro servidor de Dios, ¿qué mal ves en ello? El bastón le pertenece, tus muslos y tu espalda le pertenecen. En cuanto a mí, ¡yo no soy más que una herramienta en sus manos!».
Entonces dijo el ladrón:
«¡Me arrepiento! ¡Me arrepiento! Dices verdad: ¡La voluntad existe en mí!».
150 Cuentos sufíes
Maulana Jalāl al-Dīn Rūmī
Fotografía tomada de internet
miércoles, 19 de agosto de 2020
martes, 18 de agosto de 2020
BUSCAR EN LUGAR EQUIVOCADO
Un vecino encontró a Nasruddin cuando éste andaba buscando algo de rodillas. «¿Qué andas buscando, Mullab?».
«Mi llave. La he perdido».
Y arrodillados los dos, se pusieron a buscar la llave perdida. Al cabo de un rato dijo el vecino: «¿Dónde la perdiste?». «En casa».
«¡Santo Dios! Y entonces, ¿por qué la buscas aquí?».
«Porque aquí hay más luz».
¿De qué vale buscar a Dios en lugares santos si donde lo has perdido ha sido en tu corazón?
Del libro:
Anthony de Mello
El Canto del Pájaro
Fotografía tomada del internet
domingo, 16 de agosto de 2020
RÁBANOS
Un día un ladrón dijo a uno de los soldados del sultán: «¡Todo lo que he hecho ha sido querido por Dios!». «Lo mismo me pasa a mí», replicó el soldado. Si alguien roba rábanos de un puesto de venta e intenta disculparse diciendo: «¡Es Dios quien lo ha querido!», dale un puñetazo en la cabeza y vuelve a poner los rábanos en su sitio, pues también eso es la voluntad de Dios.
¡Oh, idiota! Sabes bien que ningún tendero aceptará ese pretexto. ¿Cómo, entonces, puedes contar con Él? ¡Oh, ignorante! Al persistir en este error, arruinas tu sangre y tus bienes. Si tal argumento pudiese servir, entonces cualquiera podría arrancarte el bigote con esa excusa.
También yo estoy lleno de deseos, pero el temor de Dios ata mis manos y mis brazos.
Cuando se trata de satisfacer tu ego, tienes como la voluntad de veinte personas. ¡Y, para lo demás, invocas la voluntad de Dios!
150 Cuentos sufíes
Maulana Jalāl al-Dīn Rūmī
Fotografía tomada de internet
sábado, 15 de agosto de 2020
CAMBIANDO EL MUNDO
Pregunta 14:
¿Cómo nos puede preocupar tanto nuestra felicidad cuando la humanidad se enfrenta a tantos problemas? El hambre, la pobreza, las condiciones de vida miserables, las escasas oportunidades de la mayoría de las personas para desarrollar su habilidad y su talento…
En realidad, hasta que no has dejado tus propios problemas no puedes tener una perspectiva correcta para comprender los problemas del mundo. Tu propia casa está hecha un desastre, tu propio ser interior es un caos… ¿Cómo vas a tener una perspectiva para comprender problemas tan extensos? Ni siquiera te comprendes a ti mismo; empieza por ahí, porque si empiezas por otro lado no llegarás a ninguna parte.
Las personas en un estado de terrible confusión mental empiezan por ayudar a los demás, y a proponer soluciones… Esas personas han causado más problemas en el mundo de los que han resuelto. Ésos son los que realmente crean las dificultades: los políticos, los economistas, los llamados funcionarios, los misioneros. Ellos son los que crean las dificultades; aún no han resuelto su consciencia interior, y siempre están dispuestos a abalanzarse sobre cualquiera para resolver sus problemas. Así es como evitan su propia realidad; no quieren enfrentarse a ella. Prefieren meterse en otras cosas, con otras personas. Con eso tienen algo que hacer, una buena distracción.
Recuérdalo: tú eres el problema del mundo. El problema eres tú, y a menos que ese problema se resuelva, hagas lo que hagas sólo contribuirás a complicar aún más las cosas. En primer lugar arregla tu casa, crea en ella un cosmos, porque ahora es un caos.
Hay una antigua fábula india, una historia de hace muchos años, pero de gran importancia.
Érase una vez un gran rey, tan grande como estúpido, que se quejaba de que al pisar la tierra se hacía daño en los pies y ordenó que cubrieran todo el reino con cuero para protegerlos, pero el bufón de la corte se rió de la idea; era un hombre inteligente, Dijo:
—La idea del rey es sencillamente ridícula.
El rey se enfadó mucho y le dijo al bufón:
—O me das otra alternativa o morirás.
El bufón dijo:
—Señor, corta unos trocitos de cuero y póntelos en los pies.
No hay por qué cubrir toda la tierra de cuero; sólo con cubrirse los pies basta para cubrir toda la tierra. Ése es el comienzo de la sabiduría.
Desde luego que hay problemas; en eso estoy de acuerdo. Y problemas muy graves. La vida es un infierno. Ahí tenemos el sufrimiento, la pobreza, la violencia, locuras de todas clases: es cierto; pero insisto en que el problema surge del alma del individuo. El problema existe porque existe el caos en el individuo. El caos general no es sino una multiplicación del mismo fenómeno: todos hemos aportado nuestro propio caos al total.
El mundo no es sino una relación; estamos relacionados los unos con los otros. Yo soy neurótico; tú eres neurótico, y la relación se vuelve muy neurótica; no sólo se dobla, sino que se multiplica. Y como todos están neuróticos, el mundo es neurótico. Hitler no apareció así como así; lo creamos nosotros. La guerra no surge así como así; la creamos nosotros. Es nuestro pus lo que asoma; es nuestro caos lo que causa las víctimas. El comienzo está relacionado contigo: tú eres el problema del mundo. De modo que no evites la realidad de tu mundo interior, porque eso es lo primero.
Tal como estás ahora, no eres capaz de ver la raíz del problema, sino sólo los síntomas. En primer lugar, averigua dentro de ti cuál es la raíz e intenta con todas tus fuerzas cambiarla. No es la pobreza; la raíz es la avaricia, y la pobreza la consecuencia. Si te limitas a luchar contra la pobreza no pasará nada. La raíz es la avaricia; la avaricia es lo que hay que erradicar. El problema no es la guerra, sino la agresividad individual; la guerra es simplemente la suma de la agresión de los individuos. Por muchas manifestaciones que hagáis, la guerra no cesará. A algunas personas les va esa marcha, y os las encontraréis en todas las manifestaciones.
A mí me encantaba cuando era niño. No me perdía ni una, y la gente mayor de mi pueblo empezó a preocuparse. Decían: «Pero si vas a todas las manifestaciones… Da igual que sea de comunistas o de anticomunistas. Siempre estás allí». Yo les decía: «Es que me gusta. Me da igual la ideología política. Me gusta gritar. Me gusta andar por ahí». Puedes disfrutar o no; da lo mismo, porque las guerras continúan. Y si te fijas en los que protestan, te darás cuenta de lo agresivos que son; no verás la paz en sus rostros. Están dispuestos a pelear. Las manifestaciones en favor de la paz pueden convertirse en cualquier momento en disturbios. Son personas agresivas; muestran su agresividad en nombre de la paz. Están dispuestos a pelear; si detentaran el poder, si tuvieran la bomba atómica, la soltarían para crear la paz. Eso es lo que dicen todos los políticos, que luchan para que reine la paz.
El problema no es la paz, y las manifestaciones no contribuyen a nada. El problema consiste en la agresividad interior de los individuos. Las personas no se encuentran a gusto consigo mismas, y por eso tiene que existir la guerra, porque en otro caso la gente se volvería loca. Cada década una guerra descarga a la humanidad de la neurosis. Quizá os sorprenderá saber que los psicólogos descubrieron un fenómeno muy extraño en la Primera Guerra Mundial. Mientras duró la guerra, el número de personas que se volvieron locas fue casi nulo. No hubo suicidios, no se cometieron asesinatos y la gente incluso dejó de volverse loca. Muy extraño. ¿Y qué tiene eso que ver con la guerra? Quizá no se cometieran asesinatos porque los asesinos estaban en el ejército, pero ¿y los suicidas? Quizá también estuvieran en el ejército, pero ¿y los locos? ¿También dejó la gente de volverse loca? Lo mismo ocurrió en la Segunda Guerra Mundial, en mayor proporción, y entonces ya se conocía el vínculo, la asociación. La humanidad va acumulando cierta cantidad de neurosis, de locura, y cada década tiene que librarse de ella. Por eso cuando hay guerra —la guerra significa que la humanidad entera se ha vuelto loca— no hay necesidad de volverse loco individualmente. Todos están locos, y no tiene sentido intentarlo individualmente. Cuando una nación está asesinando a otra y hay tantos suicidios y asesinatos, ¿qué sentido tiene que se cometan a título individual? Puedes verlo por la televisión y disfrutarlo, leerlo en los periódicos y pasarlo bien.
El problema no es la guerra, sino la neurosis individual.
Hay que cambiar las raíces; hace falta una transformación radical, porque las reformas ordinarias no servirán de nada. Pero quizá no lo entendáis. Hablo de la meditación pero no comprendéis la relación, qué relación tiene la meditación con la guerra. Yo sí veo la relación; vosotros no la veis.
Yo lo entiendo así: si tan siquiera el uno por ciento de la humanidad meditara, desaparecerían las guerras. Y no hay otra manera. Hay que liberar esa cantidad de energía meditativa. Si el uno por ciento de la humanidad, es decir, una de cada cien personas, se pone a meditar, las cosas adquirirán un cariz completamente distinto. Disminuirá la avaricia y, naturalmente, disminuirá la pobreza. La pobreza no existe porque haya escasez; existe porque la gente acumula, porque son avariciosos. Si vivimos en el ahora, hay suficiente; la tierra tiene suficiente para darnos, pero si hacemos planes para el futuro, si acumulamos… Entonces surge el problema.
Pensad qué pasaría si las aves acumulasen: que unas cuantas serían ricas y las demás pobres; las aves de Estados Unidos serían las más ricas y el mundo entero sufriría. Pero como no acumulan, no hay pobreza. ¿Habéis visto un pájaro pobre? Los animales del bosque… No hay ninguno pobre ni ninguno rico. Ni siquiera se ven pájaros gordos y pájaros delgados. Todos los cuervos son casi iguales; no se los puede distinguir. ¿Por qué? Porque disfrutan, no acumulan.
Incluso engordar significa que estás acumulando en el cuerpo; es una actitud mezquina. Los avaros tienen estreñimiento; ni siquiera pueden desprenderse de los excrementos. Acumulan; controlan incluso la defecación, acumulan incluso la porquería. Acumular es un hábito para ellos.
Vivir en el momento, vivir en el presente, vivir con amor, en amistad… el mundo sería completamente distinto. El individuo tiene que cambiar, porque el mundo no es sino un fenómeno proyectado del alma individual.
Entonces se interesará por los problemas del mundo, pero su interés tendrá una dimensión diferente. Quizá no podáis comprenderlo. Hay personas que vienen a verme y me preguntan: «Pero ¿qué haces? Hay pobreza y hay fealdad, y tú enseñando meditación. Ya está bien. Haz algo por la pobreza». Pero no se puede hacer nada por la pobreza directamente. Hay que liberar la energía meditativa para disfrutar del momento; entonces no habrá pobreza. El comunismo no va a eliminar la pobreza; no la ha eliminado en ninguna parte. Ha creado nuevas formas de pobreza, y peores, más peligrosas. El comunista es mucho más pobre porque también ha perdido su alma. Ha dejado de ser un individuo; ni siquiera tiene libertad para rezar y meditar.
Eso no ayuda a las personas; las destruye. Ésos son los buenos samaritanos; hay que evitarlos.
Y cuando una persona medita empieza a alcanzar la plenitud. Si es pintor, será un gran pintor. Si es poeta, de su alma brotará de repente una poesía extraordinaria. Si es cantante, cantará por primera vez lo que siempre había deseado.
Cuando estás en silencio, arraigado en tu ser, centrado, tu talento empieza a funcionar automáticamente. Empiezas a funcionar como siempre había querido la existencia que funcionaras. Empiezas a funcionar como deberías haberlo hecho desde el día en que naciste, como tu destino quiere que funciones. Actúas con espontaneidad. Empiezas a hacer lo tuyo, sin importarte si te compensa o no, si te hace más respetable o no. Te hace feliz, y con eso basta. Te llena de júbilo, y eso es más que suficiente.
Pero a algunas personas les gustaría dar muchos rodeos; querrían cambiar el mundo en primer lugar, y después volver a sí mismos. Pero he de deciros que nunca volveréis a vosotros mismos si os vais tan lejos.
Me han contado una cosa… Había un viejo sentado cerca de Delhi; un joven que pasaba por allí en coche se detuvo y le preguntó: «¿A qué distancia está Delhi?». El viejo contestó: «Si sigues en la misma dirección por la que vas, si sigues ese camino, está muy lejos. Tendrás que dar la vuelta a la tierra, porque te has pasado Delhi hace tres kilómetros».
Si giras, no está muy lejos; cuestión de minutos. Si inicias un viaje para cambiar el mundo entero y piensas que así vas a cambiarte a ti mismo, no lo conseguirás; no podrás volver a casa.
Empieza donde estás. Formas parte de este mundo tan feo y al cambiarte a ti mismo cambiarás el mundo. ¿Qué eres tú? Formas parte de este mundo tan feo. ¿Por qué vas a intentar cambiar a tu vecino? A lo mejor no quiere, no le interesa. Si te das cuenta de que el mundo necesita un gran cambio, tú eres el mundo más próximo a ti mismo. Empieza por ahí.
Bibliografía:
Alegría: Osho
Fotografía tomada de internet
viernes, 14 de agosto de 2020
PERRO DE SATANÁS
Cuando un Turcomano posee un perro pastor, éste se instala en el umbral de su tienda. Los hijos de la familia le tiran de la cola y lo hacen rabiar, pero a él le trae sin cuidado. Pero si, por casualidad, viene a pasar un extraño, se transforma de repente en un temible león. Es como la rosa para sus amigos y como la espina para sus enemigos. El Turcomano es quien le da su comida y por esta razón el perro le es fiel y lo guarda.
También este perro de Satanás ha sido creado por Dios y hay una sabiduría oculta en esto. La comida que recibe es el sudor del pueblo que corre tras los bienes de este mundo. Satanás, igual que un perro, sacrificaría su vida en el umbral de la casa de su dueño. ¡Oh, perro de Satanás! ¡Cada vez que el pueblo da un paso, somételo a prueba! Pues todos, buenos o malos, se dirigen hacia ese umbral. ¿Por qué se dice: «¡Me refugio en Dios!», sino porque el perro viene a atacarnos? ¡Oh, Turcomano! ¡Llama a tu perro para despejarme el camino! ¡Sé generoso conmigo!
Si el propietario no puede hacerse obedecer por su perro, no hay esperanza alguna en recurrir a su generosidad. Si es incapaz de dominar a su perro en su propia tienda de campaña, desgraciado él y sus visitantes, porque el perro los asustará a ambos. Pero, gracias a Dios, cuando el Turcomano lanza un grito, incluso los leones sudan sangre, ¡tanto es el miedo que sienten! ¡Oh, tú que pretendes ser el león de Dios! ¿Cómo te atreves a decir que cazas cuando, desde hace años, eres impotente ante un perro? Demasiado evidente es que, en este asunto, tú eres la pieza de caza.
150 Cuentos sufíes
Maulana Jalāl al-Dīn Rūmī
Fotografía tomada de internet
jueves, 13 de agosto de 2020
miércoles, 12 de agosto de 2020
EL HOMBRE ÍDOLO
Una antigua historia hindú:
Érase una vez un mercader que naufragó y fue arrastrado hasta las costas de Ceylán, donde Vibhishana era el rey de los monstruos. El mercader fue llevado a presencia del rey. Al verle, Vibhishana quedó extasiado de gozo y dijo: «¡Ah, cómo se parece a mi Rama. Es idéntico a él!». Entonces cubrió al mercader de ricos vestidos y joyas y le adoró.
Dice el místico hindú Ramakrishna: «La primera vez que escuché esta historia sentí una alegría indescriptible. Si a Dios se le puede adorar a través de una imagen de barro, ¿por qué no se le va a Poder adorar a través del hombre?
Del libro:
Anthony de Mello
El Canto del Pájaro
Fotografía tomada del internet
martes, 11 de agosto de 2020
14. LO CONVENCIONAL.
Son las normas y costumbres de las mayorías. Con estos ingredientes se construye el Ego, la sociedad, el acuerdo o conveniencia. La gente tan parecida se aviene a las costumbres útiles sin hablar de ello porque los pensamientos, normas, conversaciones, libros, estudios, proyectos y objetivos, coinciden.
Lo convencional es lo establecido, lo vulgar y corriente, lo previsible, pero sobre todo, lo que se repite y se repite como por ejemplo las tradiciones alrededor de los acontecimientos sociales familiares: con el nacimiento, el bautismo, con las fechas, los santos y cumpleaños, con las bodas los viajes, con las fiestas populares las comidas y los cantos, con la muerte los entierros, comprando todavía nichos al sol, luego los aniversarios y repetir los nombres de los padres y los abuelos… entremezclando supersticiones, refranes y comprando a sus hijos cuentos de hadas.
Los de costumbres conservadoras son reacios a los cambios, a la modernización y sus valores suelen ser los de la seguridad reforzada y burguesa como el prestigio, el dinero, el poder, el éxito, la propiedad, la herencia, el orden, las dobles vidas, la ocultación de vicios y defectos. Los valores, cargados de prejuicios del pasado, son reaccionarios, se escandalizan fácilmente en público. En la política están representados por las derechas, en la religión por el integrismo dogmático hasta el fanatismo. Estas instituciones suelen reforzarse aliándose, son excluyentes, rígidas y poco aficionadas a razonar cargando sus argumentos con la emocionabilidad.
Es lógico que el coleccionismo sea uno de sus entretenimientos; el arte, las joyas, coches, pieles, objetos de anticuario, marcas… y todo cuanto sea exitoso o fiel imitación para los convencionales sin dinero. Hacen exhibición de lo que tienen, les da seguridad y se distinguen además por compartir los vinos, restaurantes, veraneos, viajes, amistades… y el gusto por lo extravagante y superfluo.
La convencionalidad triunfa en todos los niveles sociales.
Bibliografía:
La luciérnaga ciega: Soko Daido Ubalde
Fotografía tomada de internet
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