(Albert Einstein)
Anselm Grun, monje benedictino y escritor católico, es uno de los referentes espirituales de la actualidad, y trata esta cuestión en su obra Límites sanadores, estrategias de autoprotección.
Para Grun, debemos ponernos nuestros límites, reconociendo con humildad nuestras capacidades.
Delimitarnos a nosotros mismos «nos permite percibir nuestra propia persona y desarrollar armónicamente nuestra personalidad, sin sobreexigirnos, sin pretender ser o hacer aquello que no somos o que no nos corresponde en este tiempo y en estas circunstancias».
Este autor asegura que autolimitarnos nos ayuda a establecer relaciones sanas y sostiene que saber «decir que no» es la forma idónea para entablar una relación fructífera para todas las partes, precisamente porque somos sinceros los unos con los otros.
Para este místico, la cultura actual es adicta al trabajo, al consumo, al endeudamiento, al éxito y al poder. Vivimos bajo una exigencia desbordante porque no dejamos de compararnos con las capacidades de los demás. Nos exigimos según lo que otros han conseguido, y vivimos motivados por situaciones y características que no son las nuestras, y que por tanto nos frustran.
Volviendo al aforismo de Einstein, una vez acotamos nuestros límites y descubrimos los puntos débiles y los fuertes que nos caracterizan, es el momento de rebasarlos.
Pero no para emular a otros, sino para ampliar las fronteras mentales que nos hemos impuesto.
Tomado del libro:
Einstein para despistados
Allan Percy
Fotografía de Internet