Cuando un país tiene verdadero poder
se vuelve como el mar:
todos los ríos fluyen en su busca.
Cuanto más poderoso crece,
más precisa de humildad.
Humildad es confiar en el Tao,
de este modo no es preciso defenderse.
Una gran nación es como un gran hombre:
Cuando comete un error, se da cuenta.
Habiéndose dado cuenta, lo admite.
Habiéndolo admitido, lo corrige.
Considera a quienes señalan sus faltas
como sus más valiosos maestros.
Piensa en su enemigo
como en la sombra que él mismo proyecta.
Si una nación está centrada en el Tao,
si nutre a su propia gente
y no se entromete en asuntos ajenos,
será un faro para todas las naciones del mundo.
OTRA TRADUCCIÓN:
El Gran Reino de Tao30 está como detrás de
una desembocadura, detrás de la cuenca baja de
un río.
El Océano está más abajo que todos los ríos, y
por eso, todos los ríos fluyen en Él.
El Océano permanece en tranquilidad y paciencia.
Él está esperando a aquellos que se le acercan y
penetran en Él.
El Océano es el Gran Reino. Y en la Tierra están
los reinos pequeños compuestos por las personas.
El Gran Reino se preocupa por satisfacer con
Sí Mismo a todos los que entran en Él.
Y que en los reinos pequeños los gobernantes
se preocupen de que todas las personas sean satisfechas.
Entonces todos recibirán lo que ellos quieren,
en el Gran Reino, y en los reinos pequeños.
Y recordemos que el Grande siempre debe estar
más abajo que todos.
Nota 30: En otros términos, la Morada del Creador.
Extracto del libro:
Lao-Tsé
Tao Te King
Fotografía tomada de internet