-Cuando era pequeño, -decía- había un bello jardín cerca de la cabaña. El jardín era tan bonito, tenía unas flores tan bellas, que la gente solía venir desde lugares muy lejanos para verlas. Después su madre envejeció y enfermó. No le preocupaba ni su enfermedad ni su edad. Su única preocupación era qué le sucedería a su jardín. Mao era joven. Le dijo a su madre: ‘No te preocupes, yo cuidaré tu jardín.’
Y Mao cuidó el jardín, trabajando de la mañana a la noche. Al cabo de un mes su madre mejoró, y en cuanto pudo andar un poco se acercó al jardín. ¡Al ver el estado del jardín se disgustó! ¡El jardín estaba destrozado! Todas las plantas se habían secado. Todas las flores se habían marchitado y se habían caído. Se enfadó mucho y le dijo a Mao:
-Idiota! Estabas todo el día en el jardín. Qué has hecho? Todas las flores se han estropeado. El jardín se ha marchitado. Las plantas están a punto de morirse. Qué has estado haciendo?
Mao empezó a llorar. Él mismo estaba afligido. Había trabajado mucho todos los días, pero por alguna razón el jardín se había ido secando. Empezó a llorar y le dijo:
-Lo he cuidado mucho. Le daba un beso y le daba cariño a cada flor. Limpiaba el polvo de cada hoja, pero no sé qué ha pasado. Yo también estaba preocupado, pero las flores se iban marchitando, las hojas se iban secando y el jardín se ha ido muriendo.
Su madre se empezó a reír y le dijo:
-Eres idiota! Todavía no sabes que la vida de las flores no está en las flores y que la vida de las hojas no está en las hojas? La vida de una planta se halla en un sitio que no es obvio para nadie: está en las raíces escondidas bajo la tierra. Si no cuidamos las raíces es imposible cuidar las flores y las hojas. Por mucho que las beses, por mucho que las quieras, por mucho que les quites el polvo, la planta se marchitará. Pero si no nos preocupamos por las flores en absoluto y cuidamos las raíces, las flores se cuidarán a sí mismas.
Si le preguntamos a cualquier persona cuál es la parte más importante del cuerpo humano, inconscientemente su mano señalará la cabeza y dirá que la cabeza es la parte más importante. Si es una mujer, entonces quizás señale el corazón y diga que el corazón es la parte más importante. Ni la cabeza ni el corazón son las partes más importantes. Los hombres han hecho énfasis en la cabeza y las mujeres han hecho énfasis en el corazón pero ninguna de estas partes es la más importante del cuerpo humano; ambas son desarrollos recientes. Las raíces del hombre no están ahí.
¿Qué quiero decir con las raíces del hombre? Del mismo modo que las plantas tienen raíces en la tierra de donde extraen su energía vital, los fluidos vitales, y viven a través de ellas, de un modo similar, en algún lugar del cuerpo humano hay raíces que extraen la energía vital. Gracias a esto, el cuerpo se mantiene vivo. El día que esas raíces se debiliten, el cuerpo empezará a morirse. Las raíces de las plantas están en la tierra, las raíces del cuerpo humano están en el alma.
Toda la educación es mental, por eso la mente se va desarrollando cada vez más, mientras que nuestras raíces se van quedando cada vez más pequeñas. Cuidamos la mente porque las flores brotan ahí, de modo que va creciendo la mente mientras nuestras raíces van desapareciendo. La energía vital se va debilitando, y nuestro contacto con el alma se debilita.
FUENTE: ZEDONG, Mao: tomado de ‘El Libro del Hara’, de la dirección www.oshogulaab.com/