Pero el niño murió.
La madre quedó absolutamente destrozada por la pena. El padre, por el contrario, no derramó una sola lágrima.
Cuando, después del funeral, la mujer reprochó al marido su total falta de aflicción, el pescador le dijo: «Déjame que te diga por qué no he llorado. Verás: la otra noche soñé que era un rey, padre orgulloso de ocho hijos. ¡Qué feliz era…!
Pero entonces desperté.
Y ahora estoy enormemente desconcertado. No sé si debo llorar por aquellos ocho hijos o por este otro»
Del libro:
Anthony de Mello
El Canto del Pájaro
Fotografía tomada del internet