sábado, 4 de enero de 2014

UNA OCASIÓN ESPECIAL


Mi amigo abrió el cajón de la cómoda de su esposa y vio un paquete envuelto en papel de seda. “Esto —se dijo— no es un simple paquete, es lencería fina”. 

Tiró el papel que lo envolvía y en efecto observó la exquisita seda y el encaje. “Ella compró esto la primera vez que fuimos a Nueva York hace 8 ó 9 años. Nunca lo usó. Lo estaba guardando para una „ocasión especial‟. Bueno... creo que esta es la ocasión”. 

Se acercó a la cama y colocó la prenda junto con las demás ropas que iba a llevar a la funeraria. Su esposa acababa de morir. 

Volviéndose hacia mí, dijo: —No guardes nada para una ocasión especial, cada día que vives es una ocasión especial. 

Todavía estoy pensando en esas palabras que desde entonces han cambiado mi vida.

Ahora estoy leyendo más y limpiando menos. Me siento en la terraza y admiro el paisaje sin fijarme en las malas hierbas del jardín. Paso más tiempo con mi familia y amigos y menos tiempo en el trabajo. He comprendido que la vida debe ser un patrón de experiencias para disfrutar, no para sobrevivir. 

Ya no guardo nada. Uso mis copas de cristal todos los días y me pongo mi abrigo nuevo para ir al supermercado. Ya no guardo mi mejor loción para fiestas especiales, la uso cada vez que me apetece hacerlo. Las frases “algún día...” y “uno de estos días”, están desapareciendo de mi vocabulario. Si vale la pena verlo, escucharlo o hacerlo, quiero verlo, escucharlo o hacerlo ahora. 

Son esas pequeñas cosas dejadas sin hacer las que me harían enojar si supiera que mis horas están limitadas. Enojado porque dejé de ver a buenos amigos con quienes me iba a poner en contacto “algún día”; enojado porque no escribí ciertas cartas que pensaba escribir “uno de estos días”; enojado y triste porque no les dije a mis hermanos y a mis hijos con suficiente frecuencia, cuánto los amo. Ahora trato de no retardar, detener o guardar nada que regalaría risa y alegría a nuestras vidas. Y cada mañana me digo a mí mismo que este día es especial... cada día, cada hora, cada minuto... es especial. 

¿Estamos dispuestos a vivir así, cada momento como una ocasión especial que no se acaba nunca?

Extracto del libro:
La culpa es de la vaca 2a parte
Lopera y Bernal