«El resultado final de la bondad es que atrae a la gente hacia ti.»
Prueba de que los principios personales no están reñidos con los resultados económicos, para esta empresaria de éxito la sostenibilidad del medio ambiente siempre fue su preocupación. Esto le llevó a abrir The Body Shop, una tienda de cosméticos respetuosa con el entorno y que no usa a los animales para testar los productos.
Roddick nació en el seno de una familia de inmigrantes italianos afincados en Inglaterra. Estudió magisterio y se casó con el escocés Gordon Roddick. Anita decidió abrir su primera tienda en el año 1976 para mantener a su familia mientras su marido se encontraba en Estados Unidos.
Contraviniendo a los que creen que basta con la ley de la atracción, el éxito de la tienda, asegura Roddick, no fue producto de un plan premeditado. Aquel verano hubo en Inglaterra una ola de calor que disparó la venta de desodorantes, jabón y perfumes. La primera tienda que abrió esta empresaria tenía un total de quince productos, por lo que era muy pequeña, y estaba situada entre dos funerarias. A pesar de esto, en menos de seis meses abrió su segunda tienda.
Quince años después la cadena poseía ya más de setecientas tiendas, y en la actualidad, The Body Shop cuenta en su haber con más de 2.000 establecimientos repartidos en 55 países de todo el mundo. Si al principio eran 15 los productos que se vendían en ella, actualmente son 1.200 productos diferentes.
Pero Anita Roddick también ha destacado por su activismo social. Ella siempre se ha caracterizado porque su modelo ha sido un ejemplo de sostenibilidad y de respeto al medio ambiente. Sus cosméticos, además de no ser testados en animales, están elaborados con productos totalmente naturales. También ha colaborado con varias organizaciones en asuntos de medio ambiente y derechos humanos. Hasta tal punto llegó su implicación que en 1990 fundó Children on the Edge, una asociación de ayuda a la infancia desprotegida de Europa Oriental y Asia.
¿Dónde está el secreto del repentino éxito de The Body Shop? Su creadora, Anita Roddick, aseguraba que «lograr el éxito no depende sólo de buenas ideas; también depende del momento: The Body Shop apareció justo cuando Europa se convertía en “verde”». Además, esta tienda siempre se identificó por este color verde debido a una casualidad: «Era el único color que pudimos encontrar capaz de cubrir las paredes húmedas y llenas de moho de mi primera tienda», aseguraba Anita Roddick cuando le preguntaban por el llamativo color de sus tiendas.
Desde el inicio, The Body Shop supo combinar los antiguos remedios herbales con los nuevos tiempos. Pero el éxito no sólo se consiguió gracias a sus productos, sino a toda una filosofía empresarial que marcó a esta compañía desde sus orígenes.
Para Roddick, los negocios tienen la suerte y la misión de poder hacer el bien. En este sentido, en una entrevista que le hizo la revista Future, la empresaria aseguró que «es por eso que la Declaración de Principios de The Body Shop comienza con el compromiso de “dedicar nuestro negocio a la búsqueda de un cambio ambiental y social”. Usamos nuestras tiendas y nuestros productos para ayudar a transmitir temas sobre derechos humanos y el medio ambiente».
Hasta tal punto llegó la implicación de Anita Roddick en el mundo medioambiental que realizó para su negocio, The Body Shop, una lista de valores que sus tiendas debían cumplir:
- Consideramos que ensayar los productos o ingredientes en animales es moral y científicamente indefendible.
- Sostenemos pequeñas comunidades productoras alrededor del mundo que nos suministran accesorios e ingredientes naturales.
- Sabemos que usted es único, y siempre lo trataremos particularmente. Nosotros lo aceptamos como usted es.
- Creemos que es responsabilidad de cada individuo sostener activamente a aquellos a los que les han privado de los derechos humanos.
- Creemos que un negocio tiene la responsabilidad de proteger el medio ambiente en el que opera, local y globalmente.
Cuando esta empresaria inglesa daba sus primeros pasos, asegura que un genio del mercado comentó al periódico The Wall Street Journal que The Body Shop necesitaría de grandes inversiones en publicidad para sobrevivir.
Pero Roddick siempre se caracterizó por romper el molde de los negocios tradicionales. Una de sus iniciativas más famosas fue la de colocar en los escaparates de sus tiendas no sus productos, sino sus propósitos y campañas medioambientales.
En este sentido, Anita Roddick promovió una Nueva Academia de Negocios. Esto fue a raíz de una serie de conferencias en la Escuela de Negocios de Stanford, donde reafirmó su creencia de que los programas de negocios que se imparten en los MBA (másters en Administración de Negocios) están llenos de imperfecciones.
Los programas clásicos de MBA enseñan acerca del balance final, pérdidas y ganancias y sus proporciones, pero no acerca del medio ambiente o la responsabilidad social. La Nueva Academia de Negocios tiene el propósito de transformar para bien la educación de los empresarios con respecto a los negocios.
Del libro:
El mapa del tesoro
Álex Rovira/
Francesc Miralles
Fotografía tomada de internet