Un hombre murió, llegó a las puertas del cielo, y San Pedro le indicó que pasara a la sala de espera. El hombre permaneció sentado allí, ansioso por saber si sería enviado al cielo o al infierno.
Se abrieron las puertas y entró un santo muy famoso. El hombre se alegró: "Debo estar en el cielo!" Pero entonces las puertas se abrieron de nuevo y entró una prostituta famosa. El hombre quedó confundido. "En este caso, debo estar en el infierno", pensó.
Mientras se lo preguntaba, el santo agarró a la prostituta y comenzó a hacer el amor con ella. Aterrado, el hombre corrió hacia san Pedro y le dijo:
-Usted tiene que decírmelo: ¿Es esto el cielo, o es el infierno?
FUENTE:
OSHO "El Hombre que Amaba las Gaviotas y Otros Relatos", Grupo Editorial Norma, Bogotá, 2003, ISBN 958-04-7279-3, Pag. 103