La serpiente sin amigos acudió a la sabia lechuza en busca de consejo:
–No tengo amigos. Todos se apartan de mí por miedo a mi mordedura.
–Pues deja de morder –le aconsejó la sabia lechuza.
Después de un tiempo, la serpiente volvió a visitar a la lechuza.
–¿Cómo te fue?
–Dejé de morder, pero ahora han dejado de temerme. Se ríen de mí, me insultan y me pegan.
–Yo te dije que dejaras de morder, no que dejaras de silbar.
El cuento de la serpiente sin amigos nos lleva al difícil territorio del equilibrio. Es necesario poner límites al comportamiento de los demás sin valerse de conductas violentas que puedan dañarles.
El aprendizaje de la autoprotección es todo un arte. Algunos cuentos pueden ayudar en ese camino de reflexión. Dejar de morder no supone dejar de silbar.
La Vida viene a cuento.
Relatos de Ecología Emocional.
Jaume Soler y Maria Mercà Conangla.
RBA Libros
Leído en el blog de Joan
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