Es muy difícil ser religioso, porque debes ser al mismo tiempo el experimentado y el experimentador, el experimento y el científico. No hay separación interior. Estas interpretando un monólogo.
En un drama corriente, hay muchos actores y los papeles están divididos. En un monólogo, estas solo. Tú debes interpretar todos los papeles.
Un monje zen solía llamar todas las mañanas en voz alta: «Bokuju, ¿dónde estás?». Era su propio nombre (risa). Y él mismo respondería: «¿Sí, señor? Estoy, aquí».
Luego diría: «Bokuju, recuerda, recibes otro día. ¡Sé consciente y alerta v no seas tonto!». Entonces respondería: «Sí, señor, me esforzaré». ¡Y allí no había nadie más!
Sus discípulos empezaron a pensar que se había vuelto loco o algo por el estilo. Pero lo que hacía era interpretar un monólogo. Y así es la situación interior. Tú hablas y tú escuchas, ordenas y obedeces. Es difícil, porque los papeles tienden a mezclarse, a superponerse. Resulta muy fácil cuando otros son los conducidos y tú eres el líder. Si los papeles se dividen, las cosas resultan nítidas. Nada se superpone; tú tienes que acabar tu papel y él terminar el suyo. Es fácil; la situación es arbitraria.
Cuando eres ambas personas, la situación es natural, no arbitraria, y, desde luego, más complicada. Pero poco a poco aprenderás.
OSHO
Día a Día
Día 61