No todo en la vida necesita ser explicado. No tenemos la responsabilidad de explicarlo todo. Uno puede permanecer inexplicable.
Todo lo profundo siempre es inexplicable. Aquello que puedes explicar será muy superficial. Hay cosas que no puedes explicar. Si te enamoras de una persona, ¿cómo puedes explicar cómo te has enamorado? Sea lo que fuere lo que respondas, parecerá estúpido: por su nariz, por su cara, por su voz... Todo eso no parecerá merecedor de ser mencionado, pero hay algo de eso en la persona. Esas cosas pueden estar, pero ese «algo» es mayor que todo lo demás. Ese algo es más que el total.
Del libro:
DÍA A DÍA
OSHO
Día 119