Hay una palabra en latín para escuchar: obedience. La palabra inglesa obedience viene de ella. Si se escucha correctamente, se crea obediencia.
Si ves correctamente, esto provoca su propia disciplina. La cuestión básica es que en el interior uno debería estar perfectamente vacío mientras escucha, perfectamente vacío mientras ve, perfectamente vacío mientras toca. Sin prejuicio a favor o en contra, sin estar involucrado, sin tener ninguna tendencia sutil, porque esa tendencia destruye la verdad. No tener ninguna tendencia, permitir que la verdad sea... no obligarla a ser otra cosa, sino dejar que sea, sin importar su naturaleza.
Esta es la vida austera del hombre religioso. Esta es la verdadera austeridad: dejar que la verdad se manifieste... sin perturbarla, manipularla ni dirigirla de ninguna manera acorde con las creencias personales. Cuando se permite que la verdad sea ella misma, desnuda y nueva, una gran disciplina surge en ti: la obediencia. En ti surge un gran orden.
Entonces dejas de ser un caos; por primera vez empiezas a reunir un centro, un núcleo, porque la verdad conocida inmediatamente se convierte en tu verdad. La verdad conocida como es, inmediatamente os transforma. Ya no eres la misma persona. La misma visión, la misma claridad y la misma experiencia de lo que es la verdad representa una súbita mutación. Es la revolución de la que trata la verdadera religión.
Del libro:
Día a Día
Osho
Día 135