martes, 6 de agosto de 2013

ADORACIÓN


La actitud de la adoración es algo que debe sentirse. Por lo general es algo que ha desaparecido del mundo. La gente ha olvidado por completo cuál es su significado verdadero.

La adoración es un enfoque hacia la realidad con el corazón de un niño: nada calculador, ni taimado ni analítico, sino lleno de asombro, de una tremenda sensación de maravilla. Te rodea una sensación de misterio... la sensación de la presencia de lo oculto que hay en la existencia, que las cosas no son lo que parecen. La apariencia no es más que la periferia. Mucho más allá de la apariencia se oculta algo de tremenda importancia. 

De modo que cuando un niño corre en pos de una mariposa, lo hace con actitud de adoración. O cuando llega a un camino y de pronto se encuentra con una flor, una flor corriente, pero a la que observa con profundo asombro. O cuando se topa con una serpiente y se descubre atónito y lleno de energía. Cada momento aporta sorpresa. No da nada por hecho; esa es la actitud de la adoración. 

Jamás des algo por sentado. En cuanto empiezas a adoptar ese enfoque, te asientas. El niño que llevas dentro empieza a desaparecer, tu asombro se muere, y cuando no hay asombro en el corazón, no puede haber adoración.

La adoración significa que la vida es misteriosa, tanto que realmente no hay modo de entenderla. Supera la comprensión. Todos nuestros esfuerzos fallan. Y cuanto más intentamos saber, más incognoscible parece.

Del libro:
DÍA A DÍA
Osho
Día 159