2.- ¡Desprográmate!. ¡Sé tú mismo!
Lo importante es ser capaz de darte cuenta de que no eres más que un «yo-yó», siempre de arriba para abajo, según tus problemas, tus disgustos o depresiones; que eres incapaz de mantener una estabilidad. Darte cuenta de que te pasas la vida a merced de personas, de cosas o situaciones. Que te manipulan o tú puedes manipular. Que no eres dueño de ti ni capaz de mirar las situaciones con sosiego, sin enfados ni ansiedad.
Toda esa actitud, sólo depende de tu programación. Estamos programados desde niños por las conveniencias sociales, por una mal llamada educación y por lo cultural. Vivimos por ello programados y damos las respuestas esperadas ante situaciones determinadas, sin pararnos a pensar qué hay de cierto en la situación y si es consecuente, a lo que yo de verdad soy, esa respuesta habitual y mecánica.
Tenemos programadas ideas convencionales y culturales, que tomamos como verdades cuando no lo son. Como la idea de patria, de fronteras y hábitos culturales que nos llevan a conflictos cuando nada tienen que ver con la verdad.
Del libro:
La Iluminación es la Espiritualidad
Anthony de Mello