sábado, 2 de noviembre de 2013

EL HOMBRE: NATURALEZA SOLITARIA O VIDA SOCIAL PARTE VI

CONTINUAMOS ALGO DE HISTORIA SOBRE LA NATURALEZA DEL HOMBRE:.....

Esto es lo que Freud (1856-1939) vuelve a tomar cuando habla del conflicto edípico. Un conflicto planteado entre tres: un hombre, una mujer y un hijo. Una historia de rivalidades sobre quién es el amo, quién es el esclavo, quién es el testigo, un juego de rivalidades que aparece como el mito de Tebas. 

Para Freud, toda la historia de la humanidad es una repetición del conflicto edípico. Leyendo a Freud uno podría explicarse todos los fenómenos humanos, como podría explicarse toda la historia desde Montaigne o desde Nietzsche. Quizás sea cierto que en cada pequeño misterio que se resuelve, se resuelve el misterio del universo, cada vez desde un lugar diferente, cada vez desde un lugar nuevo, cada vez desde un lugar mejor.

Siempre asocio este planteo con una antiquísima parábola que una vez me contó un talmudista:

Para el judaísmo , el lugar mas importante de la tierra era el altar del gran templo de Jerusalén, el momento más importante del año era el día de Iom Kipur cuando las puertas del arca se abrían para exponer la Torá ante el pueblo de Israel, y la persona mas importante de todas era el Gran Rabino que oficiaba el servicio ante toda esa concurrencia. En ese instante la conjunción era única: la persona mas importante, en el lugar mas importante, en el momento mas importante. La tradición judía señala que si en ese preciso instante un mal pensamiento hubiera pasado por la cabeza de ese hombre, el mundo entero habría sido destruido... Cuenta el Talmud que en realidad cada hombre es tan importante como el Gran Rabino, cada lugar es tan sagrado como aquel templo y cada momento tan trascendente como la apertura del arca. Cualquier pensamiento dañino, en la mente de cualquier hombre, puede en cualquier momento destruir al mundo.

Cuando uno lee el pensamiento de Hegel, se dice: es cierto, la humanidad realmente se ha manejado así. Y sin embargo lo que Hegel describe no es un modelo funcional de la sociedad, sino una situación social específica, que es la situación de rivalidad, la situación de la batalla, de la guerra. Debe existir otra posibilidad que la de competir por el espacio de admiración..

Sobre finales del siglo XIX, principios del siglo XX empiezan a revisarse estas ideas y se hacen críticas importantes a Hegel y a sus seguidores.

Los post-freudianos critican el modelo del conflicto edípico como explicación universal. Acusan al psicoanálisis de volver demasiado a La Bruyère al sostener que el ser humano es esencialmente solitario y que se conecta con los otros por un tema de necesidad (que define sobre todo desde la teoría de lo sexual).

Freud se destaca por darle a la sexualidad el lugar de pivote sobre el cual giran casi todas las cosas. Si bien hay que aclarar que para Freud el significado de “sexual” difiere mucho del concepto coloquial de la palabra.

Para el gran maestro lo sexual refiere a la libido, a la energía que ponemos al servicio de las cosas, es decir al interés sobre hechos y personas. Lo sexual es mucho mas que genital y puede no tener ninguna relación con el pene o la vagina.

La idea sería aproximadamente la siguiente: Partiendo de la idea de La Bruyère que sostenía que el hombre se asociaba para satisfacer un deseo que no puede completar en soledad, el pensamiento psicoanalítico concluyó que si el otro es un objeto de deseo para mi, esto me llevará a juntarme con el. Hasta el concepto del instinto de muerte que liga al inconsciente con la búsqueda de la autodestrucción suena ligado a la historia del aislamiento esencial al que tendemos a volver (con la idea de la sociedad como algo antinatural metido a
presión en el ser humano).

Si bien Freud es muy posterior, de alguna forma está retomando aquellas ideas de La Bruyère, de Montaigne y de Hobbes, a quien sita. La naturaleza humana, como el inconsciente, es esencialmente solitaria y egoísta y se rige por el principio del placer.

Así que el debate no termina en Hegel, ni en Nietzsche, ni se termina en ninguno de estos pensadores. El debate sigue y posiblemente seguirá. Porque es muy difícil decir: ahora que tenemos todo sobre la mesa, éstos son de verdad los que dan origen a todas las ideas.

Porque cuando después aparecen Adler, Fromm y otros criticando las ideas de Freud, lo hacen también apoyados en los que criticaron en su tiempo a La Bruyère o a Maquiavelo.


Extracto del libro:
El Camino del Encuentro
Jorge Bucay