martes, 11 de noviembre de 2014

CANCIÓN DE DIOS


Todos somos canciones diferentes del mismo cantor, gestos diferentes del mismo bailarín. 

Cada ser es una canción de Dios: único, individual, incomparable, irrepetible, pero que procede de la misma fuente. Cada canción posee su propio sabor, su propia belleza, su propia música, su propia melodía, pero el cantor es el mismo. Todos somos canciones diferentes del mismo cantor, gestos diferentes del mismo bailarín. 

Empezar a sentir es meditación. Entonces el conflicto desaparece, los celos se vuelven imposibles, la violencia impensable, porque en todo el mundo solo están nuestros propios reflejos. Si pertenecemos a la misma fuente, igual que todas las olas del océano, entonces, ¿qué sentido tiene el conflicto, la competencia, los sentimientos de superioridad, inferioridad y demás tonterías? Nadie es superior ni inferior: todo el mundo es, simplemente, él o ella mismos. 

Y todo el mundo es tan único que jamás ha habido un individuo igual a ti antes y no existe la posibilidad de que vuelva a existir alguien como tú. De hecho, ni tú mismo eres iguales durante dos momentos consecutivos. Ayer eras una persona diferente, hoy eres otra. Mañana nadie sabe. 

Cada ser es un flujo, un cambio constante, un río que fluye. Heráclito dice que uno nunca se puede bañar en el mismo río dos veces. Y yo te digo que ni siquiera puedes hacerlo una sola vez, porque el río fluye constantemente. Y el río representa la vida.

Extracto del libro:
DÍA A DÍA
Osho
Día 255
Fotografía tomada de internet