Queremos cambiar si no hay riesgo, y eso es imposible. Esa condición -el que no haya riesgo- imposibilita el cambio, porque todo ha de estar en juego, solo entonces es posible el cambio.
El cambio no puede ser parcial. O es o no es... únicamente puede ser total. De modo que la decisión radica entre ser o no ser. Es un salto, no un proceso gradual. Si de verdad estas harto de la vida que has llevado, si estas realmente harto de los viejos patrones que has repetido constantemente, entonces no hay problema.
Es fácil, muy fácil, si existe la comprensión de que has estado llevando una vida que no ha valido gran cosa, que no te ha aportado nada, que nunca te ha permitido florecer.
No se trata de una cuestión de reconocimiento mundano. La gente puede pensar que has tenido éxito, que posees todas las cualidades que envidian, pero esa no es la cuestión. En lo más hondo de tu ser sientes que estas estancado, helado, encogido, como si ya te hallarás muerto, como si algo se hubiera cerrado. El sabor de la vida, la poesía y el flujo, la canción, han desaparecido, y la fragancia ya no está. Sigues adelante porque tienes que hacerlo. ¿Qué otra alternativa hay? Ya casi pareces víctima de las circunstancias, del azar, como una marioneta, sin saber lo que haces, adónde vas, de dónde vienes, quiénes eres.
Si de verdad piensas que este ha sido el caso, entonces no hay problema... el cambio es muy fácil. Se trata de un fenómeno tan espontáneo que no es necesario hacer nada al respecto; su sola comprensión aporta el cambio. La comprensión es una revolución radical, y no existe otra revolución.
Extracto del libro:
DÍA A DÍA
Osho
Día 277
Osho
Día 277
Fotografía tomada de internet