sábado, 10 de diciembre de 2016

AUTOINCONCIENCIA


Dios 
Conciencia 
Unidad 
Dualidad

La ira está allí; si te das cuenta, desapare­ce. El amor está allí; si te das cuenta, se cristaliza más. Entonces, el amor es parte de la existencia, y la ira, parte del sueño. Si no tienes conciencia, existes; si tomas conciencia, te di­suelves, ya no estás allí; entonces Dios existe. Y ambos no pueden existir juntos: es tú o Dios. No hay alternativa y no hay compromiso posi­ble. No puedes decir: "Cincuenta y cincuenta; un poco yo y un poco Dios." No; no es posible. A ti no se te encuentra fácilmente, y a Dios sí. Entonces, autoconciencia no es la expresión correcta, pues en ella se emplea la palabra "conciencia" y se trata de un estado muy inconsciente. Sería mejor, si me permites, llamar a la autoconciencia, autoinconciencia. Cuando sientes que estás, algo está mal.

Dice Chuang Tzu: "Si el zapato no te entra, tomas conciencia del pie. Si el zapato te entra, te olvidas del pie." Por un dolor de cabeza, ad­quieres conciencia de la cabeza. Si desaparece el dolor de cabeza, ¿dónde está la cabeza? jun­to con el dolor de cabeza, desaparece también la cabeza. Cuando algo no anda bien, se vuelve como una herida. Cuando estás enfermo, existe la así llamada autoconciencia. Cuando todo an­da bien, hay armonía y no hay discordia (el za­pato no te aprieta, todo está perfectamente bien), no se produce la autoconciencia. Entonces, existes. De hecho, existes por primera vez; pero no hay autoconciencia. Por ejemplo: cada vez que estás enfermo, tomas concien­cia del cuerpo. Estás débil, tienes fiebre, algo anda mal en el cuerpo: adquieres conciencia del cuerpo. Duele: tienes conciencia corporal. Cuando el cuerpo está absolutamente bien, saludable, en estado de bienestar, no tienes conciencia de él. No es que no sepas que estás sano, pero no es necesaria autoconciencia alguna. Simplemente, estás sano. Te ro­dea un estado de bienestar.

Pero en este estado no hay división entre el estado y quien lo conoce. Eres uno con él. No es que sientas el bienestar: eres el bienestar; entonces, ¿quién sería consciente de él? No hay división: ¿quién tomaría conocimiento de él? Sólo en la enfermedad ingresa la división. Eres uno absoluta­mente con el cuerpo cuando éste está sano. Cuando el cuer­po está enfermo, se abre una fisura; te rompes en pedazos y ya no eres uno con el cuerpo. El cuerpo existe por un lado, y tú, por otro.

En la meditación, eres uno con tu conciencia; entonces, ésta no funciona y existe como una mente. Eres uno con ella, no hay división. Cuando no hay división y aparece la unidad, toda la autoconcien­cia desaparece. Déjame que lo repita, porque puedes malinterpretarlo: no es que desaparece el yo; sólo desaparece la autoconciencia.


Referencia:
El dios de todos (Osho)
Un camino espiritual para descubrir a Dios
Fotografía tomada de internet