Para ser flexible
• La mejor forma de atacar un prejuicio es contrastar el estereotipo (la creencia) con la realidad. Te sorprenderás al ver que no todos son como te imaginas y que, por el contrario, la gran mayoría de las personas no reúnen los requisitos para ser considerados «enemigos». La clave: «Voy a darme la oportunidad de conocer seriamente a las personas a las que acuso o estigmatizo».
• Ser flexible es no dejarse llevar sólo por las impresiones o por una educación excluyente y enfermiza. Consigue la Declaración Universal de los Derechos Humanos, léela, estúdiala y trata de ponerla en práctica. Que sea una de tus lecturas de cabecera.
• La mente flexible no etiqueta ni categoriza a las personas; siempre deja un espacio para que la información correcta pueda entrar en el sistema. Pregúntate: ¿estoy libre de prejuicios? Si la respuesta es afirmativa, intenta identificarlos.
• Y si eres víctima de una discriminación por parte de otros, no te resignes. Protesta y señala el error o la mala intención. No dejes que las etiquetas que te cuelgan definan tu esencia.
Extracto del libro:
El arte de ser flexible
Walter Riso
Fotografía tomada de internet