sábado, 20 de mayo de 2017

POR UNOS SEGUNDOS DUDA DE LA SOLIDEZ Y VERDAD DE TUS OPINIONES


Tener aunque sólo sea unos segundos de duda respecto a la solidez y la verdad absoluta de nuestras opiniones, incluso el simple hecho de tomar conciencia de que tenemos opiniones, nos introduce a la posibilidad de la ausencia de ego. No tenemos que hacer desaparecer nuestras opiniones y no tenemos que criticarnos por tenerlas. Simplemente hemos de ser conscientes de lo que nos decimos a nosotros mismos y ver cuánto de ello no es más que nuestra percepción personal de la realidad, que puede ser compartida o no por los demás.

Dejamos ir estas opiniones y volvemos a la inmediatez de nuestra experiencia. Volvemos a ver el rostro de alguien que está inmediatamente frente a nosotros, volvemos a saborear nuestro café, a cepillarnos los dientes, a hacer lo que estemos haciendo. Si podemos ver nuestras opiniones como opiniones y dejarlas pasar aunque sólo sea por un momento, para volver a la inmediatez de la experiencia, quizá descubramos que estamos en un mundo muy nuevo, que tenemos nuevos ojos y nuevos oídos. 

Cuando hablo de percibir las opiniones, me refiero a ello como la forma más simple de comenzar a prestar atención a lo que hacemos y pensamos, y a toda la energía que dichas funciones implican. A continuación, podemos empezar a darnos cuenta de lo sólidas que hacemos las cosas y de lo fácil que nos resulta entrar en una guerra en la que nuestras opiniones tienen que prevalecer sobre las de los demás; esto es particularmente tentador cuando estamos implicados en una acción social. 

Tomemos el ejemplo de la capa de ozono. Podemos decir, y con razón, que el agujero de la capa de ozono es un hecho científico; eso no es una simple opinión. Pero si nuestra forma de actuar contra el empeoramiento de su estado es consolidar nuestra opinión respecto a los que pensamos que están equivocados, entonces no cambia nada; la negatividad engendra más negatividad. En otras palabras, por muy noble que sea nuestra causa y por bien documentada que esté, en nada le favorece nuestra agresividad hacia los opresores o hacia quienes crean el peligro. Nada cambiará nunca por medio de la agresión. 

Se puede argumentar que tampoco cambia nada a través de la no agresión; sin embargo, la no agresión beneficia enormemente a la tierra. A nivel individual, la causa raíz del hambre, de la inanición y de la crueldad se halla en la agresión. Cuando nos aferramos agresivamente a nuestras opiniones, por muy válida que sea nuestra causa, simplemente estamos añadiendo más agresión al planeta, con lo que se incrementan el dolor y la violencia. Cultivar la no agresión es cultivar la paz. La manera de detener las guerras es dejar de odiar al enemigo, y esto empieza cuando vemos nuestras opiniones de nosotros mismos y de los demás simplemente como nuestra apreciación personal de la realidad y no hacemos de ello una razón para aumentar la negatividad en el planeta. 

La clave reside en tomar conciencia de la diferencia entre las opiniones y la inteligencia clarividente. La inteligencia consiste en ver que los pensamientos son pensamientos, y en no tener una opinión sobre si son correctos o equivocados. En el contexto de la acción social, podemos ver que un individuo, una empresa o el gobierno está polucionando los ríos o está causando daños a personas y animales. A continuación podemos tomar fotografías y documentarlo, podemos ver que el sufrimiento es real. Nuestra inteligencia nos permite actuar así sin dejarnos arrastrar por opiniones sobre el bien y el mal, sobre la esperanza y el miedo.

Depende de nosotros clasificar qué es opinión y qué es hecho; entonces podemos ver inteligentemente. Cuanto más claramente podamos ver, más poderosos serán nuestro discurso y nuestra acción. Cuanto menos ensombrecidas estén nuestras acciones y discursos por las opiniones, más comunicarán no sólo a quienes están polucionando los ríos, sino también a todos los que van a ejercer una presión sobre aquellos.


Extracto del libro:
Cuando Todo Se Derrumba
Pema Chödron
Fotografía de Internet