Había una vez un joven Maestro llamado Lung Tan, que visitó al Maestro chan, Tao Wu.
-En el lugar de donde vengo -dijo a Tao Wu- nunca pensé que fueras tú quien supuestamente formaste mis aspiraciones en lugar de ser yo.
-En el lugar de donde vienes -respondió el maestro- no hubo ni un solo momento en el que yo no formase tus aspiraciones.
No estando de acuerdo, Lung Tan, mostró descontento.
-¿Qué quieres decir con esto?
-Tal como son las cosas -razonó Tao Wu-, cuando me envías tu té, lo recibo; cuando me traes tu arroz, lo acepto. Ahora bien, cuando te inclinas saludándome, respondo con una inclinación de cabeza. Dime, ¿qué ocurre?, ¿te atreves a decir que yo no formo tus aspiraciones allí donde estés?
Lung Tan no pudo encontrar ninguna respuesta. Bajó la cabeza reflexionando y se mantuvo en silencio bastante tiempo.
-Quienes se realizan totalmente no tienen la menor duda de si se trata de la verdadera Iluminación o no -dijo Tao Wu.
Tras oír esto, Lung Tan alcanzó la realización instantánea. Entonces preguntó al Maestro:
-Desde ahora, ¿qué debo hacer para conservar este estado de Iluminación?
-No cuesta nada hacerlo -respondió el Maestro-, sigue simplemente la naturaleza de tu verdadero yo. Cuando quieras estar ocioso y libre de preocupaciones, por favor, viaja a los Cuatro Mares corno una nube flotante. Adáptate a las circunstancias y no te preocupes de sus efectos. A la luz de la vida cotidiana, limpia tu mente y nunca analices tus actividades para ver si son ignorantes o sabias. Eso es todo.
Comentario: Al buscar el Camino, no se necesita hacer nada sobrenatural. El método más simple de entrar en el Camino es realizarlo a través de la vida cotidiana, al vestirse, comer, estar de pie o pasearse. De este modo, no deben temerse los problemas terrenales, porque se dice que el Camino no puede encontrarse fuera del mundo ordinario. El inicio del Sutra del Diamante describe cómo el Buda se ponía la túnica, llevaba su cuenco y pedía limosna. «Iba a las grandes ciudades mendigando comida. Después volvía a su lugar y comía A continuación dejaba de lado la túnica y el cuenco y se bañaba. Si tenía un refugio para pasar la noche, iba allí a dormir.. » Esto especifica que no existe ninguna diferencia entre la vida ascética y las vidas de las personas ordinarias. Sin embargo, el estado mental de un ser ordinario es netamente diferente del estado mental de un ser Iluminado al hacer cada tarea cotidiana. La pregunta para aquellos que buscan el Camino no es «¿Quién eres?», sino «¿Cómo vas a realizarlo en la vida cotidiana?».
Realmente no se necesita aislarse de la sociedad para practicar el Camino. Como se dice en la obra clásica Chung Yung. «El Camino no es algo que aliene a la gente. La idea de alienación se debe a aquellos que se aíslan de la comunidad para entrar supuestamente en el Camino, cuando en realidad se están alejando cada vez más de la Verdad.»
Extracto tomado del libro:
100 Koans del budismo Chan
Alexander Holstein
Imágenes tomadas del Internet