lunes, 31 de octubre de 2022
ELEGIRSE A UNO MISMO
A lo largo de la Historia, Sawai fueron aquellos que se atrevieron a descubrir cómo se pensaban —y por tanto, cómo eran—, que volvieron hacia atrás, para recordarse y conjurar el yo. Aquellos que se atrevieron a salir de su comodidad y se arriesgaron a sentir. Los que por fin se eligieron a sí mismos para ser felices. Pues a menudo ir un paso más allá es dar un paso hacia dentro. Es quererse a uno mismo en un mundo que solo te enseña a querer a los demás y comprender que en nuestras cabezas somos todos iguales.
Porque no es lo mismo estar en la humanidad que sentir que la humanidad está en ti.
Sagar Prakash Khatnani
Extracto del libro:
365 semillas de conciencia para una vida plena
Fotografías tomadas de Internet
domingo, 30 de octubre de 2022
2. EL CAMINO ES PERFECTO.
UNAS CUANTAS COSAS antes de entrar en este sutra de Sosan. En Occidente, hace sólo unos años, hubo un hipnotizador francés, Emile Coué, que redescubrió una de las leyes básicas de la mente humana. La llamó "la ley del efecto contrario"; este es uno de los sutras más antiguos del pensamiento taoísta y del zen. Sosan está hablando de esta ley. Intenta comprenderla, y entonces sus palabras te serán fáciles de entender.
Por ejemplo, si no tienes sueño ¿qué harás? Tratarás de dormirte; harás esfuerzos, harás esto y aquello, pero todo lo que hagas tendrá justo el efecto contrario; no traerá lo que necesitas. Ocurrirá justo lo contrario, porque cualquier actividad, cualquier esfuerzo, irá en contra del sueño. Dormir es una relajación. No puedes provocarlo, no puedes hacer nada para que ocurra; no forma en absoluto parte de tu voluntad. Dormir es entrar en el inconsciente y tu voluntad es simplemente un fragmento de la consciencia. Cuando entras en el inconsciente, en lo profundo, dejas en la superficie la parte que es consciente, el fragmento que es la voluntad. No puedes llevar tu superficie a la profundidad, no puedes llevar tu circunferencia al centro.
Por eso cuando haces esfuerzos para dormir, estás haciendo algo autodestructivo. Estás haciendo algo que se convertirá justo en lo opuesto; te despertarás aún más. La única manera de entrar en el sueño es no hacer nada.
Si no viene, no viene. Espera... ¡No hagas nada! De otra forma lo alejarás aún más y crearás una distancia. Simplemente espera, apaga la luz, cierra los ojos, relájate y espera. Cuando llega, llega. No puedes provocarlo con ningún acto de tu voluntad; la voluntad está en contra del inconsciente.
Y esto ocurre con muchas cosas de la vida: que ocurre justo lo contrario. Si quieres estar en silencio, ¿qué harás?; porque el silencio es como el sueño. No puedes forzarlo. Sólo puedes permitir que ocurra, es un dejarse llevar, pero no hay forma de producirlo. ¿Qué harás si quieres estar en silencio? Si haces algo estarás aún menos en silencio.
Si quieres estar tranquilo, ¿qué harás?; porque quietud significa no-hacer. ¡Solamente flotas, solamente te relajas! Y cuando digo que solamente te relajas, quiero decir solamente. No hay que usar ningún método para relajarse, porque cualquier método significaría de nuevo que estás haciendo algo. Hay un libro que se titula ¡Tienes que relajarte! Y el "tienes que" va justamente en contra de la relajación; el "tienes que" no se debería incorporar, si lo haces así te pondrás más tenso. Esta ley fue descubierta por Emile Coué, quien dijo: "Deja que las cosas ocurran, no las fuerces". Hay cosas que se pueden forzar; todo lo que pertenece a la mente consciente se puede forzar. Pero hay cosas que no: todo lo que pertenece al inconsciente, a tu profundidad, no se puede forzar.
Ocurre muchas veces: intentas recordar un nombre o un rostro y no lo consigues, aunque sientes que lo tienes justo en la punta de la lengua. La sensación es tan intensa que te parece que va a llegar en cualquier momento y tratas de que te venga a la memoria. Y cuanto más lo intentas, menos te viene. Hasta empiezas a sospechar si esta sensación es real. Pero lo sientes; todo tu ser te dice que está ahí, justo en la punta de la lengua. ¿Pero por qué no te viene si está justo ahí? No te saldrá. Hagas lo que hagas, no te saldrá.
Entonces te sientes frustrado, te desesperas y te olvidas del asunto. Sales al jardín y te pones a trabajar en él, o te pones a leer el periódico o enciendes la radio y escuchas música; y de repente te viene a la memoria. ¿Qué ha ocurrido?
Pertenecía al inconsciente, estaba en lo profundo de ti. Y cuanto más lo intentabas, más difícil se hacía; y cuanto más lo intentabas más se perturbaba el inconsciente. Entonces todo se volvió un caos, todo se removió. Estaba ahí, justo en la punta de la lengua, pero al tú estar tan activo intentando recordarlo... estabas usando la voluntad, y la voluntad no puede traer las cosas de tu profundidad. Sólo a través de la rendición puedes hacerlo, sólo cuando te dejas llevar.
Así que cuando te fuiste al jardín, al parque o empezaste a leer el periódico o a cavar un hoyo en el suelo o a escuchar música, te olvidaste completamente del asunto..., y de repente ahí lo tienes. Esta es la ley del efecto contrario. Recuerda, con el inconsciente la voluntad no sirve para nada; no es que no sirva para nada sino que además resulta peligrosa, perjudicial.
Lao Tse, Chuang Tzu, Bodhidharma y Sosan... son los maestros de esta ley del efecto contrario. Y esta es la diferencia entre el yoga y el zen. El yoga hace toda clase de esfuerzos y el zen no hace ninguno; y el zen es más auténtico que cualquier yoga. Pero el yoga te atrae, porque en lo que a ti concierne hacer es fácil; por muy duro que sea, hacer es fácil. No-hacer es difícil. Si alguien dice: "No hagas nada", te sientes perdido. Vuelves a preguntar: "¿Qué es lo que tengo que hacer?". Si alguien dice: "No hagas nada", esto es lo más difícil para ti. Si lo comprendieras, no sería así. No-hacer no requiere cualificación alguna. Puede que el hacer sí, puede que el hacer requiera práctica. No-hacer no requiere práctica alguna. Es por eso que el zen dice que la iluminación puede ocurrir en cualquier momento; porque no es cuestión de cómo alcanzarla, es cuestión de cómo permitirla. Es como el dormir: te relajas y ahí está, te relajas y ocurre. No estás permitiendo que ocurra porque tienes mucha actividad en la superficie.
Del libro:
Hsin Hsin Ming: El libro de la nada
Osho
Fotografía tomada del internet
sábado, 29 de octubre de 2022
GENTE «A RAYAS»
Por lo general dividimos a las personas en dos categorías: la de los santos y la de los pecadores. Pero se trata de una división absolutamente imaginaria. Por una parte, nadie sabe realmente quiénes son los santos y quiénes los pecadores; las apariencias engañan. Por otra, todos nosotros, santos y pecadores, somos pecadores.
En cierta ocasión, un predicador preguntó a un grupo de niños: «Si todas las buenas personas fueran blancas y todas las malas personas fueran negras, ¿de qué color seríais vosotros?».La pequeña Mary Jane respondió «Yo, reverendo, tendría la piel a rayas».
Y así tendría también la piel el Reverendo, y los Mahatmas, y los Papas, y los santos canonizados.
Un hombre buscaba una buena iglesia a la que asistir y sucedió que un día entró en una iglesia en la que toda la gente y el propio sacerdote estaban leyendo el libro de oraciones y decían: «Hemos dejado de hacer cosas que deberíamos haber hecho, y hemos hecho cosas que deberíamos haber dejado de hacer».El hombre se sentó con verdadero alivio en un banco y, tras suspirar profundamente, se dijo a sí mismo: «¡Gracias a Dios, al fin he encontrado a los míos!».
Los intentos de nuestras santas gentes por ocultar su piel rayada muchas veces no tienen éxito y siempre son fraudulentos.
Del libro:
Anthony de Mello
El Canto del Pájaro
Fotografía tomada del internet
viernes, 28 de octubre de 2022
jueves, 27 de octubre de 2022
EL DOLOR DE QUERER SER MEJOR PERSONA
Tratar de ser mejor persona sin antes asumir nuestra imperfección humana, nos impide descubrir nuestra perfección universal.
Cuando estaba a punto de cumplir tres años, nació mi hermano y sentí por primera vez una sensación desconocida hasta ese momento. De repente tenía un competidor ante mí y sentí el deseo de ser mejor. A los cinco años entré en el colegio y pasé a tener cuarenta competidores en mi aula. A pesar del empeño de mis maestros para que fuera mejor persona, éste no daba fruto. Mi cerebro disléxico pasaba desapercibido y nunca tuve la sensación de encajar en un sistema educativo basado en la mejora personal.
Hoy en día me pregunto por qué ser mejor persona sin antes comprenderme, respetarme y aceptarme. De hecho, ¿cómo se llega a eso de ser mejor sin antes estar en paz con uno mismo?¿Por qué debería dejarme guiar por el deseo de ser una mejor persona si ese deseo nace de un autorrechazo?
Nos hemos convencido de que hay un «yo» mejor u otra emoción mejor de la que estamos sintiendo ahora. Pero no es así. En este momento no existe un «tú» mejor que el de este momento. Tampoco hay nada mejor que sentir ahora que lo que estás sintiendo ahora, simplemente porque esto es lo que estás sintiendo ahora.
Para muchas personas esto puede significar hastío, desmotivación o tirar la toalla, pero es justo lo contrario. Es recoger la toalla y empezar a asumir nuestra experiencia tal como es. Lo llaman vivir plenamente y no se enseña en los colegios ni se ve en los mejores cines. Se aprende mirándose uno mismo con una mirada respetuosa y de aceptación.
Estamos viviendo una vida humana que, a fecha de hoy, implica lo que implica. Pero puedo asegurarte que todos disponemos de todo lo que necesitamos para vivirla. Puedo asegurarlo porque me he encontrado con muchas personas con vidas llenas de sufrimiento que hallaron la valentía de vivirlas. Fueron personas que habían sido violadas, otras maltratadas, otras habían perdido a un hijo o se encontraban en fase terminal de una enfermedad.
Estas personas que acudieron a mí para que las ayudara a vivir sus procesos terminaron convirtiéndose en mis maestros. Todas ellas me mostraron que detrás de esa situación estaba su capacidad de vivirla con plenitud. Porque lo único que se nos pide es la decisión de ser honestos con nosotros mismos y abrirnos a un autodescubrimiento que viene dado de forma natural dentro de esas situaciones. Esta decisión de la que hablamos aquí, insisto, no te la puede enseñar nadie. Esta decisión te pertenece a ti descubrirla, llevándola a cabo. Y ¿cómo se lleva a cabo? Decidiendo ser honestos con nosotros mismos y abrirnos a un autodescubrimiento.
Pasar de sufrir a aprender a gozar; lo siento, pero no es cuestión de lo que ocurre en nuestras vidas, sino de nuestra decisión de vivirlas abiertamente. Nos olvidamos de cómo respirar y de cómo asumir las situaciones tal como ocurren, porque estamos dormidos, anestesiados, hipnotizados por el deseo de ser distintos de como nos vemos.
La inseguridad es una de las farsas más grandes que los seres humanos hemos inventado. Hemos convertido la atención natural que surge del ser en una temerosa alerta mental basada en la inseguridad, inseguridad por cómo nos sentimos, inseguridad por cómo nos relacionamos con los demás, inseguridad hacia nuestra vida.
Imagínate un ser viviendo una vida de la cual se siente inseguro. Eso implica un gran caos mental y una gran angustia emocional. Por un lado su ser le pide abrirse a la vida y descubrir que él es la vida y, simultáneamente, la mente le dice que tenga cuidado porque esa vida no se merece su confianza.
La inseguridad es totalmente insoportable. Es tan insoportable que terminamos culpando a todo lo que nos rodea de aquello que sucede en nosotros. Sin embargo, dentro de una lógica universal, nada ni nadie culpa a nadie ni a nada de cómo es su propia existencia.
Muy pocas personas se dan cuenta de que existir como existen es impresionante, y eso ocurre porque estamos habituados a sufrir en lugar de vivir. Apenas nadie es feliz por el hecho de existir. Esto que acabas de leer es suficiente como para sentarse y quedarse mirando esta idea un buen rato.
Permíteme insistir de nuevo. Si tú estás viviendo una vida humana, te aseguro que tienes a tu disposición todo lo que necesitas para vivirla. Ya contienes en ti todo el potencial para vivirla plenamente.
Si yo trato de ser un ser humano perfecto, voy a tener que negar primero mi estado mental de imperfección. Entonces voy a empezar a esconderme, a no mostrarme, para que no vean cuán imperfecto soy. Mientras no deje de temer el mostrar cuán imperfecto soy, no podré ver la perfección que existe detrás de mis creencias.
Vivimos intentando hacer todo bien, cuando en realidad somos pura perfección universal, pero dentro de unas coordenadas espacio-temporales donde aún no se contempla esa perfección. Quizá haya llegado el momento de descansar de esa lucha interior. Quizá es hora de mirar con respeto hacia ti. Quizá te ha llegado el momento de disfrutar de la película, en lugar de tratar de maquillar constantemente al protagonista de las historias proyectadas en una pantalla.
Todo lo que buscamos actualmente se encuentra en la práctica sostenida de contemplar los pensamientos sin creérnoslos a ciegas. Tarde o temprano descubres que te has estado engañando de forma repetida durante toda tu vida, creyendo ser quien piensas que eres en lugar de ser lo que eres en verdad.
Extracto del libro:
¿Me acompañas?
Sergi Torres
Fotografía de Internet
miércoles, 26 de octubre de 2022
CUESTIONANDO EL RESENTIMIENTO
R: No es cuestión de uno u otro, de sentir resentimiento o perdonar.
No hay espacio en su consciencia para el resentimiento y el perdón.
Solo permita que todo su resentimiento este presente como lo está.
Luego explore a ver si nota algo más aparte de resentimiento y dolor.
¿Hay algún espacio allí también? Por grande que sean sus sensación de resentimiento, ¿Que tan grandes son en comparación con el espacio en sí? Obviamente, hay más espacio que el ocupado por el resentimiento o cualquier otro sentimiento. Cuando hablo de espacio, me refiero a todo el espacio, tiempo (el cual es otra dimensión del espacio), y consciencia existente en el universo y mas allá. ¡Probablemente, ese espacio sea incluso mucho más grande que sus mayores resentimientos!
¡Qué alivio! No tiene que eliminar, resolver o arreglar su resentimiento para sentir perdón. El resentimiento es natural y normal. Puede sentirlo tanto como lo siente. Luego note todo el espacio presente alrededor de su resentimiento, y qué más hay en este espacio. Ahí encontrará el perdón y todo lo que pueda estar buscando. El espacio es lo más suave, permisivo y tierno que existe. En estos momentos, el espacio le sostiene a usted y a todo su resentimiento y dudas en un abrazo de total aceptación. Note que el espacio permite su resentimiento. El espacio no hace nada para lograr que deje de sentir o incluso expresar resentimiento. ¡Qué cualidad más extraña y siempre-presente es el espacio!
No es selectivo. No ama esto y no aquello. ¡Ama y permite todo!
Cuando note que el espacio permite todo su resentimiento, entonces quizá pueda notar que también hay espacio para las personas o acciones que resiente. El espacio permite que hagan las cosas que le provocan el resentimiento, y permite que usted sienta resentimiento hacia ellos.
Puede que se pregunte, ¿entonces qué? Todo es permitido por el espacio.
¿Y qué? Bueno, si quiere conocer su naturaleza real, entonces querrá ser curioso acerca de este extraño fenómeno llamado espacio. Si desea conocer la infinita capacidad natural de perdonar de su conciencia, entonces quizá quiera ser más curioso sobre la tierna suavidad del espacio vacío. De allí surge el perdón. Es el espacio que puede perdonar y amar, en parte porque el espacio no tiene nada de perder. Ama y permite todo porque no se le puede causar daño. Todo lo realmente importante en la vida viene del vacío o espacio: el amor, el perdón, la alegría, compasión, fortaleza, claridad, la inspiración, el placer, la satisfacción y más.
Podemos descubrir la naturaleza del espacio explorando este misterio de que hay espacio para todo. ¿Por qué hay tanto espacio en este universo y dentro de nuestra consciencia? ¿De dónde vino todo este espacio infinito? Usted no necesita buscar el espacio. Está ahí. Usted está en él. Permea en usted y viceversa, dependiendo de cómo lo vea. Y doquiera que mire, hay más espacio. Los objetos físicos, están compuestos principalmente de espacio. Incluso las partículas subatómicas parecen más espacio que cosas.
¿Es posible que las cosas en realidad sean espacio? ¿Qué tal si todo es solo un espacio que vibra en distintas frecuencias o que ha sido condensado en distintas densidades, dependiendo de si estamos viendo vacio, energía o materia? ¿Qué tal si todo lo que existe, es espacio? Todas sus preguntas sobre el perdón y resentimiento, señalan a esto llamado espacio. Es allí donde yacen todas las respuestas.
Y, por supuesto, si todo lo que hay es espacio, entonces que otra cosa puede ser usted.
Extracto del libro:
Eso es eso
aka Nirmala
Fotografía tomada de internet
martes, 25 de octubre de 2022
TEMOR AL FRACASO
Es imposible ganar una carrera a menos que uno se arriesgue a correr, es imposible alcanzar la victoria a menos que nos atrevamos a luchar. No hay vida más trágica que la del individuo que alimenta un sueño, siempre deseando y esperando, pero sin que jamás le dé la oportunidad de que se transforme en realidad. Alimenta ese sueño vacilante, sin que nunca le permita estallar en una llamarada. Hay millones de personas que sueñan así en conseguir un mejor empleo, en montar su propio negocio, en comprar una mejor casa, en realizar un viaje, en escribir una novela... Personas que sueñan, pero que jamás se arriesgan, que jamás están dispuestas a pronunciar las palabras ¡Yo puedo!, que nunca confían sus sueños al mundo real de la acción y el esfuerzo; en fin, todas aquellas personas que temen tanto al fracaso, que por ello fracasan.
José María Vicedo
Extracto del libro:
365 semillas de conciencia para una vida plena
Fotografías tomadas de Internet
lunes, 24 de octubre de 2022
domingo, 23 de octubre de 2022
BAYAZID QUEBRANTA LA NORMA
Bayazid, el santo musulmán, actuaba a veces deliberadamente en contra de las formas y ritos externos del Islam.
Sucedió una vez que, volviendo de La Meca, se detuvo en la ciudad iraní de Rey. Los ciudadanos, que le veneraban, acudieron en tropel a darle la bienvenida y ocasionaron un gran revuelo en toda la ciudad. Bayazid, que estaba harto de tanta adulación, aguantó hasta llegar a la plaza del mercado. Una vez allí, compró una hogaza de pan y se puso a comerla a la vista de sus enfervorizados seguidores. Era un día de ayuno del mes de Ramadán, pero Bayazid consideró que su viaje justificaba plenamente la ruptura de la ley religiosa.
Pero no pensaban igual sus seguidores, que de tal modo se escandalizaron de su conducta que inmediatamente le abandonaron y se fueron a sus casas. Bayazid le dijo con satisfacción a uno de sus discípulos: «Fíjate cómo, en el momento en que he hecho algo contrario a lo que esperaban de mí, ha desaparecido la veneración que me profesaban».
Jesús escandalizó completamente a sus seguidores por parecidos motivos.
Las multitudes necesitan un santo a quien venerar, un gurú a quien consultar.
Existe un contrato tácito: Tú has de responder a nuestras expectativas y, a cambio, nosotros te ofrecemos nuestra veneración. ¡El juego de la santidad!
Del libro:
Anthony de Mello
El Canto del Pájaro
Fotografía tomada del internet
viernes, 21 de octubre de 2022
SOBRE EL INTELECTO Y EL CARÁCTER
Están equivocadas: lo principal es el carácter.
Albert Einstein
Los expertos en autoestima creen que el carácter desarrolla de alguna forma el potencial que toda persona alberga en su interior. El talento es innato, pero el carácter es el vehículo que ayuda a que aflore y pueda mostrarse a los demás.
Grandes genios de la humanidad quedaron relegados a un segundo plano por la falta de un carácter que marcara la diferencia con el resto, pese a contar con capacidades para hacerse un hueco en la historia.
Goethe dejaba clara esta idea al decir: «El talento puede ser cultivado en la tranquilidad; el carácter, solamente en las corrientes trepidantes de la vida».
Y opiniones como las de John Davison Rockefeller no hacen más que recalcar la importancia del carácter para lograr el éxito: «Lo importante para un joven es establecer su carácter, una reputación y un crédito. Junto a hacer lo correcto, lo más importante es que la gente sepa que estás haciendo lo correcto [...] Por ello en lo que te debes enfocar no es en alcanzar cierta cifra de dólares, sino en construir las bases de tu éxito, esto es, edificar tu carácter, tu reputación profesional, tu crédito ante los demás [...] hacer lo correcto y labrarte buena fama».
Tomado del libro:
Einstein para despistados
Allan Percy
Fotografía de Internet
jueves, 20 de octubre de 2022
VIVIR SIN RIESGO, ARRIESGARSE A NO VIVIR
Vivimos en una sociedad que rinde culto a la seguridad, pero la propia dinámica de la vida nos confirma a cada paso que damos que la seguridad total no existe, todo puede cambiar de un momento a otro. El cambio y la incertidumbre son reglas inalterables de la existencia, y tal vez, este hecho inalienable hace que la vida sea un tránsito apasionante, una aventura arrebatadora.
Adentrarse en terrenos que no nos son familiares y conocidos, de entrada, puede incomodarnos porque implica situarnos en espacios donde la propia experiencia no basta para dar respuestas ante la realidad que se nos presenta. En estos terrenos poco familiares debemos explorar nuevas maneras de relacionarnos con nosotros mismos y nuestro entorno, debemos desarrollar y potenciar nuevos recursos.
Debemos, en definitiva, abandonar transitoriamente nuestro confort y comodidad presente para alcanzar mayores cuotas de satisfacción personal, bienestar y plenitud futuras.
Asumir ciertos riesgos, como decíamos, incomoda, pero estar dispuestos a situarnos en una nueva dimensión desconocida ya es un éxito en sí mismo ya que, al hacerlo, nos redescubrimos a nosotros mismos y ampliamos la experiencia de lo que somos o podemos llegar a ser.
Vivir sin cierto riesgo es, ciertamente, arriesgarse a no vivir.
Daniel Ramos Autó
Extracto del libro:
365 semillas de conciencia para una vida plena
Fotografías tomadas de Internet
miércoles, 19 de octubre de 2022
42.LAS ADICCIONES.
La comprensión vulgar de las adicciones se reduce a las drogas. En un mundo en el que se propone el consumismo como dedicación, es decir, como religión dedicada a las autosatisfacciones sensuales, sexuales, de la exhibición de la imagen, la presunción, los sueños y las fantasías, las compras, la tecnología (internet, móvil…), vestimenta, cirugía estética, gimnasios, dietas, comida en exceso, en defecto, sexo, amor, fama, aireación de la intimidad, emocionabilidad de culebrones, exaltación de las desviaciones de todas clases, diabolismo, supersticiones, adivinación, coleccionismo, tatuajes, viajes superficiales, banalización, iconoclastia, superdeportes… y mil adicciones más, no es de esperar ninguna propuesta restrictiva por parte de ningún sistema mayoritario de concienciación de masas desde la Escuela a la Universidad, desde los periódicos y revistas a las televisiones. Sospechoso.¿Cuántas personas creemos que se preguntan por ello? ¿Cuántas han descubierto que están siendo manipuladas manteniéndolas en un estado infantil pasivo?
¿Cuántas no creen haber nacido sólo para divertirse? ¿Para qué, entonces? Habrá que buscar en el fondo.
Bibliografía:
La luciérnaga ciega: Soko Daido Ubalde
Fotografía tomada de internet
ENCONTRAR CONEXIÓN EN LA SOLEDAD
P: Estoy aprendiendo a ver profundamente mi soledad y sentarme con ella. Eso es muy útil. Sin embargo, la soledad surge cuando quiero conectarme con los demás. Quizá por cierta energía, quizá por el karma, porque algo me juzga u otra razón, porque hay una falta de conexión con los demás.
R: Quizá pueda añadir un poco de perspicacia a eso último que mencionó – la falta de conexión. Estamos profundamente condicionados a buscar una conexión (y todo lo demás) fuera de nosotros mismos. Queremos que otros se comporten o hablen de cierta manera para sentir una conexión con ellos, sin recordar que es en lo profundo de nuestro ser que estamos conectados con ellos. La verdadera respuesta está en conectarnos con nosotros mismos; esa conexión está disponible incluso cuando alguien nos está juzgando o rechazando.
Cuando le agradamos a alguien y esa persona nos responde de modo positivo, podemos relajarnos y comportarnos de manera natural alrededor de ellos. Esto nos permite comportarnos con nuestro propio Ser. El sentido de conexión que anhela surge de la conexión propia con su modo de ser natural. De allí surge siempre el sentido de conexión, aun cuando pareciera que para sentir esa conexión necesitáramos el amor y la aprobación de los demás. Es más fácil sentir una conexión con los demás, cuando ellos responden a nosotros de modo positivo, ya que esto nos permite relajarnos y sentir nuestra propia conexión con la Fuente.
La sensación de falta de conexión es un área fructífera para el cuestionamiento.
Quien sabe lo que podría encontrar si desarrolla curiosidad acerca de esta falta de conexión. ¿En qué lugar de su cuerpo siente la carencia? ¿Qué hay en ese espacio vacío donde parece faltar la conexión?
Aunque uno nunca sabe lo que descubrirá cuando explora la sensación de carencia, muchas veces encuentra ¡eso que consideraba le faltaba! ¡Qué sorpresa descubrir que el espacio vacío dentro de usted está conectado a todos y a todo!
Extracto del libro:
Eso es eso
aka Nirmala
Fotografía tomada de internet
lunes, 17 de octubre de 2022
ARRIESGARSE
Vivir es una empresa de riesgo. Si la mitad del tiempo que dedicamos a evitar riesgos la dedicásemos a aprender cómo tomarlos, no tendríamos tanto que temer en la vida.
Ellis Paul Torrance
Extracto del libro:
365 semillas de conciencia para una vida plena
Fotografías tomadas de Internet
domingo, 16 de octubre de 2022
LA IDENTIDAD DE VÍCTIMA
Muchas personas que conozco se consideran, en cierto nivel, víctimas de la vida. Sé que yo pasé gran parte de mi vida sintiéndome una víctima. Si creciste en un ambiente religioso, quizá te contaran que tu dolor (o tristeza, o miedo, o cualquier otro sentimiento o emoción difícil de vivir) es un castigo o una prueba enviados por Dios para que expíes los pecados cometidos en esta vida o en vidas pasadas. O tal vez creas que el dolor que sientes se debe a tu karma, a no haber rezado con suficiente fervor o, peor aún, a que eres objeto de algún tipo de maldición. He conocido a muchos buscadores espirituales que han adoptado creencias del movimiento Nueva Era que dicen que, si enfermaron, fue por no estar lo bastante presentes, por no ser lo bastante positivos, por haberse provocado secretamente a sí mismos la enfermedad, o por no haber realizado sus prácticas espirituales debidamente o no haber seguido al pie de la letra las enseñanzas de su gurú. Básicamente, creen que no fueron capaces de asumir el control de sus vidas y que, por ello, son responsables, en un nivel profundo, de su dolor presente.
Quizá inventemos todos estos cuentos porque no queremos afrontar la verdad: que la vida escapa a nuestro control.
¡Quizá sea más fácil inventar un cuento que explique por qué no tenemos control sobre la vida que afrontar la verdad!
«¡Si hubiera rezado con más fervor, no me habría pasado esto!»..., eso no lo puedes saber. «Si hubiera sido más positivo, si hubiera estado más presente, si hubiera dado más amor, esto no habría pasado»..., no lo puedes saber. «Esto no habría ocurrido si me hubiera rendido totalmente a mi gurú»..., Es algo que desconoces. He visto a mucha gente castigarse mentalmente por sentir dolor, debido a conceptos adoptados a ciegas y jamás verificados personalmente.
Es cierto que el dolor y la enfermedad suelen interferir en nuestros planes. Habíamos planeado una importante reunión de negocios o una fiesta; habíamos planeado hacer un retiro espiritual, triunfar, viajar por el mundo, pasarlo bien...; habíamos planeado no ponernos enfermos, y aquí estamos postrados en cama, imposibilitados por el dolor. Parece realmente que el dolor interfiera en «mi vida». Me impide hacer lo que quiero hacer, ver a quien quiero ver, ir a donde quiero ir. El dolor no puede poner en peligro la vida en sí, pero sí parece que pueda representar una amenaza para mi vida. En otras palabras, hace peligrar mis planes, el relato de quien soy, de quien quiero ser, de la dirección en la que pensaba que iba, de mi papel en el mundo. Quizá todo nuestro sufrimiento sea simplemente una especie de duelo por los planes que se nos han desbaratado.
He conocido a personas que dicen que una de las cosas más difíciles de asumir cuando están enfermas es la sensación de que se están perdiendo algo, sobre todo si tienen que estar en cama el día entero. Se sienten desconectadas de la vida, marginadas, abandonadas. Todo «el resto del mundo» se está divirtiendo ahí fuera, viviendo sus vidas, buscando y encontrando lo que buscan, y yo estoy aquí, confinado en mi celda de la cárcel, imposibilitado para estar donde quiero estar, sin poder continuar con mi búsqueda. Tendemos a asociar el dolor y la enfermedad con la incompletud..., con sentimientos de que nadie nos quiere, de que nadie nos necesita, de que la vida nos ha abandonado. ¿Por qué me hace esto la vida? ¿Por qué me ha enviado este dolor? Debe de ser que no me ama. La vida parece favorecer a quienes están sanos, y, en mi dolor y mi enfermedad, me siento abandonado. Es una superstición ancestral.
Pero la verdad es que no puedes estar ni más cerca ni más lejos de la vida. No puedes estar ni más ni menos vivo. La vida no te puede abandonar, puesto que tú eres la vida, y eso significa que la vida está aquí incluso en medio de tu dolor, incluso en medio de tu enfermedad. No estás menos completo ni la vida te favorece menos por que te sientas enfermo o haya dolor. Sigues siendo el espacio plenamente abierto en el que todo viene y va, y ni todo el dolor o las enfermedades del mundo pueden quitarte eso. En realidad, lo que eres no puede ponerse enfermo, no puede estar indispuesto, no se puede deteriorar. Solo los relatos pueden desintegrarse; solo las identidades pueden estar «enfermas». Las ideas que tenemos sobre nosotros mismos, sobre lo que debería o no debería ocurrir..., esas sí pueden romperse en dos. Lo que tú eres es siempre Uno.
Esa es la cuestión, en realidad; que el dolor y la enfermedad hacen trizas nuestros relatos sobre la vida, nuestros relatos sobre tener el control. Cuando sufrimos por un dolor o una enfermedad, lo que realmente hacemos es llorar la muerte de los sueños que teníamos sobre cómo hubiera debido ser todo. Sin esas ideas sobre lo que debía haber ocurrido, sobre lo que debería ocurrir ahora y en el futuro, lo único que hay es lo que es. El paisaje constantemente cambiante de este momento es lo único que jamás tendremos que afrontar en la vida. Y no podemos saber que este momento no sea exactamente como debería ser. No podemos saber que las cosas no hubieran debido ser exactamente como son ahora mismo. No podemos saber que nuestras vidas se hayan desviado de cualquier clase de guión cósmico. No podemos saber que exista en realidad guión cósmico alguno.
Más allá del relato de mi enfermedad, más allá del relato de que mi vida no esté siendo como había planeado que fuera, más allá de lo que debería y no debería ocurrir, aquí estoy en este momento. Respirando. El corazón late. Aparecen sonidos. Danzan toda clase de pensamientos, sentimientos, sensaciones. Tal vez algún dolor. Tal vez algún miedo. Tal vez el sentimiento de que nadie me quiere, el sentimiento de abandono, de inutilidad, de debilidad, de agotamiento, de soledad. ¡Quién sabe qué ola llegará a continuación! El gran descubrimiento es que todo está profundamente aceptado aquí, en este espacio. Lo que en verdad soy acepta siempre profundamente la experiencia presente, incluso cuando lo que sucede me parezca inaceptable ahora mismo. Lo que soy, ya le ha dado permiso para entrar. Lo que soy, ya ha dicho sí a todo ello. Por eso este momento es como es. Las compuertas de la vida están permanentemente abiertas; así que, cuando regreso a la experiencia presente, descubro que este momento nunca es insoportable —incluso aunque sienta que no puedo soportarlo en este instante—, al igual que ninguna ola le resulta nunca insoportable al océano. Lo que soy lo acoge todo, lo permite todo, lo admite todo; y en ello reside la paz que sobrepasa todo entendimiento incluso en medio del dolor y la enfermedad.
Así como no existe otro tiempo que el presente, y nada salvo el Todo Absoluto, nunca hay en realidad nada que alcanzar, aunque el aliciente del juego sea fingir que lo hay.
Alan Watts
Extracto del libro:
La más profunda aceptación
Jeff Foster
Fotografías tomadas de Internet
sábado, 15 de octubre de 2022
LA TORTUGA
Era el «líder» de un grupo religioso. Una especie de gurú. Venerado, respetado y hasta amado. Pero se me quejaba de que había perdido el calor de la compañía humana. La gente le buscaba para obtener ayuda y consejo, pero no se le acercaba como a un ser humano. No se «relajaba» en su compañía.
¿Y cómo iban a hacerlo? Me fijé en él: era un hombre equilibrado, con perfecto dominio de sí, solemne, perfecto. Y le dije: «Tienes que hacer una difícil elección: ser una persona viva y atractiva o equilibrada y respetada. No puedes ser ambas cosas». Se alejó de mí con tristeza. Me dijo que su situación no le permitía ser una persona activa y vitalista, ser él mismo en definitiva. Tenía que desempeñar un papel y ser respetado.
Parece ser que Jesús fue un hombre vivo y libre, no una persona superequilibrada y respetada. Sabemos con certeza que sus palabras y su conducta chocaban a muchas personas respetables.
📗El emperador de China oyó hablar de la sabiduría de un eremita que vivía en las montañas del Norte y envió a él mensajeros para ofrecerle el cargo de Primer Ministro del reino.
Al cabo de muchos días de viaje, llegaron allá los mensajeros y encontraron al eremita medio desnudo, sentado sobre una roca y enfrascado en la pesca. Al principio dudaron de que pudiera ser aquel el hombre a quien en tan alto concepto tenía el emperador, pero, tras inquirir en la aldea cercana, se convencieron de que realmente se trataba de él. De modo que se presentaron en la ribera del río y le llamaron con sumo respeto.
El eremita caminó por el agua hasta la orilla, recibió los ricos presentes de los mensajeros y escuchó su extraña petición. Cuando, al fin, comprendió que el emperador le requería a él, al eremita, para ser Primer Ministro del reino, echó la cabeza atrás y estalló en carcajadas. Y una vez que consiguió refrenar sus risas, dijo a los desconcertados mensajeros: «¿Veis aquella tortuga, cómo mueve su cola en el estiércol?».
«Sí, venerable señor», respondieron los mensajeros.
«Pues bien, decidme: ¿es cierto que cada día se reúne la corte del emperador en la capilla real para rendir homenaje a una tortuga disecada que se halla encerrada encima del altar mayor, una tortuga divina cuyo caparazón está incrustado de diamantes, rubíes y otras piedras preciosas?».
«Sí, es cierto, honorable señor», dijeron los mensajeros.
«Pues bien, ¿pensáis que aquel pobre bicho que mueve su cola en el estiércol podría reemplazar a la divina tortuga?».
«No, venerable señor», respondieron los mensajeros.
«Entonces id a decir al emperador que tampoco yo puedo. Prefiero mil veces estar vivo entre estas montañas que muerto en su palacio. Porque nadie puede vivir en un palacio y estar vivo».
Del libro:
Anthony de Mello
El Canto del Pájaro
Fotografía tomada del internet
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