A veces, cuando entras en tu habitación parece oscura. Pero entonces te sientas y descansas, y poco a poco la oscuridad desaparece. La habitación está llena de luz. No es que haya sucedido algo. Lo que pasa es que tus ojos se han acostumbrado a mirar en la oscuridad.
Se dice que los ladrones empiezan a ver en la oscuridad con más claridad que cualquiera porque deben trabajar en la oscuridad. Tienen que entrar en casas desconocidas y a cada paso hay peligro. Pueden tropezar con algo. Poco a poco, comienzan a ver en la oscuridad. Esta no es tan oscura para ellos. Así que no tengas miedo. Se como los ladrones. Siéntate con los ojos cerrados y mira en la oscuridad lo más profundamente que te sea posible. Que esa sea tu meditación.
Todos los días, durante treinta minutos, siéntate en un rincón, cierra los ojos y crea oscuridad -tan oscura como puedas imaginar- y luego mira en esa oscuridad. Si te resulta difícil, simplemente piensa en una pizarra ante ti, muy oscura y negra. Poco a poco podrás imaginar más oscuridad. Quedarás tremendamente sorprendido de que cuanto más mires en la oscuridad, más claros serán tus ojos.
Y si hay miedo, permítelo. De hecho, deberías disfrutarlo. Deja que esté ahí; empieza a temblar. Si el temor inicia una cierta vibración en ti, déjalo tiembla. Asústate todo lo que puedas. Casi permite que te posea... y ve lo hermoso que es. Es prácticamente un baño... y con él se desvanecerá mucho polvo. Cuando salgas de ese temblor, te sentirás muy vivo, vibrante de vida, palpitando con una nueva energía, rejuvenecido.
Del libro:
DÍA A DÍA
Osho
Día 143
DÍA A DÍA
Osho
Día 143