sábado, 31 de agosto de 2013
¡¡HAY COSAS QUE NI YO PUEDO HACER!!
Para no sofisticar tanto el tema (el de la libertad), y para que no quede ninguna duda, utilizaré la fórmula de mi paciente Antonio que una tarde, al final de una sesión, irónicamente comentó:
—Habrá que aceptarlo... ¡¡Hay cosas que NI YO puedo hacer!!
Repito... No somos omnipotentes porque hay cosas que obviamente no podemos hacer realidad, y no tienen nada que ver con las leyes de los hombres, con las normas vigentes, con las limitaciones impuestas, con la educación ni con la cultura.
De hecho, alguien puede dimensionar la idea de ser omnipotente, de hacer todo lo que quiere, de volverse Dios. Sin embargo, desde el punto de vista filosófico y racional, ni siquiera Dios podría ser omnipotente.
¿Por qué? Los argumentos formales acerca de que Dios podría terminar con el mal en el mundo y demás, para los teólogos forman parte del plan divino que uno no entiende. Es decir, Dios sí sería omnipotente porque elegiría no hacer esto por razones inaccesibles para nosotros.
Pero hay un sofisma —un planteo lógicamente correcto, pero que llega a una conclusión irracional o que no puede demostrarse como posible— que siempre me atrajo.
El sofisma (razón o argumento aparente con que se quiere defender o persuadir lo que es falso) respecto de la imposibilidad de la omnipotencia es el siguiente.
Planteo número uno: Dios existe.
Planteo número dos: Dios es omnipotente.
Planteo número tres: Si Dios es omnipotente puede hacer todo.
Planteo número cuatro: Por lo tanto, puede hacer una piedrita chiquita, y puede hacer una piedra enorme, también. ¿Puede Dios hacer una piedra tan grande y tan pesada que no la pueda levantar nadie, ningún ser humano sobre la Tierra? También. Pero... ¿puede hacer Dios una piedra tan grande y tan pesada que no la pueda levantar ni siquiera él mismo?
Ahora: Si no pudiera hacerla, entonces no sería omnipotente; ya que habría una cosa que no podría hacer. Y si pudiera en efecto hacerla, entonces habría una piedra que él no podría levantar, con lo cual tampoco sería omnipotente.
Muy lejos de ser un Dios, hay infinitas cosas que yo sé que
no puedo hacer. Aunque quisiera en este preciso momento cerrar los ojos, abrirlos y estar en Granada
con Julia, no está dentro de lo que fácticamente puedo elegir, y no dejo de ser libre por no poder hacer eso.
¿Pero puedo yo elegir ahora bajar a la calle y en lugar de tomarme un taxi ir caminando aunque llueva
torrencialmente? Sí. ¿Puedo yo bajar a la calle y esconderme en un callejón y golpear con un palo a la primera
persona que pase? Sí. Hacerlo o no, depende de mí y no de mi limitación en los hechos.
Es en ese terreno donde se juega la libertad, en las decisiones que tomo cuando elijo dentro de lo posible.
Dicho de otra manera:
La libertad consiste en mi capacidad para elegir
dentro de lo fácticamente posible.
Esta definición implica que sólo se puede hablar de libertad bajo ciertas condiciones.
Del libro:
El Camino de la Auto-Dependencia
Jorge Bucay
viernes, 30 de agosto de 2013
EL AMOR NO ILUMINADO
El amor no representa necesariamente libertad. Debería ser así... seria lo ideal. Así que recuerda siempre, si amas a alguien con conciencia, solo entonces va a ser una bendición. De lo contrario, nadie sabe...
El amor puede ser destructivo de muchas maneras, porque no es necesariamente algo iluminado. Una madre ama a su hijo y todo el mundo sufre por ese amor. Pregúntaselo a los psiquiatras, a los psicólogos. Afirman que todas las neurosis se pueden reducir a la relación madre-hijo. Muchas personas que hay en los psiquiátricos sufren únicamente de amor. Los padres aman a sus hijos, los sacerdotes aman, los políticos aman. Todo el mundo ama, pero el amor no es algo necesariamente iluminado.
Cuando el amor es iluminado, es compasión. Entonces posee una cualidad totalmente diferente. Te aporta libertad. Toda su función es brindar libertad. Y no solo habla de libertad, sino que realiza los máximos esfuerzos para volveros libres y destruir todos los obstáculos que surgen en el sendero del amor.
Así que el amor puede existir, pero no puede estar alerta. Entonces es destructivo. El amor más conciencia es igual a compasión. El amor solo no es suficiente, de lo contrario el mundo ya se habría convertido en un paraíso. Amas a tu pareja, tu pareja te ama, pero ¿qué pasa al final? Nada más que destrucción. Tu amor está bien, pero tú no. Hay algo en lo más hondo del inconsciente que no deja de crear cosas de las que no eres consciente.
No digo que haya que negar el amor, pero sí que no debería ocupar el primer lugar. Ese privilegio debería tenerlo la conciencia. El amor ha de seguirla como una sombra.
Del libro:
DÍA A DÍA
Osho
Día 171
DÍA A DÍA
Osho
Día 171
NO SOMOS OMNIPOTENTES
Aquí estamos enredados en esta trama tejida por los que nos precedieron pensando este tema (la libertad).
Hemos llegado al lugar deseado del comienzo del saber, hemos llegado a la confusión.
Me parece que para eso escribo, para confundir a todos, para transitar acompañado mis propias confusiones, para ver si de esa manera podemos llegar a algún lugar que nos sirva.
Creo firmemente que la única manera de hablar sobre temas filosóficos, y la libertad es un asunto filosófico, no psicológico, es confundiéndose.
Porque si tenés claro un concepto, y esa claridad depende de que nunca lo revisás, lo mejor que te puede pasar es que te lo empieces a cuestionar. Uno de nuestros recursos más importantes es la capacidad de entrar en confusión. Es lo único que puede dar lugar a nuevas verdades. Si uno no puede entrar en confusión respecto de los viejos sistemas de creencias, no puede descubrir nuevas cosas.
Descubrir nuevas cosas tiene que ver con explorar.
Explorar tiene que ver con sorprenderse.
Y sorprenderse implica confundirse.
Así que lo maravilloso de lo que nos pasa cuando pensamos: “¿Cómo puede ser, si yo pensaba esto y ahora no?”, es que entramos en confusión.
Esta confusión sucede porque estamos en una APORÍA, como me enseña Alejandro, en un punto sin salida.
Otra vez Landrú acude en mi ayuda:
Cuando esté en un callejón sin salida, salga por donde entró.
Y todo el razonamiento que hicimos para sostener esta libertad, desde la partida, es en sí un razonamiento falso. Porque nuestra ardua tarea partió de una idea falsa, aunque en el medio hayamos pasado por conclusiones verdaderas.
El desvío proviene de confundir libertad con omnipotencia.
Porque la definición de la cual partimos (“la libertad es hacer lo que uno quiere”) es la definición de
omnipotencia, no de libertad.
Y no somos omnipotentes.
Nadie puede hacer todo lo que quiere.
Por mucho que yo quiera, aunque desee fervientemente que sin teñirme el pelo me crezca rubio, no
sucede. ¿Por qué? Porque no está dentro de mis posibilidades. Pero no dejo de ser libre por eso. Del mismo
modo, no puedo volar, no puedo evitar morir algún día, no puedo detener el tiempo, no puedo cientos de miles
de cosas, y no dejo de ser libre por eso.
Además de las limitaciones que pueda tener nuestra cultura, instalar nuestra educación y determinar
nuestra moral y nuestra ética, hay limitaciones físicas para poder hacer lo que uno desea.
Así, la libertad se define por la capacidad de elegir, pero las limitaciones que se debe imponer a esa
capacidad no son aquellas condicionadas por los derechos del otro, sino por los hechos posibles.
¿Qué pasará con nosotros, cultura de humanos, sociedad del tercer milenio, que nos empeñamos en
creer que ser libres es ser omnipotentes?
Poco más o poco menos, todos tenemos esta idea de libertad y entonces desde nuestra soberbia nos
preguntamos: ¿Por qué no puedo hacer lo que yo quiero si soy libre?
Y cuando no podemos hacer todo lo que queremos... preferimos creer que no somos libres antes de
aceptar que la definición es errónea, antes de aceptar que no somos omnipotentes.
Del libro:
El Camino de la Auto-Dependencia
Jorge Bucay
jueves, 29 de agosto de 2013
LAS CUATRO ESTACIONES
Había un hombre que tenía cuatro hijos. Como parte de su educación, él quería que ellos aprendieran a no juzgar a las personas y las cosas tan rápidamente como suele hacerse. Entonces los envió a cada uno, por turnos, a ver un árbol de peras que estaba a gran distancia de su casa.
En su país había estaciones, así que el primer hijo fue en invierno; el segundo en primavera; el tercero en verano y el cuarto en otoño. Cuando todos habían ido y regresado, el padre los llamó y les pidió que describieran lo que habían visto.
El primer hijo dijo que el árbol era horrible, giboso y retorcido, parecía seco y sin vida. El segundo dijo que no, que el árbol estaba cubierto de brotes verdes y lleno de retoños que prometían flores. El tercer hijo no estuvo de acuerdo: él dijo que estaba cargado de flores, que emanaba un aroma muy dulce y se veía hermoso; era el árbol más lleno de gracia que jamás había visto.
El último de los hijos tampoco estuvo de acuerdo con ninguno de ellos. Dijo que el árbol estaba cargado de peras maduras, lleno de savia y bienestar. Como los pájaros acudían al peral para comer de los frutos que se estaban marchitando, todo a su alrededor se llenaba de un exquisito aroma.
Entonces el padre les explicó a sus hijos que todos tenían la razón, porque ellos sólo habían visto una de las estaciones de la vida del árbol.
Y añadió que por eso no se podía juzgar a una persona por sólo ver una de sus temporadas: “La esencia de lo que son los hombres, el placer, la tristeza, el regocijo y el amor que vienen con la vida sólo pueden ser medidas al final, cuando todas las estaciones hayan pasado”.
¿No será por esta razón que nos quedamos con una idea prefijada de una determinada “estación” de una persona, a partir de la cual la juzgamos el resto del tiempo?. ¿No será que debemos entender a las personas como móviles y no como estacionarias’?
Del libro:
La culpa es de la vaca 2a parte
Lopera y Bernal
TRISTEZA
Cuando sientas tristeza, permanece triste Realmente triste... húndete en la tristeza. ¿Qué otra cosa puedes hacer? La tristeza es necesaria. Relaja mucho... es una noche oscura que te rodea. Duermete en ella. Acéptala y verás que en cuanto lo haces, empieza a volverse algo hermoso.
La tristeza es fea debido al rechazo; no es fea en sí misma. Una vez que la aceptas, verás lo hermosa que es, cuánto te relaja, lo serena y silenciosa que es. Tiene algo para dar que la felicidad nunca tendrá.
La tristeza aporta profundidad. La felicidad da altura. La tristeza brinda raíces. La felicidad ramas. La felicidad es un árbol que va hacia el cielo y la tristeza es corno las raíces que se adentran en las entrañas de la tierra. Pero ambas son necesarias, y cuanto más se eleva un árbol, más profundidad alcanza al mismo tiempo. Cuanto más grande, mayores sus raíces. De hecho, siempre están proporcionadas. Un árbol alto poseerá raíces hundidas en la tierra en igual proporción. Eso es equilibrio.
No puedes provocar dicho equilibrio. El que aportes no servirá. Carece de valía. Será forzado. El equilibrio surge de forma espontánea; ya está ahí. De hecho, cuando estas feliz, te excitas tanto que te agotas. ¿Lo has notado,' Entonces en el acto el corazón se mueve en la otra dirección, te brinda un reposo. Lo sientes como una tristeza. Te está dando un descanso porque empezabas a agitarte demasiado. Es algo medicinal, terapéutico. Es como cuando durante el día trabajas con ahínco y por la noche te quedas profundamente dormido. Por la mañana vuelves a estar fresco. Después de la tristeza, volverás a estar fresco para estimularte otra vez.
Así que siente la tristeza cuando estés triste. Acéptala y permanece triste, totalmente triste.
Del libro:
DÍA A DÍA
Osho
Día 170
DÍA A DÍA
Osho
Día 170
LIMITACIONES CONCRETAS
Otra creencia habitual es que la historia personal, el mandato interiorizado de nuestros padres, funciona como restricción a la libertad. Lo cierto es que seguramente es una dificultad, pero nunca una esclavitud.
Porque puedo elegir aceptar, cuestionar o rechazar ese mandato, incluso puedo elegir trabajar para desacondicionarme de él.
Tu historia forma parte de vos, no está fuera de vos; tu historia, aunque vos por supuesto no la elegiste y condiciona tu existencia, ahora sos vos.
Mi historia, la que hace que yo elija comer peras y no duraznos porque en mi casa se comían peras, y que condiciona mi elección, no impide que yo elija. Forma parte de mí, yo soy este que ahora elige de esta manera, pero sigo siendo libre de elegir cualquier otra fruta. Mi condicionamiento consiste en mi tendencia a elegir siempre lo mismo, no en no poder elegir, que son cosas muy distintas.
Mi historia personal puede condicionar mi elección, pero no me quita la posibilidad de elegir.
En todo caso, si pudiendo elegir creyeras que no podés hacer lo que querés, no sos libre.
Sea como fuere, más allá de los demás y de mis propios condicionamientos, hay cosas que no podemos hacer. Podré salir desnudo a la calle, quizás pueda insultar a mi jefe en el banco, pero no importa lo libre que sea, no voy a poder salir volando por la ventana.
Esto implica aceptar que tenemos limitaciones concretas.
¿Es entonces la verdadera libertad una ilusión imposible de alcanzar?
¿Qué clase de libertad es una libertad condicionada siempre por algo?
Del libro:
El Camino de la Auto-DependenciaJorge Bucay
miércoles, 28 de agosto de 2013
LOS GLOBOS NEGROS.
En recuerdo de Martin Luther King Jr. en su discurso de hace 50 años...I Have a Dream...
En cierta ocasión el famoso predicador y líder norteamericano Martin Luther King se en-contraba a punto de dar una de sus célebres conferencias acerca de los Derechos Humanos. Rápidamente notó que una pequeña niña negra se encontraba al frente de su auditorio. Un poco sorprendido, preguntó a uno de sus ayudantes al respecto, y éste le dijo que la niña había sido la primera en llegar al lugar. Al terminar su discurso, como parte de la ceremonia se soltaron globos de diferentes colores al cielo que la pequeña no dejaba de admirar. Entonces el predicador se acercó a ella y la levantó en sus brazos. La pequeña lo miró fijamente y le preguntó: —¿Los globos negros también volarán hacia el cielo?
Martin la miró dulcemente y le contestó: —Los globos no vuelan al cielo por el color que tengan, sino por lo que llevan dentro.
Esta es una lección contra la exclusión. A pesar de los años, ¿seguimos teniendo prejuicios hacia la gente de color? ¿Será verdad que la humanidad ha avanzado hasta convertirse en una gran comunidad mundial?
Del libro:
La culpa es de la vaca 2a parte
Lopera y Bernal
EL VERDADERO HOMBRE DE CARÁCTER
El verdadero hombre de carácter no tiene carácter
El verdadero hombre de carácter no tiene carácter... esto te sorprenderá. Tiene conciencia pero no carácter. Vive momento a momento. Es responsable, pero responde a partir del momento, no a partir de contextos pasados. No lleva en su ser programas hechos. Cuantos más programas hechos tengas, más ego serás. Cuando no tengas ningún programa, nada ya hecho en ti, cuando seas a cada momento tan fresco como si hubieses nacido de nuevo... eso es para mí la libertad. Y sólo una conciencia libre puede conocer el Yo verdadero.
Osho
Tomado del blog:
Osho-despierta
“I COULD... BUT I SHOULDN'T"
Imaginemos juntos: Un esclavo que pertenece a un amo muy bondadoso, un amo que lo autoriza a hacer casi todo lo que quiere; un amo, en fin, que le da muchísimos permisos, la mayoría de ellos negados a otros esclavos de otros amos, y aun más, muchos permisos que el mismo amo les niega a otros esclavos. Pregunto: este trato tan preferencial, ¿evita que llamemos a esto esclavitud? Obviamente la respuesta es NO.
Si son otros los que deciden qué puedo y qué no puedo hacer, por muy abierto y permisivo que sea mi dueño, no soy libre.
Nos guste o no aceptarlo, somos libres de hacer cosas que vulneren las normas sociales; y la sociedad
sólo puede castigar a posteriori o amenazar a priori sobre la consecuencia de elegir lo que las normas
prohíben.
Así, nuestra única esperanza limitadora es dejar esta decisión en cada persona.
Desde este lugar cada uno analizará lo que piensa, lo que quiere y lo que puede y decidirá después qué
hace.
Condicionado por estas pautas culturales, por la ética aprendida o por la moral acatada, a veces uno cree
que “no puede” hacer algo que lastime al prójimo. Alguien podría acercarse más a la razón con el viejo dicho
inglés que alguna vez me enseñaron Julio y Nora: “I could... but I shouldn´t “ (que más o menos se podría
traducir así: Yo podría... pero no debería).
Personalmente creo que hay que llegar más allá, y decir: Yo “puedo”... y si lo hiciera, esto diría algo de
mí. Y más aún: si sabiendo que “puedo” hacer algo decidiera no hacerlo porque te daña, esto también diría
algo sobre mí.
Del libro:
El Camino de la Auto-Dependencia
Jorge Bucay
martes, 27 de agosto de 2013
UNA ARMADURA ES UNA PRISIÓN
Hay que permanecer fluido, fluyendo. Deberías estar disponible para el presente. Muere al pasado a cada momento, de modo que nada en ti permanezca fijo. No lleves un carácter alrededor de ti; todo carácter es una armadura, una prisión.
Osho
tomado y leído del blog:
Osho-Despierta
LA LIBERTAD DE UNO TERMINA CUANDO....
Veamos ahora qué pasa cuando consideramos una libertad con límites:
¿Límites impuestos por quién?
¿Quién decide “lo que se puede” y “lo que no se puede” hacer?
Las respuestas que comúnmente encuentro ante estos interrogantes se podrían reunir en dos hipótesis: las pautas sociales (que hacen responsable a la ley) y las pautas personales (más relacionadas con la moral cultural).
En todo caso, en las charlas aparece siempre la clásica respuesta:
“La libertad de uno termina donde empieza la libertad de los demás”.
No hay muchas cosas que uno recuerde del colegio secundario:
El dúo de Vilcapugio y Ayohúma.
El trío de musgos, algas y líquenes.
Y la frase mágica que todo lo explica: La libertad de uno termina donde empieza la libertad de los demás.
Me parece encantador y nostálgico, pero creo que la libertad no funciona de este modo.
Mi libertad no termina donde empieza la libertad de nadie.
Dicho sea de paso, éste es un falso recuerdo, porque la frase se refiere al derecho, no a la libertad.
Tu derecho no frena mi libertad, en todo caso legisla sobre las consecuencias de lo que yo decida hacer libremente. Quiero decir, la jurisprudencia y la ley informan sobre la pena por hacer lo que está prohibido, pero de ningún modo evitan que lo haga.
Si la libertad es hacer lo que uno quiere dentro de ciertos límites, y éstos los van a determinar los demás, la libertad personal termina dependiendo de lo que el otro me autorice a hacer. El concepto mismo de libertad se derrumba y se termina pareciendo demasiado a los tipos de dependencia de los que hablamos...
Si nos quedáramos con este planteo, estaríamos volviendo a la idea de la libertad decidida por los demás; y creo que es obvio que esta libertad se parece mucho a una esclavitud, aunque el amo sea gentil y comprensivo, aunque el amo sea impersonal y democrático, aunque el amo sea la sociedad toda y no un individuo.
Del libro:
El Camino de la Auto-Dependencia
Jorge Bucay
LAS ESCRITURAS
Sí, hay escrituras, muchas, y filosofía elevada, ¡pero son tonterías! Son simplemente para que la gente tonta se mantenga ocupada, no para el verdadero buscador.
Lo que estoy diciendo está absolutamente vivo, es nuevo, fresco, joven. No es en absoluto tradicional. Se trata de un fenómeno totalmente diferente... tiene que serlo. Porque algunas escrituras fueron escritas hace tres mil años, estaban destinadas para el pueblo para las que fueron escritas. Esa psicología ya no funciona en el mundo. Yo te respondo a ti; aquellas escrituras respondían a su pueblo. No fueron escritas para ti. Hay un abismo de tres mil, cuatro mil, cinco mil años entre tú y esas escrituras. Son completamente irrelevantes. Tan absurdo como alguien que se ponga a estudiar física y se detenga en Newton sin llegar jamás hasta Albert Einstein.
Y desde luego cada maestro ha de hablar ante la gente que tiene disponible. Yo no le hablo a paredes, le hablo a personas; estoy respondiendo. Pero las escrituras no pueden funcionar de esa manera; no pueden crecer.
Por eso en tiempos antiguos muchos maestros insistían en que sus proverbios no debían ser escritos, para que pudieran continuar creciendo. Entonces el maestro entregaría su mensaje al discípulo, y este viviría en un mundo diferente. El maestro desaparecería y el discípulo enseñaría por propio derecho algo a otras personas. Realizaría muchos cambios, porque las personas y las situaciones han cambiado. Se trataría de un fenómeno vivo, en crecimiento. Por eso insistían en no escribirlas, porque cuando escribís un libro se convierte en algo fijo; se paraliza. Ya nadie puede cambiarlo. Si alguien lo hace, entonces los seguidores del libro se encolerizarían.
Del libro:
DÍA A DÍA
Osho
Día 169
DÍA A DÍA
Osho
Día 169
lunes, 26 de agosto de 2013
LA ESENCIA DEL TAOÍSMO EN 4 FASES
¿Qué me puedes decir del taoísmo?
*
Vasto tema.
El Taoísmo no es una filosofía sino una experiencia.
La obtienes en cuatro fases:
☯
1.- Los juicios, las preferencias, los opuestos, dominan tu mente.
Tu comprensión del Todo se fragmenta, pierdes la unidad.
☯
2.- Te das cuenta de las separaciones,no las juzgas como buenas o malas,
son complementarias, su valor depende de cómo las empleas.
☯
3.- Ves que no hay separación entre lo que existe. El tú se hace nosotros.
El tiempo es sólo presente. El aquí es el cosmos.
☯
4.- Reconoces que nada existe, que todo es un sueño.
Te ubicas en tu centro y dejas pasar el río de ilusiones.
LIBERTAD CONCEPTO ¿TEÓRICO O PRÁCTICO?
Nadie puede hacer Todo lo que Quiere, debemos aceptar con resignación que la libertad absoluta no existe.
A partir de aquí, nos encontramos con tres alternativas:
a) Sostener que una libertad con limitaciones no es tal y que, por lo tanto, el concepto de libertad es una ficción inexistente. b) Admitir que la libertad absoluta no existe, pero que una libertad relativa, limitada, condicionada, no deja de ser libertad. c) O salir al encuentro de una nueva posibilidad.
Quisiera olvidar la primera alternativa lo antes posible, porque me cuesta admitir que la libertad sea una ficción. Sin embargo, es cierto que concibo la libertad deseada como un hecho binario, se es libre o no se lo es.
No me parece razonable sostener la existencia de una “casi libertad”. ¿Será así, como una tecla de luz: sí o no? ¿O será como la mayoría de la gente sostiene, que la libertad es un tema de grados? Es decir, que se puede ser más libre, más libre, más libre... y menos libre, menos libre, menos libre... ¿Cuatro grados de libertad, seis, ocho, veinticinco...? ¿Será un asunto de más y de menos, como un potenciómetro? ¿Se puede ser libre a medias?
Si no encontráramos otra salida, deberíamos contemplar la posibilidad de estar hablando de una de esas virtudes teologales teóricamente claras pero inalcanzables en la práctica.
Carlitos tiene catorce años y es el nuevo cadete, además de ser el sobrino predilecto de don Alberto,
dueño y presidente del directorio de la gran empresa metalúrgica.
A las nueve de la mañana, mientras toma un café con leche en la oficina principal, Carlitos le dice al
ejecutivo:
—Tío, viste que estoy yendo al colegio a la noche; bueno, hoy tuvimos clase de lógica y la profe explicó el
concepto de teoría y práctica, pero yo me hice un lío bárbaro y al final no entendí nada. Ella dijo que si no
entendíamos lo pensáramos sobre un ejemplo y a mí no se me ocurre nada. ¿Me darías un ejemplo para que
yo lo entienda?
—Sí, Carlitos... A ver... Andá a la cocina y decile a María, la cocinera, que te diga la verdad, decile que
hay un cliente de la empresa que se quiere acostar con ella y que nos ofrece cien mil dólares por una noche,
preguntale si ella se acostaría con el cliente a cambio de diez mil dólares...
—Pero tío...
—Andá, hijo, andá.
El chico hace la pregunta y la cocinera, una bonita morocha de unos cuarenta largos, le dice:
—¡¡¡Diez mil dólares!!! Y... mirá, la situación está tan difícil, mi marido trabaja tanto y los gastos son
enormes. Así que... Sí, seguro que lo haría. Pero sólo para ayudarlo a él, ¿eh?
El chico vuelve y le cuenta a su tío con sorpresa:
—Dijo que sí, tío, la cocinera dijo que sí.
—Bueno, ahora andate hasta la recepción y hablá con la rubia de minifalda y pedile que te diga la verdad; contale que hay una fiesta para dos clientes del exterior que pagarían cien mil dólares si les conseguimos una
rubia como ella por una noche, preguntale si se iría a la cama con los dos por un cheque de diez mil.
—Pero tío, si Maribel tiene novio...
—Preguntale igual.
Al rato el chico vuelve asombrado.
—Tío Alberto... dijo que sí...
—Muy bien, hijo... prestá atención: En “teoría” estamos en condiciones de hacernos de doscientos mil
dólares. Sin embargo, en la “práctica” lo único que tenemos son dos putas trabajando en la empresa.
O bien la Libertad, así con mayúscula, es un mito teórico y en la práctica no existe, o bien la libertad
existe pero limitada a ciertas condiciones. El problema está en que si definimos las limitaciones de esa libertad,
otra vez aterrizamos en el punto indeseado: que la libertad no existe.
Y si la libertad no existiera, no existiría la autonomía.
Y si la autonomía no existiera, no existiría la autodependencia.
Y si la autodependencia no existiera, y sabiendo que la independencia tampoco existe, no nos quedaría
otra posibilidad que la dependencia...
Y entonces, entre otras cosas, habríamos llegado hasta aquí inútilmente.
¡¡Me niego!!
Del libro:
El Camino de la Auto-Dependencia
Jorge Bucay
domingo, 25 de agosto de 2013
ACCEDE AL PODER DEL AHORA
Las dimensiones intemporales están acompañadas por otro tipo de conocimiento, un conocimiento que no «mata» el espíritu que habita en cada criatura y en cada cosa. Un conocimiento que no destruye la sacralidad y el misterio de la vida, sino que muestra un profundo amor y reverencia por todo lo que es. Un conocimiento del que la mente no sabe nada.
ROMPE LA VIEJA ESTRUCTURA de resistencia al momento presente, de negación del presente. Convierte en práctica el hecho de retirar la atención que prestas al pasado y al futuro cuando no sean necesarios. Sal de la dimensión temporal lo más posible en tu vida cotidiana.
Si te resulta difícil entrar directamente en el ahora, comienza observando tu habitual tendencia mental a escapar de él. Observarás que el futuro suele imaginarse como mejor o peor que el presente. Si el futuro imaginario es mejor, te da esperanza o expectativas placenteras. Si es peor, crea ansiedad. Ambas son ilusorias.
La autoobservación permite la entrada automática de más presencia en tu vida. En el momento de darte cuenta de que no estás presente, estás presente. En cuanto eres capaz de observar tu mente, ya no estás atrapado en ella. Ha entrado en juego otro factor que no es mental: la presencia del testigo.
Mantente presente como observador de tu mente, de tus pensamientos y emociones, así como de tus reacciones a las diversas situaciones. Interésate al menos tanto por tus reacciones como por la situación o persona que te hace reaccionar.
Nota también cuántas veces tu atención se va al pasado o al futuro. No juzgues ni analices lo que observas.
Contempla el pensamiento, siente la emoción, observa la reacción. No las conviertas en un problema personal.
Entonces sentirás algo más poderoso que cualquiera de las cosas observadas: la presencia misma, serena y observante, que está detrás de tus contenidos mentales; el observador silencioso.
Se necesita una intensa presencia cuando ciertas situaciones provocan una reacción muy cargada de emoción, como cuando tu autoimagen se ve amenazada, cuando te topas con un desafío existencial que te da miedo, cuando las cosas «van mal» o surge un complejo emocional del pasado. En todos estos casos, tiendes a volverte «inconsciente». La reacción o la emoción se apodera de ti: te «conviertes» en ella. Eres el actor que la representa. Te justificas, acusas al otro, atacas, te defiendes..., pero no eres tú: es una pauta reactiva, es la mente en su modalidad habitual de supervivencia.
La identificación con la mente da a ésta más energía; la observación de la mente le quita fuerzas. La identificación con la mente crea más tiempo; la observación de la mente te abre a las dimensiones intemporales. La energía retirada de la mente se convierte en presencia. Si puedes sentir lo que significa estar presente, resulta mucho más fácil elegir salir de la dimensión temporal —cuando no necesitas el tiempo por motivos prácticos— y entrar profundamente en el ahora.
Esto no reduce tu capacidad de usar el tiempo —pasado o futuro— cuando tienes que referirte a él por alguna causa concreta. Tampoco reduce tu capacidad de usar tu mente; de hecho, la aumenta.
Cuando utilices la mente, ésta será más aguda, estará más enfocada.
El principal foco de atención de la persona iluminada está siempre en el ahora, aunque sigue manteniendo una conciencia periférica del tiempo. En otras palabras: continúa usando el tiempo del reloj, pero es libre del tiempo psicológico
Del libro:
PRACTICANDO EL PODER DEL AHORA
Enseñanzas, Meditaciones y Ejercicios Esenciales
Eckhart Tolle
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