"La idea de que estás aquí para realizar un "trabajo" determinado te ha sido impuesta durante siglos. Naturalmente, los que la impusieron no querían que estuvieras ocioso y disfrutaras. Ellos impusieron la idea del "trabajo" porque tu trabajo crearía riqueza, tu trabajo crearía Alejandros Magnos, tu trabajo crearía guerras...
No sé por qué esa idea, aunque sea completamente absurda, le resultó atractiva a la gente. ¿Qué trabajo están haciendo los árboles? ¿Qué trabajo están haciendo los pájaros? ¿Qué trabajo están haciendo el sol, la luna y las estrellas? El hombre es el único ser lo suficientemente loco como para pensar que tiene que realizar un trabajo determinado. Pero así es como han creado la mente obsesionada en conseguir...
Al ego le gusta pensar que tú eres indispensable para la existencia que, sin tu trabajo, la existencia no estaría completa.
Eso es lo que mis padres y mis profesores me enseñaron, que tenía que llevar a cabo un determinado trabajo en mi vida, si no, sería un vagabundo, un vago. Y yo siempre les decía: "A lo mejor ese es mi papel aquí, ¡ser un vagabundo! Alguien tiene que desempeñar el papel de vagabundo..."...
El condicionamiento que ha creado una sociedad de adictos al trabajo, que censura a los que no participan, es muy erróneo. Es cierto que existen ciertas necesidades: se necesita comida, se necesita ropa, se necesita algún cobijo. Naturalmente, para cubrir esas pequeñas necesidades, hay que hacer algo. Pero el destino de la existencia no es formar un hogar, tener hijos, y dedicarse a pelear con el cónyuge. A mí no me parece que, en el vasto panorama de la existencia, tus pequeñas estupideces estén cumpliendo algún destino.
Lo quiero enfatizar para que mi gente lo comprenda claramente: no tenemos ninguna tarea que cumplir. Lo que tenemos que hacer es unirnos a la celebración de la existencia. Esas pequeñas necesidades son solamente medidas de supervivencia. No presumas de lo grande que es el saldo de tu cuanta bancaria, la existencia no lo necesita. No presumas de tener un cargo político importante, primer ministro o presidente, la existencia ni siquiera sabe nada acerca de ti. La existencia está más en armonía con los pajarillos que cantan sin motivo alguno, por pura energía.
Yo quiero acabar con la mente obsesionada por conseguir. Esa es tu enfermedad. Quiero que te relajes y disfrutes. Simplemente haz las pocas cosas que sean necesarias, o mejor aún, apáñatelas para que alguien las haga por ti. Depende de tu inteligencia...
Yo no soy un mensajero que va diciendo que hay que hacer esto o lo otro. Yo no impongo ninguna disciplina, excepto la libertad. No tengo ningún mandamiento; los mandamientos han destruido la dignidad del hombre. Quiero que recuperes la dignidad de los árboles, la dignidad de los pájaros, la dignidad de los océanos, de las cumbres de los himalayas, la dignidad de las estrellas. Todas esas cosas están celebrando, danzando, disfrutando, rebosando de energía. El único que trabaja es el ser humano.
Yo quiero transformar incluso esas pequeñas tareas que tú haces. Hazlas más ascéticas, más creativas. Conviértelas en una gran dicha, porque se trata de tu vida. Te proporcionan comida, vestimenta; así que, lo que quiera que hagas, no es una tarea, es simplemente para permanecer en este cuerpo el mayor tiempo posible y celebrar la existencia...
Hay que vivir cada momento en belleza, en dicha, hay que convertir cada momento en un festival de luces".
Osho
Creer en lo imposible antes del desayuno.
La experiencia de la auténtica realidad
Tomado del blog: Osho Maestro