lunes, 31 de marzo de 2014
DOLOR-ALEGRÍA
BUSCA CUALQUIER SEÑAL DE INFELICIDAD EN TI, del tipo que sea; puede tratarse del despertar del cuerpo-dolor. A veces toma la forma de irritación, impaciencia, un estado de ánimo sombrío, deseo de hacer daño, ira, furia, depresión, la necesidad de dramatizar las relaciones, etc. Atrápalo en el momento en que despierta de su estado latente.
El cuerpo-dolor, como cualquier otra entidad existente, quiere sobrevivir, y sólo puede hacerlo si consigue que te identifiques inconscientemente con él. Entonces puede emerger, apropiarse de ti, «convertirse en ti» y vivir a través de ti. Necesita conseguir su «alimento» a través de ti.
Se alimentará de cualquier experiencia que resuene con su energía característica, algo que produzca dolor del modo que sea: ira, ganas de destruir, odio, pena, drama emocional, violencia e incluso enfermedad. Cuando se ha apropiado de ti, el cuerpo-dolor crea en tu vida una situación que refleje su propia frecuencia energética para poder alimentarse de ella. El dolor sólo puede alimentarse de dolor. El dolor no puede alimentarse de alegría; le resulta totalmente indigesta.
En cuanto el cuerpo de dolor se apropia de ti, quieres más dolor. Te conviertes en una víctima o en un agresor.
Quieres causar dolor, sufrirlo, o las dos cosas. En realidad no hay mucha diferencia entre ambas. Como no eres consciente de lo que haces, afirmarás vehementemente que no quieres sufrir. Pero si miras de cerca, verás que tu manera de comportarte y tu forma de pensar están diseñadas para perpetuar el dolor, tanto para ti mismo como para los demás. Si realmente fueras consciente de él, este patrón se disolvería, porque desear más dolor es una locura y nadie está conscientemente loco.
El cuerpo-dolor, que es la oscura sombra proyectada por el ego, en realidad teme la luz de tu conciencia. Tiene miedo de que lo descubras. Su supervivencia depende de que sigas identificándote inconscientemente con él, así como de tu miedo inconsciente a afrontar el dolor que habita en ti. Pero si no lo afrontas, si no llevas la luz de tu conciencia al dolor, te verás obligado a revivirlo una y otra vez.
El cuerpo-dolor puede parecerte un monstruo peligroso que no te atreves a mirar, pero te aseguro que es un fantasma insustancial incapaz de prevalecer ante el poder de tu presencia.
CUANDO TE CONVIERTES EN EL OBSERVADOR y empiezas a dejar de identificarte, el cuerpo-dolor sigue operando durante cierto tiempo e intenta engañarte para que vuelvas a identificarte con él. Aunque ya no le das energía mediante la identificación, tiene cierta inercia, como una rueda que continúa girando aunque no esté recibiendo impulso. En este estadio puede crear tensiones en distintos puntos del cuerpo, pero no durarán.
Mantente presente, mantente consciente. Sé el guardián siempre atento de tu espacio interno. Tienes que estar lo suficientemente atento como para observar el cuerpo-dolor directamente y sentir su energía. Entonces no podrá controlar lo que piensas.
No olvides que en cuanto tu pensamiento se alinea con el campo energético de tu cuerpo-dolor, te identificas con él y vuelves a alimentarlo con tus pensamientos. Por ejemplo, si la vibración energética predominante del cuerpo-dolor es la ira y cultivas pensamientos iracundos en los que te repites lo que alguien te hizo y cómo le vas a responder, entonces te has vuelto inconsciente y el cuerpo-dolor se ha convertido en «ti». Debajo de la ira siempre hay dolor.
O cuando te invade un estado de ánimo sombrío y empiezas a entrar en un patrón mental negativo pensando en lo horrible que es tu vida, tu pensamiento se ha alineado con tu cuerpo-dolor y tú te has vuelto inconsciente y vulnerable a sus ataques.
Ser «inconsciente», tal como uso la palabra aquí, significa identificarse con algún patrón emocional o mental.
Implica una ausencia total del observador.
PRACTICANDO EL PODER DEL AHORA (extracto)
Enseñanzas, Meditaciones y Ejercicios EsencialesEckhart Tolle
domingo, 30 de marzo de 2014
ROMPER LA IDENTIFICACIÓN CON EL CUERPO-DOLOR
EL CUERPO-DOLOR NO QUIERE QUE LO OBSERVES DIRECTAMENTE y lo veas como es. En el momento que lo observas, en cuanto sientes su campo energético dentro de ti y llevas tu atención hacia él, la identificación se rompe.
Ha aparecido una dimensión superior de conciencia. Yo la llamo presencia. Ahora eres el testigo u observador del cuerpo-dolor. Esto significa que ya no puede usarte pretendiendo ser tú, ya no puede alimentarse a través de ti. Has encontrado tu mayor fuerza interior.
Algunos cuerpos-dolor son molestos pero relativamente inocuos, como un niño que no deja de lloriquear. Otros son monstruos depravados y destructivos, auténticos demonios. Algunos son violentos físicamente, y muchos son emocionalmente agresivos. Algunos atacan a la gente cercana, la gente que rodea a la persona, mientras que otros pueden atacar a su anfitrión. En ese caso, tus pensamientos y sentimientos relativos a tu propia vida se vuelven profundamente negativos y autodestructivos. Las enfermedades y los accidentes suelen producirse así. Algunos cuerpos-dolor llevan a sus anfitriones al suicidio.
Cuando pensabas que conocías a alguien y de repente te enfrentas con esta detestable criatura alienígena por primera vez, es probable que te lleves un buen susto. Pero es más importante observarla en ti mismo que en otras personas.
PRACTICANDO EL PODER DEL AHORA (extracto)
Enseñanzas, Meditaciones y Ejercicios Esenciales
Eckhart Tolle
sábado, 29 de marzo de 2014
CUIDADO CON LOS EXPERTOS (EL RÍO PERDIDO)
Si dejáramos a los padres sentir las cosas que las madres dicen sentir en exclusividad, quizás no existirían tantos papás abandonando a sus hijos.
Si la madre cree tener unívocamente derecho a la posesión sobre los hijos y la sociedad se la avala, ¿qué lugar le queda al papá?. Es responsabilidad del papá la manutención económica y de la mamá la contención y la presencia afectiva.
Así, la estructura social dice que a la madre no se la puede separar del chico, con toda razón, y que si se puede separar al padre del chico, con no se cuánta razón.
Y sin embargo eso dicen los expertos. ¿Podemos creerles?.
En la película “Juego de seducción”, un hombre de aspecto rural cuenta en cámara la siguiente historia:
Cuando yo tenía 8 años, encontré el Río Perdido. Nadie sabía dónde estaba, nadie en mi condado podía decirte cómo llegar, pero todos hablaban de el. Cuando llegué por primera vez al Río Perdido, me di cuenta rápidamente de que estaba allí. Uno se da cuenta cuando llegue. ¡Era el lugar mas hermoso que jamás vi, había árboles que caían sobre el río y algunos peces enormes navegaban en las aguas transparentes!. Así que me saqué la ropa y me tiré al río y nadé entre los peces y sentí el brillo del sol en el agua, y sentí que estaba en el paraíso. Después de pasar la tarde de ahí, me fui marcando todo el camino hasta llegar a mi casa y allí le dije a mi padre:
- Papá, encontré el Río Perdido.
Mi papá me miró rápidamente y se dio cuenta de que no mentía. Entonces me acarició la cabeza y me dijo:
- Yo tenía mas o menos tu edad cuando lo vi por primera vez. Nunca pude volver.
Y yo le dije:
- No, no... Pero yo marqué el camino, dejé huellas y corté ramas, así que podemos volver juntos.
Al día siguiente, cuando quise volver, no pude encontrar las marcas que había hecho, y el río se volvió perdido también para mi. Entonces me quedó el recuerdo y la sensación de que tenía que buscarlo una vez mas.
Dos años después, una tarde de otoño, fuimos a la dirección de guardaparques del condado porque mi papá necesitaba trabajo. Bajamos a un sótano, y mientras papá esperaba un una fila para ser entrevista, vi que en una pared había un mapa enorme que reproducía cada lugar del condado: cada montaña, cada río, cada accidente geográfico estaba ahí. Así que me acerqué con mis hermanos, que eran menores, para tratar de encontrar el Río Perdido y mostrárselo a ellos. Buscamos y buscamos, pero sin éxito.
Entonces se acercó un guardaparques grandote, con bigotes, que me dijo:
- ¿Qué estás buscando, hijo?
- Buscamos el Río Perdido - dije yo, esperando su ayuda.
Pero el hombre respondió:
- No existe ese lugar.
- ¿Cómo que no existe?. Yo nadé ahí.
Entonces el me dijo:
- Nadaste en el Río Rojo.
Y yo le dije:
- Nadé en los dos, y se la diferencia.
Pero el insistió:
- Ese lugar no existe.
En eso regresó mi papá, le tiré del pantalón y le dije:
- Decile, papá, decile que existe el Río Perdido.
Y entonces el señor de uniforme dijo:
- Mirá niño, este país depende de que los mapas sean fieles a la realidad.
Cualquier cosa que existiera y no estuviese aquí en el mapa del servicio oficial de guardaparques de los Estados Unidos, sería una amenaza contra la seguridad del país. Así que si en este mapa dice que el Río Perdido no existe, el Río Perdido no existe.
Yo seguí tirando de la manga de mi papá y le dije:
- Papá, decile...
Mi papá necesitaba el trabajo, así que bajó la cabeza y dijo:
- No hijo, el es experto, si el dice que no existe...
Y ese día aprendí algo: Cuidado con los expertos. Si nadaste en un lugar, si mojaste tu cuerpo en un río, si te bañaste de sol en una orilla, no dejes que los expertos te convenzan de que no existe. Confiá mas en tus sensaciones que los expertos, porque los expertos, son gente que se moja pocas veces.
¿Cuántos hijos habrán tenido esos expertos que excluyen del vínculo emocional a los padres?.
¿En que río no habrán nadado?
La verdad, ¿qué importa lo que digan los psicólogos?. Que importa lo que diga yo, lo que digan los libros, ¡que importa lo que diga nadie!. Lo que importa en el amor es lo que cada uno siente.
Porque cada uno sabe perfectamente cuánto quiere a sus hijos, porque en todo caso este es tu Río Perdido, el que no está en ningún mapa.
Extracto del libro:
El Camino del Encuentro
Jorge Bucay
viernes, 28 de marzo de 2014
RECIPROCIDAD DIFERIDA
La sensación de pertenencia y de la incondicionalidad es de los padres para con los hijos, pero de ninguna manera de los hijos para con los padres.
¿Serán capaces los hijos de sentir esto alguna vez?
Si... por sus hijos. Pero no por mi.
El amor de los padres es un amor desparejo que se completa en la generación siguiente. Se trata de un caso de reciprocidad diferida o mas bien, debo decir, desplazada, devolverás en tus hijos lo que yo te di.
No es ningún mérito querer a los hijos, pero para que ellos puedan querernos, van a tener que tomarse todo el trabajo.... Van a tener que empezar por ver un pedazo de nosotros en el cual se pueden proyectar...identificarse luego con él... y transformar esa identificación en amor. Y entonces nos querrán (o no) dependiendo de lo que les haya pasado en ese vínculo.
Estoy hablando del amor de la madre y del padre. La vivencia de la prolongación no es una cosa selectiva de la mamá, es una vivencia de la mamá y del papá.
Hay mujeres que, además del privilegio del embarazo, creen tener el oscuro derecho de negar que a los hombres también nos sucede esto con nuestros hijos.
En una de mis charlas, una señora me dijo:
“Yo estudié que el amor de la madre por el hijo se da naturalmente, y que el amor del padre por el hijo se da a través del deseo por la madre”.
Y siguió ante la mirada de la sala.
“No lo digo desde mi, sino por estudios que se han hecho...”.
Lo que ocurre es que algunos de los primeros terapeutas eran bastante antiparentales. Yo creo que era una manera de confrontar la tradicional verticalidad de la educación escolástica. En verdad, no se que habrá pasado con aquellos psicoanalistas y sus hijos, pero lo que me pasó a mi y lo que le pasa a la gente que yo conozco, es que siente el amor por lo hijos desde todos lados y mas allá de la historia del amor por su madre, de lo contrario, no se entendería como un padre es capaz de dar su vida por el hijo y no siempre por su esposa. Algo debe pasar. A mi no me coincide. Es mas, creo que si alguien quiere a su hijo a partir del amor de la esposa, algo muy complicado le está pasando en la cabeza. Mas allá de lo que digan los libros.
Si bien es verdad que porcentualmente se ven mas hijos abandonados por los padres que por las madres, habría que ver si esto demuestra que los padres son incapaces de querer a los hijos como una prolongación propia, o si es el afecto de una derivación social, donde el lugar que se le da al padre motiva esta actitud.
Extracto del libro:
El Camino del Encuentro
Jorge Bucay
jueves, 27 de marzo de 2014
¿HASTA QUÉ PUNTO PUEDE UNO VERSE A SÍ MISMO?
Alejandro Jodorowsky comenta en Plano Sin Fin:
El verse a sí mismo es el obstáculo mayor en el camino que conduce a la iluminación.
Cuando Bodhidharma, fundador de la escuela zen en China, llegó de la India a ese Imperio y fue recibido por el Emperador, este le preguntó: “He fundado incontables monasterios y hecho traducir otros tantos textos sagrados, ¿qué mérito tengo?”.
El iluminado le respondió:”¡No hay méritos!” El gran mandatario, ofendido, le gritó: “¿Quién eres tú para despreciarme así?” El santo respondió “No lo sé”…
Esta es la anécdota esencial del budismo zen. Si tú te ves a ti mismo, te divides en dos: el que ve y el que es visto. Esta dualidad destruye la unidad esencial del ser. El Maestro zen Ryokan, explica esto con simpleza en un poema:
“Sin saberlo la flor llama a la mariposa.
Sin saberlo la mariposa viene a la flor.
Yo no conozco al otro.
El otro no me conoce a mí.”
Cuando me preguntan “¿Quién es Jodorowsky?”, respondo: “No sé quién soy pero lo siento.”. La definición de uno mismo puede compararse a una nube, y el ser esencial, unitario, al sol. Definirse a sí mismo puede compararse a proyectar una sombra sobre el inconsciente cósmico (simbolizado por el mar).
El monje que medita se compara a una montaña. El cielo azul es la mente sin limites, que no se autodefine, no se divide. El actor y el espectador se han amalgamado… Espero que ahora se comprenda la continuación del poema de Ryokan:
“Cuando la nube recubre al sol
su sombra se alarga a lo lejos sobre el mar.
Y aunque la sombra no desaparezca bajo la montaña
el cielo encima de la montaña sigue totalmente azul.”
El ego, ilusión formada por la familia, la sociedad y la cultura, es dual: actúa al mismo tiempo que se ve actuar. No se puede eliminar, se le puede domar.
Si la sombra en lugar de cubrirla, es cubierta por la montaña, no oculta la limpidez de la mente…
La sombra llegó a quejarse ante Dios: “La luz me agrede, es mi enemiga, castíguela por favor” Dios respondió: “Llamaré a la luz para que me dé su versión”. Cuando llegó la luz, la sombra cesó de estar ahí.
Tomado de la web:
Plano Sin Fin
EL AMOR A LOS HIJOS
El mecanismo de identificación proyectiva, por el cual me identifico con algo que proyecté, es muchas veces el comienzo de lo que comúnmente llamamos “querer a alguien”. De esto se trata el sentimiento afectivo.
Sucede así con todas las relaciones, pareja, amigos, primos, hermanos, sobrinos, tíos, cuñadas y amantes, sucede con todos menos con los hijos. Y la excepción se debe a una sola razón: A los hijos no se los vive como otros.
Como dije en El camino a la autodependencia cuando un hijo nace lo sentimos como una prolongación nuestra, literalmente. Y si bien es un ser íntegro y separado, que está afuera, no dejamos de vivirlo de este modo.
Hay una patología psiquiátrica que se llama personalidad psicopática. Puede tratarse de criminales, delincuentes, torturadores o cualquier cosa, lo único que les importa a los psicópatas es la propia satisfacción de sus ambiciones personales y, dada su estructura antisocial, no tienen inconvenientes en matar al prójimo si con ellos pueden conseguir lo que desean.
Se trata de personas que no aceptan límites. Los psicópatas no pueden decir “si yo fuera el”, no pueden ni por un momento pensar en función del otro, sólo pueden pensar en si mismos. Si no pueden identificarse tampoco pueden hacer el mecanismo de identificación proyectiva y como el afecto empieza por la identificación, entonces no pueden querer a nadie.
Sin embargo, cuando por alguna razón un torturador tiene hijos, con ellos puede ser entrañable. Un psicópata puede llegar a hacer por los hijos cosas que no ha hecho nunca por ninguna otra persona, y lo hace aunque a la madre de esos mismos hijos, la maltrate, la golpee, la humillo o simplemente la ignore. Porque los hijos son vividos como una parte de el mismo, y entonces los trata como tal, con lo mejor y lo peor de su trato consigo mismo.
Esto confirma para mi, que el mecanismo de identificación proyectiva es para con todos menos para con mis hijos, porque para quererlos a ellos este mecanismo no es necesario. para nosotros, que no somos psicópatas, los hijos son también una parte nuestra con vida afuera o, como diría Atahualpa refiriéndose a la amistad, “como uno mismo en otro pellejo”.
Todos tratamos a nuestros hijos de la misma manera, con el mismo amor, y a veces, tristemente, con el mismo desamor que tenemos por nosotros mismos.
Alguien que se trata bien a si mismo podrá tratar muy bien a sus hijos.
Alguien que se maltrate va a terminar maltratando a sus hijos.
Y posiblemente, alguien que viva abandonándose a si mismo, es capaz de abandonar a un hijo.
Porque no hay otra posibilidad mas que hacerles a nuestros hijos lo mismo que nos hacemos a nosotros.
Sin embargo, como hijos de nuestros padres, nosotros no sentimos que ellos sean una prolongación nuestra, y de hecho no lo son.
Mis hijos son para mi un pedazo de mi vida y por eso los amo incondicionalmente, pero yo no lo soy para ellos.
Extracto del libro:
El Camino del Encuentro
Jorge Bucay
miércoles, 26 de marzo de 2014
LA VERDAD ES UNA EXPERIENCIA, NO UNA CREENCIA
La verdad nunca se conoce estudiándola; hay que encontrar la verdad, hay que hacerle frente. Quien estudia el amor es como quien estudia el Himalaya viendo un mapa de las montañas. ¡El mapa no es la montaña! Si te obsesionas demasiado con el mapa, no verás la montaña. Si te obsesionas demasiado con el mapa, puedes tener la montaña delante de ti, pero seguirás sin ser capaz de verla.
Y es así. La montaña está delante de ti, pero tus ojos están llenos de mapas, mapas de la montaña, mapas de esa misma montaña hechos por diversos exploradores. Unos han escalado la montaña por la cara Norte, otros por el Este. Han hecho distintos mapas: el Corán, la Biblia, el Gita... diferentes mapas de la misma verdad. Pero tú estás tan lleno de mapas, tan agobiado por su peso que no puedes moverte ni un centímetro. No puedes ver que la montaña está delante de ti, las cumbres de nieve inmaculada brillando como el oro bajo el sol de la mañana. No tienes ojos para verlo.
Osho
MUERTE Y MEDITACIÓN
En cuanto sabes que vas a morir en unos días, inmediatamente este mundo -el dinero, el banco, los negocios, esto y aquello-se convierte en algo inútil. No deja de ser más que un sueño, y tú empiezas a despertar.
En cuanto le dieces a un hombre que va a morir en un periodo de tiempo específico, y es seguro -el hombre ya está muerto en cierto sentido y empieza a pensar en el futuro-, entonces la meditación es posible. En cuanto una persona sabe que va a morir, se desprenderá de muchas tonterías por propia voluntad. De inmediato la totalidad de su visión se transforma.
Si tienes que marcharte mañana, empiezas a hacer las maletas y ya no te preocupa la habitación que ocupas en este hotel. De hecho, ya no estas aquí; preparas tus maletas y cosas y piensas en el viaje. Lo mismo sucede con una persona cuando le dices que va a morir, que la muerte es segura y no se puede evitar y que no debería seguir tonteando; ha llegado el momento decisivo y sabe que ha desperdiciado demasiado de su vida... De inmediato el hombre le da la espalda al mundo y empieza a escudriñar en la oscuridad del futuro.
En ese momento, si le hablas sobre la meditación, estará dispuesto a practicarla... y ese puede ser el mayor de los regalos.
Extracto del libro:
DÍA A DÍA
Osho
Día 228
Osho
Día 228
TRANSACCIÓN NO COMERCIAL
Cuando en términos de intimidad hablo de confianza, me refiero a la certeza a priori de que no estás mintiendo. Puede ser que decidas no contarme algo, que decidas no compartir algo conmigo, es tu derecho y tu privilegio, pero no me vas a mentir, lo que decidas decirme es la verdad, o al menos lo que honestamente vos creés que es la verdad. Podés estar equivocado, pero no me estás mintiendo.
La confianza en una relación íntima implica tal grado de sinceridad con el otro, que yo no contemplo la posibilidad de mentirle.
Es importante acceder a este desafío: darse cuenta de que el amor, la atracción y la confianza son cosas que suceden o que no suceden. Y si no suceden, la relación puede ser buena, pero no será íntima y trascendente.
Siempre digo que la vida es una transacción no comercial, una transacción a secas donde uno da y recibe. La intimidad está muy relacionada con aquello que doy y aquello que recibo. Y esto algo que a veces cuesta aprender.
Hay gente que va por el mundo creyendo que tiene que dar todo el tiempo sin permitir que le den nada,
creyendo que con su sacrificio están contribuyendo a sostener el vínculo. Si supieran lo odioso que es estar al
lado de alguien que da todo el tiempo y no quiere recibir, se llevarían una sorpresa.
Creen que son buenos porque están todo el tiempo dando, “sin pedir nada a cambio”. Es muy fastidioso estar
al lado de alguien que no puede recibir.
Una cosa es no pedir cosas a cambio de lo que doy y otra muy distinta es negarme a recibir algo que me dan
o rechazarlo porque yo decidí que no me lo merezco. Muy en el fondo el mensaje es “lo que das no sirve”, “tu
opinión no importa”, “lo tuyo no vale” y “vos no sabés”.
Hay que saber el daño que le hacemos al otro por negarnos a recibir lo que el otro, desde el corazón, tiene
para darnos.
La transacción que es la vida permite la entrega mutua que es, por supuesto, un pasaporte a la intimidad.
Como en todas las mesas, cada pata es indispensable. Pero en la mesa de tres, la necesidad es mucho mas
rigurosa.
En una mesa de cuatro patas, hasta cierto punto puedo equilibrar lo que apoyé en ella aunque falte una pata.
En las mesas de tres, en cambio, basta que una esté ausente o dañada para que la mesa y todo lo que
sostenía se venga abajo.
No creo que todos los encuentros deban terminar siendo relaciones íntimas, pero si sostengo que
sólo éstas le dan sentido al camino.
Extracto del libro:
El Camino del Encuentro
Jorge Bucay
martes, 25 de marzo de 2014
HACER EL BIEN
Haz lo que sea necesario en la vida, pero no olvides mantenerte distante. Deja que suceda en la periferia; el centro se mantiene desvinculado.
Uno ha de hacer cosas, de modo que uno no deja de hacerlas, pero no debería sentirse perturbado por ellas. No es más que una actuación, una representación. En cuanto entiendes esto, puedes estar en cualquier parte, en cualquier clase de trabajo y mantener la ecuanimidad; puedes mantenerte absolutamente no contaminado.
El problema es que a lo largo de los siglos al hombre se le ha enseñado a hacer el bien, no el mal, a hacer esto, no aquello. El hombre ha recibido mandamientos, cosas que se pueden hacer y cosas que no. Yo no te doy ningún mandamiento. No me preocupa lo que haces, mi única preocupación es con tu ser. Si estas en silencio, feliz, centrado, haz lo que haya que hacer y no habrá problema.
Si no estas centrado, integrado en tu interior; si no te hallas en un estado de meditación, entonces ni siquiera hacer el bien ayudará. Por esa causa ves que tantas personas que no dejan de hacer el bien únicamente lo hacen porque buscan obtener un prestigio con ello. Hacen daño, su resultado último es el daño. El énfasis ha de estar no en hacer, sino en ser, y esto es un fenómeno totalmente diferente. No importa que sean abogados, médicos, ingenieros, prostitutas o políticos; no importa lo que haces. Lo único que importa es saber si estas centrados en tu ser. Eso cambiará muchas cosas.
Extracto del libro:
DÍA A DÍA
Osho
Día 227
Osho
Día 227
lunes, 24 de marzo de 2014
USAR MEDICINALMENTE
Siempre que haya algo de presión del exterior, la entrada directa a la meditación se torna difícil. De modo que antes de meditar; durante un periodo de quince minutos, tienes que hacer algo para cancelar la presión.
Durante quince minutos, siéntate en silencio, piensa que todo el mundo es un sueño... ¡y lo es! Piensa que es un sueño y que no hay nada de importancia en él. Eso es lo primero.
Lo segundo. Tarde o temprano todo desaparecerá..., también tú. No siempre estuviste ahí, no siempre lo estarás. De manera que nada es permanente. Y tercero: solo eres testigo. Esto es un sueño pasajero, una película. Recuerda estas tres cosas: que este mundo es un sueño y que todo va a pasar, incluso tú. La muerte se acerca y la única realidad que hay es la del testigo, de modo que solo eres testigo. Relaja el cuerpo, luego se testigo durante quince minutos y después medita. Podrás entrar en la meditación y ya no habrá problema.
Pero siempre que sientas que esa meditación se ha vuelto sencilla, para; de lo contrario se volverá habitual. Ha de ser utilizada solo en condiciones específicas, cuando es difícil entrar en la meditación. Si la haces todos los días, está bien, pero perderá su efecto, y entonces dejará de funcionar. Así que úsala medicinalmente. Cuando las cosas vayan mal y se compliquen, hazlo, y te despejará el camino y serás capaz de relajarte.
Extracto del libro:
DÍA A DÍA
Osho
Día 226
Osho
Día 226
domingo, 23 de marzo de 2014
EN CUANTO UNA PERSONA SABE QUE VA A MORIR
El próximo miércoles publicamos el post completo, pero mientras el titulo del tema. Amamos la obra de Osho. No se lo pueden perder. Es mágico cuando estas alineado con tu interior y lees algo como esto.
LOS DOS MONJES BUDISTAS
Este cuento budista en especial nos gusta mucho, ya lo hemos publicado pero lo volvimos a leer en otro libro. Lo volvemos a publicar, esperamos también les guste.
Dos monjes Budistas estaban paseando fuera del monasterio.
Uno era un viejo maestro aproximadamente de unos noventa años y el otro eran un principiante joven. Ellos estaban cerca de una corriente de agua que había inundado sus bancos.
Al lado de la corriente había una joven hermosa que les dijo, "Mirad, Maestros, está todo inundado.
¿Me ayudaría usted a travesar la corriente?".
El joven monje estaba horrorizado ante el hecho de tener que tomarla para travesar el charco, pero el viejo con calma la tomó y la llevó a través la corriente. Cuando llegaron al otro lado de la corriente, él la dejó y los dos monjes continuaron caminando. El joven no podía dejar de pensar en este incidente y finalmente le dijo al más viejo, " ¡Maestro! Usted sabe que hemos jurado abstinencia. No nos permiten tocar una joven hermosa así. ¿Cómo podría usted tomar a aquella joven hermosa en sus brazos y dejarle poner sus manos alrededor de su cuello, sus pechos al lado de su pecho, y llevarle a través de la corriente así? ". Y el anciano le dijo, "¡Hijo mío, usted todavía la lleva encima! ".
Extracto del libro:
Recopilaciones "Cuentos y Fábulas del Buda"
Sri Deva Fénix
Recopilaciones "Cuentos y Fábulas del Buda"
Sri Deva Fénix
sábado, 22 de marzo de 2014
ANSIEDAD ANTICIPATORIA Y SUMISIÓN
Dos consecuencias típicas de la subordinación afectiva: ansiedad anticipatoria («Me va a dejar») y sumisión («Temo decirle que ʻnoʼ»).
Si estás por debajo de tu pareja en el juego del poder afectivo, es probable que aparezcan en ti dos síntomas claros de inseguridad y temor:
A. Buscar la certeza de que nunca te dejarán, lo cual es imposible.
Y como la probabilidad real de perder al otro nunca es cero, el miedo al abandono estará activado constantemente. A esto lo llamamos ansiedad anticipatoria: adelantarse a la «catástrofe » del desamor o de la soledad impuesta y obligada. Los dependientes afectivos suelen convertirse en expertos lectores de las emociones y los gestos de su pareja, es
perando hallar indicadores de desamor. Un paciente me decía con angustia: «Ella es
muy tranquila, nunca muestra celos, ni me pregunta adónde voy ni con quién. Confía
tanto en mí que me hace dudar... ¿O será una estrategia para que yo no le pregunte?».
La paranoia siempre se filtra cuando la incertidumbre está presente. A la esposa de mi
paciente no le pasaba nada raro, simplemente era una mujer que practicaba una relación
independiente: podía ser ella misma estando en pareja. Nuestra cultura ha asociado
el amor al sufrimiento, de tal manera que si la relación no genera ningún tipo de
«dolor amoroso», el amor es insuficiente, sospechoso o enclenque. ¡Qué gran estupidez
y cuánta gente lo piensa!
El compromiso afectivo no se instaura sobre la base de la invasión mutua, tal
como promulgan los adictos afectivos. Amar tampoco es una declaración de guerra o
una apropiación indebida del ser ajeno: aunque te duela reconocerlo, tu pareja no te
pertenece, no es «tuya». Es enfermizo pensar que la persona que amas te dejará
porque no es tan adicta como tú. Si lo que pretendes para estar tranquila o tranquilo es
ver a tu pareja tumbada, con ojeras, deprimida y temerosa de que la dejes, tienes los
cables cruzados: no es ella la que debe pegarse a ti, sino que eres tú quien debe desapegarse
de ella en el sentido que he descrito antes.
B. Si la estrategia que utilizas para no dejar ir a la persona amada es la obediencia
ciega, tal como dije antes, el efecto será paradójico: el recurso de decir «sí» a todo
y someterse termina por cansar al otro. Si tu pareja es más desapegada que tú, no tienes
que rendirle honores. El mecanismo de sumisión funciona como una espiral descendente:
cada vez que te sometes, te apegas más. No digo que comiences una
guerra de desamor y alejamiento, sino que pienses y actúes de manera más libre, sin
estar encadenado o encadenada a nadie. La esclavitud afectiva no es una ficción o un
hecho pasado de moda. Está vigente y destruye a infinidad de individuos en todo el
mundo: ocurre cuando el miedo a perder al otro hace que te olvides de tu persona.
Extracto del libro:
Manual Para No Morir de Amor
Walter Riso
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